Capítulo 58

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Me miré al espejo, tenía unas asquerosas ojeras bajo mis ojos que tuve que ocultar con maquillaje. Dejé mi cabello suelto, ya que no tenía muchas ganas de peinarme. Sentía mi cuerpo cansado y mi energía había decaído de forma notable. Sin embargo, sonreí para darme los ánimos que necesitaba para sobrevivir un día más de universidad. Había ingresado hace tres semanas y lo poco que llevábamos ya me encantaba, era definitivamente mi lugar. Mis compañeros fueron todos amables y simpáticos, así que esperaba llevarme bien con ellos al término de la carrera, pero algunos se terminaron yendo, ya que los profesores comenzaron con y a muchos la carrera no les gustó.

Tomé una manzana del frutero y salí de mi departamento para irme caminando hacia la universidad, pero recibí una llamada de Mitsuya por lo que tuve que ir hacia la oficina de Pah-chin. No tuve problema con eso, pues hoy como día lunes tenía solo una clase y era a las cinco de la tarde. Boté el corazón de la manzana en un basurero y entré al edificio. La recepcionista me reconoció y me saludó, por lo que yo moví mi mano con una pequeña sonrisa. Entré a la habitación en donde Pah-chin estaba junto a Peh-yan y Mitsuya.

-Hola chicos.

-¡Hey, Maya-chan!

-No me digas así, Pah-chin. -hice una mueca y me dejé caer al lado de Mitsuya, quien se veía fabuloso con ese mullet-. ¿Para qué me llamaste?

-Estábamos viendo departamentos, el que Pah-chin te encontró es muy bonito.

-¡Lo encontré yo! -gritó indignado Peh-yan.

-Lo que sea. Yo estaba pensando en conseguir un pequeño estudio.

-Podrías vivir conmigo, así el estudio lo utilizas solamente para confeccionar.

-¿En serio?

-Claro.

Vivía sola desde el año pasado, pues luego de ese encuentro con Mikey, me terminé yendo de su casa y viví con Pah-chin un tiempo hasta que me encontró un departamento. Fue un proceso difícil, pero aquí estamos. La puerta se abrió, así que miré sobre mi hombro y mi rostro se iluminó cuando vi a Takemicchi, Hakkai y Chifuyu.

-¡Chicos! -corrí hacia ellos y los abracé.

-¡Ah que sorpresa, Amaya, estás aquí también! -exclamó Hakkai abrazándome.

Sonreí-. Hola Takemicchi.

-Maya-chan...

-No me llames así, por favor. Todos me están llamando Amaya, así que se quede así. -le expliqué-. ¿Vienen a buscar departamentos?

-Yo sí, ya estoy cansado de vivir con Yuzuha. -habló Hakkai.

-Ya, ella es un amor. -le dije volviendo a sentarme.

-Ella te muestra ese lado, Amaya. -me dio una mirada aterradora y yo reí un poco.

Los chicos siguieron viendo los departamentos y yo también ayudé un poco. Incluso les ofrecí ayudarlos con algo de dinero y ellos me sonrieron agradecidos. Todavía seguía teniendo fortuna por parte de mis padres, aunque ellos siguieran en prisión. Y además los Tachibana también depositaban cierta cantidad de dinero a mi cuenta bancaria cada un periodo de tiempo determinado. Y eso me molestaba, pero era el contrato que tuve que firmar por ser la representante legal de aquellos documentos.

-¿Deberíamos pedir algo para comer? -preguntó Pah-chin.

-Eso lo harás tú. -me puse de pie y me acerqué a su mesa quitándole un lápiz-. Ese es el número de mi cuenta bancaria y mi correo, voy a depositarte el dinero para el departamento de Mitsuya. Así que tú -me giré al chico-, me llamas cuando hayas decidido algo.

-No es necesario, Amaya. -me miró suave.

-Lo es, quiero hacerlo por todo lo que hiciste por mí alguna vez. Y sabes que soy terca, no me harás cambiar de opinión tan fácil.

-Eres tan genial, Amaya. Deberías hacerte socia con nosotros. -habló Peh-yan mirándome por sobre sus lentes de sol.

-Solo un idiota usa lentes de sol en un lugar cerrado. Y ni lo sueñes, no me meteré en negocios truchos.

-¡Ya! -gritó Pah-chin indignado, le saqué la lengua.

-¡¿Cómo me has llamado?!

Miré a Takemicchi y a los demás, ignorando los alegatos de ese dúo dinámico.

-Ustedes están muy lindos.

-¿Cierto? -habló Hakkai-. El cabello largo me favorece bastante.

Miré con más detenimiento a Takemicchi, algo me decía que venía del futuro.

-¿Conversamos después?

-C-claro. -me respondió.

Miré a Chifuyu-. Que te vaya bien en tu trabajo. Cualquier eventualidad me llamas.

-Entendido, Amaya-san.

Volteé los ojos-. ¿Ahora qué te dio por decirme "san"?

-Es que te ves muy grande. -hizo un puchero y yo me reí.

Me despedí de ellos y me fui de allí. Aún no era la hora de mi clase, por lo que pasé a comer algo y a darme la vuelta por todo el centro sin hacer nada en específico. Sin embargo, mi cabeza divagó en Mikey, aquel chico que se había ganado mi corazón, pero que ahora lo había destruido en mil pedazos. Todavía no entendía los motivos por el cuál haberse puesto de esa forma y conseguir el odio de todos nosotros. No tenía sentido, nada lo tenía.

Cuando llegó la hora de la universidad, me fui casi corriendo del arcade en donde estaba. Los campus verdes siendo regados provacaban que el olor a tierra mojada saliera a la luz causándome tranquilidad.

-¡¡Llegaste!! -gritó Saori cuando estuve en la sala-. Ya me tenías preocupada niña.

-Ya -reí-, ya llegué sana y salva.

Me senté dejando escapar un suspiro.

-Hoy te veo más feliz.

-¿Uh? ¿En serio? -la miré con una leve sorpresa.

Ella asintió-. Hay un pequeño brillo en tus ojos.

-Oh, debe ser porque vi a tres de mis amigos que desde el año pasado no veía. -sonreí.

-Wow. Oye, hay algo que tengo que contarte. ¡Es el chismecito de la vida!

-Tu siempre tienes algún chisme por ahí.

-Ya, pero esto es en serio. -me miró con ojos cargados de algo llamado "deseo al chisme"-. ¿Te acuerdas de Kenji?

-Sí, lo conocimos el mes pasado en la clase de ilustración. -le dije trazando algunas líneas en mi cuaderno de dibujo.

-Así es. Ahora hay rumores de que le gustas mucho. -yo alcé la mirada algo sacada de onda-. Y por lo que he visto tú también tienes un gustito por él. -me miró coqueta.

-Te equivocas con lo último, chica.

-Ay vamos, en la fiesta que hubo de bienvenida ustedes dos estuvieron muy pegados el unos a otros. -me señaló-. Ahora, gracias a eso, dan mucho de qué hablar.

Bueno, era verdad que ese día en la fiesta estuve un poco pasada de alcohol y quizás estuve más melosa con aquel chico, pero no lo pude evitar. Kenji era un chico amable y muy humilde, además era guapo, pero la verdad era que poco me importaba lo último. Me hablaba de manera cariñosa, tranquila y siempre se andaba preocupando de mí hasta por la más mínima cosa. Y eso en cierta forma me ayudaba a mantener mi mente alejada de cualquier cosa.

-Puede ser. Que la gente hable, me da igual.

Pues no era una mentira que todos aquí me conocían literalmente por ser la hija de los Takahashi, pues la noticia de que ellos estaban en prisión se hizo hasta mundial y también me conocían por haber sido una miembro de Tōman y peor aún, la "perra de Mikey". El profesor entró a la sala y todos volvimos a nuestros lugares para comenzar con la clase de color aplicado.

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Me encantan Pah-chin y Peh-yan. Lástima que no tienen tanto protagonismo siendo que Pah igual fue un miembro fundador😪

Always with U || Sano ManjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora