Capítulo 47

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Me senté en la cama asustada y me puse de pie de forma rápida. Mi cabeza seguía teniendo una molestia, pero mi cuerpo se sentía más descansado y eso era algo que agradecía. Miré mi uniforme en el sofá y no dudé en vestirme. Ya era de noche, quizás un poco más de las doce. No negaba que sentía ese dolor de músculos cuando uno hacía ejercicio con mucha intensidad y al otro día uno no podía casi ni caminar.

Estaba preocupada por Manjiro, pues lo poco que hablamos antes de que yo cayera inconsciente se escuchaba desesperado y con mucho miedo. No quería ocasionarle ese sentimiento. No quería que sufriera y esta vez por culpa de no tenerme a su lado. Pues a estas instancias, el futuro ya había cambiado y eso era definitivo. Salí por la ventana del hospital y comencé a caminar hacia alguna estación de taxis que me llevara al lugar que tenía que llegar.

Quizás era estúpido de mi parte hacer lo que estaba haciendo, pero no lo podía evitar. Necesitaba respuestas, necesitaba hacerles ver a los demás que yo estaba bien y que no había razones por las que preocuparse. Conocía a Sano, y sabía que no iba a estar tranquilo hasta descubrir el por qué iban a matar a Emma y el por qué yo decidí anteponerme a eso. Había visto que era Kisaki, pero no lo quise decir porque ya sabía que él tenia muchas ganas de asesinarme. Ese infeliz, en verdad estaba furiosa.

Dentro del taxi, le pedí a la mujer que me prestara un espejo y ella amablemente me pasó uno de mano. Mi aspecto era asqueroso, estaba más pálida de lo normal, mis ojos lucían pequeños y tenía unas ojeras bajo éstos. Mi cabello lo tenía con sangre seca en las partes que me golpeé y tenía uno que otro rasguño en mi mejilla. Le pasé el espejo a la señora y esperé paciente a que llegáramos a la bahía, donde se iba a realizar la pelea.

Estaba ansiosa, ya que no sabía lo que me podía esperar en todo esto.

-Ya llegamos.

Mierda, no tengo dinero.

-Uh... no ando con dinero en estos momentos. -dije avergonzada.

-Descuida, no te voy a cobrar. Suerte con todo lo que tengas que hacer.

-Muchas gracias, señorita.

Ella me sonrió y yo bajé del auto con total tranquilidad, pues no podía solo correr y joderme más de lo que estaba. Ya podía escuchar los gritos de todos los de Tenjiku y Tōman, causándome un escalofrío. Detuve mis pasos cuando vi que Izana le daba una de las patadas a Mikey, dejándolo en el suelo. Nadie me había visto aún. Tomé aire y apreté mis puños.

-¡Izana! -grité con todas mis fuerzas. Mi voz resonó por toda la bahía, así como todos dirigieron su mirada a mí.

Lucían sorprendidos, algunos de mi pandilla y división lloraron por verme aquí y con vida. Suspiré y comencé a caminar a pasos seguros hacia ellos. Mikey me miró con ojos grandes y las lágrimas cayeron por sus mejillas, pero lo ignoré por estos momentos. Tenía que conversar con Kurokawa esta vez.

-Amaya... -el peliblanco también lucía sorprendido de verme.

-Aquí estoy, Izana. -hablé manteniendo mi semblante sereno. Podía escuchar algunos susurros por parte de Tenjiku y Tōman-. Yo... lo siento, ¿Si? -lo abracé por lo hombros, sintiendo como él se tensaba ante mi repentino contacto físico-. Perdón por dejarte solo cuando más lo necesitabas. Perdón por no haber sido tu reina y esperarte cuando salieras del reformatorio. Ambos perdimos a dos personas importantes y aunque nuestros casos sean distintos, créeme que entiendo la soledad.

No había aguantando y me puse a llorar.

-Puedes matarme si lo deseas, puedes odiarme por haberte dejado solo. Puedes hacer lo que quieras conmigo, pero basta. -mi cuerpo entero tembló-. Basta con todo esto, ya no quiero más peleas, no quiero más odios sin sentido. -susurré, abrazando con más fuerza a Izana quien me había abrazado con delicadeza-. Simplemente seamos felices, y prometo quedarme a tu lado, como alguna vez te lo prometí, Izana.

Always with U || Sano ManjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora