Capítulo 40

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Terminé mi oración y miré al cielo con una pequeña sonrisa. La tumba de Keisuke había quedado muy bonita con esas margaritas.

—Le entregué el libro a tu mamá. Prometió leerlo todos los días en voz alta por las noches para que escuches su voz contando la historia que escribí para ti. —sonreí y tiré un beso al cielo—. Me sigues haciendo falta, Baji. Pensar en ti me aprieta el pecho. Ah, y no te preocupes por Kazutora o Chifuyu, están en mi mente todo el tiempo e intento alegrar a Tora con mis cartas o visitas inesperadas. Y Chifuyu, ah, ese chico, cada vez que crece más insoportable se vuelve. Seguramente me lo habrías dado para mi división. Bueno~, yo ahora iré a ver a Aria. Te vendré a ver luego. Te amo.

Me puse de pie y caminé hacia la tumba de mi hermana. Como era de esperarse no tenía flores, pero estaba mantenida porque aquí se encargaban del mantenimiento de todas las tumbas. Encendí un incienso y me hinqué para comenzar con mi oración. Una vez terminada, abrí mis ojos.

—Perdón por no venir a verte, hermanita. —susurré—. Siento haberte ignorado todo este tiempo, pero sinceramente siempre te tengo en mis pensamientos. ¿Te acordabas cuando me hablabas de Shinichiro-kun y lo genial que era? Él murió hace dos años, seguramente está en el cielo junto a ti, ¿No crees? —sonreí—. Y a eso le sumo que estoy en una relación con su hermanito menor, Manjiro. Tu siempre le llamaste así a pesar de que él te regañaba y te decía que lo llamaras Mikey, el diminutivo de Michael. —mis ojos se llenaron de lágrimas—. Lo siento tanto... por mi culpa tu estás muerta, neesan.

Escondí mi cara entre mis piernas y sentí mi cuerpo temblar.

—¿Maya-chan? Hola. —me puse de pie y miré a Takemicchi, limpié mis lágrimas—. ¿Por qué me citaste en el cementerio?

—Ah, te quería contar algo.

Le señalé la tumba de mi hermana y él abrió un poco más sus ojos. "Tumba familiar Nakamura", decía aquella gran piedra de mármol.

—¿"Nakamura"? ¿Es algún familiar tuyo?

—Es la tumba donde descansa mi hermana mayor. —respondí sin mirarlo.

—Maya-chan, ¿Te refieres a Aria?

Lo miré sorprendida—. S-sí, ¿cómo sabes?

—Me lo contaste en el futuro, pues aquí nunca me dijiste que ella era tu familia.

—Ya veo. Así que ya sabes todo.

—Sí, lo siento mucho, Amaya.

Mi labio inferior tembló.

—¿Puedo saber por qué se apellida Nakamura?

—Es el apellido de mi mamá antes de que se casara con papá. —le conté—. Decidieron cambiarle el apellido para así no formar polémica. Ella quería ser diseñadora, pues amaba todo lo que tuviera que ver con ilustraciones o arte en general; ella me enseñó a dibujar. Y de ahí nació mi amor por querer ser ilustradora.

—Increíble.

—Sí, ella era una mujer increíble. Era muy apegada a sus ideales, no dejaba que nadie la pasara a llevar, siempre le llevó la contraria a mis padres. —conté—. Aunque siempre fue con respeto, nunca les subió el volumen de voz ni mucho menos les dijo palabrotas, era muy educada y muy bella, tanto por fuera como por dentro. —mis ojos se llenaron de lágrimas—. Fue hace tres años que ella dejó este mundo por culpa de...

—Moebius.

—Sí. —confirmé—. Por eso ese día no dudé en dejar a varios al borde de la muerte. Jamás perdonaré a mis padres por lo que le hicieron a Aria simplemente por el hecho de querer seguir sus propios sueños. Takemicchi, mis padres están metidos en asuntos peligrosos, pero nunca he querido aceptarlo.

Always with U || Sano ManjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora