Capítulo 76

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Tenía mi cabeza apoyada en la ventana de la camioneta. Estaba levemente abierta así que me entraba el fresco de la tarde. La radio estaba encendida, por lo que le daba un poco más de alegría al ambiente. Sin embargo, nada se sentía así. Miré a Seishu, quien era el que conducía. Su aspecto era relajado y tenía solo una mano en el volante, ya que la otra la tenía sobre el marco de la ventana.

-¿Todo bien? -me miró y yo asentí-. Llegaremos en unos cinco minutos.

Volví a asentir y miré nuevamente por la ventana. Los minutos pasaron rápido y no tardamos en llegar a mi departamento. Inui me ayudó a bajar, así que posé un brazo por sus hombros y caminamos con lentitud hacia el elevador. Algunas personas que estaban esperándolo nos dejaron ir primero por mi estado y yo se los agradecí con una leve sonrisa. Le pasé la llave al chico para que la abriera y caminé sola hacia el sofá para sentarme.

-Maldición, nunca en mi vida había tenido tantos huesos rotos.

-Es casi un mes de reposo que tienes.

-Sí... que desesperante. -bufé-. Quiero darme un baño.

-¿Eh? -me miró perplejo.

-Vas a tener que ayudarme. -me puse de pie-. Debemos cubrir los yesos con algún papel film y ya está. No puedo utilizar una mano y un pie, vas a tener que pensar como un enfermero.

-Amaya... que vergüenza. -cubrió su rostro con una mano-. ¿Y si llamo a una de las chicas?

Negué con la cabeza y fui a la cocina a buscar el papel film y una bolsa de plástico. La aseguré bien al yeso de cada articulación y miré a Inui, quien todavía estaba teniendo un debate mental consigo mismo.

-¿Me vas a ayudar o no?

-¿A ti no te da vergüenza? -estaba todo rojo y yo sonreí.

-Un poco, pero no hay nada más que podamos hacer.

Con un pesado suspiro, me ayudó a llegar al baño que era bastante espacioso. Me quedé sentada en el váter mientras esperaba que Seishu encendiera la llave y regulara el agua. Me quité mi camiseta quedando solamente con mi sujetador y también los pantalones cortos. Él me miró con algo de nerviosismo y yo me burlé de él.

-¿Ves? Solo tienes que ayudarme a lavar mi cabello y ya está. El resto puedo hacerlo sola. -le sonreí un poco-. Solo que salir será complicado.

Y secarme también, pero no se lo dije.

-¿Todos tendrán que pasar por esto? -preguntó, mientras me tomaba de la cintura y con un impulso me dejaba sobre la tina. El agua me mojó enseguida. Yo asentí-. Bien, báñate.

Cerró la cortina y yo abrí mi boca ofendida. La volví a abrir, encontrándome con sus ojos verdes.

-¿Debo recordarte que necesito ayuda? -hice un puchero-. Ven aquí. -lo tomé de la mano y lo jalé a mí. Casi se cayó, pero logró estar dentro de la ducha conmigo. Solté una pequeña carcajada al ver que todo su cabello se había pegado a su rostro.

-Joder... -murmuró, se quitó la camiseta y los pantalones-. Bien, date la vuelta, lavaré tu cabello.

Le obedecí y sentí como sus dedos hicieron contacto con mi cuero cabelludo, lavando mi pelo con delicadeza. Mis ojos se cerraron y mis lágrimas se mezclaron con el agua que caía sobre mi rostro. Quería de una vez por todas dejar de sentirme así. El champú cayó en algunas heridas abiertas causándome cierta irritación que el agua logró calmar. Las manos de Inui me tomaron de los hombros y con suavidad me dio la vuelta para que lo mirara.

Con cuidado, limpió las lágrimas de debajo de mis ojos y me tomó del mentón para que pudiera mirarlo mejor a los ojos, pues era alto. No sabía qué estaba pasando, pero no me desagradaba del todo porque quizás era momento de comenzar de cero. Quizás ya era momento de pensar netamente en mí y mi felicidad. Sus labios se posaron sobre los míos y yo le recibí el beso con la misma intensidad. El agua de vez en cuando se interponía entre nosotros, y era gracioso, por eso sonreímos más de una vez en medio del beso. Mis brazos se aferraron en su cuello para evitar caer y sentí sus manos sujetas en mi cintura. Mi lengua y la suya se unieron y sentí cosquillas en mi estómago cuando sentí un ronco jadeo salir de su boca.

Me separé de él por mi propia voluntad y lo miré un poco nerviosa. Las mejillas de Inui estaban completamente rojas y desvió su mirada bastante ansioso. Me di la vuelta y suspiré, dejando que el agua cayera por sobre mi coronilla y así la espuma se deslizara por mi rostro. Mi corazón no dejaba de latir con rapidez.

-¿Me quitas el champú, por favor?

Me había quedado seca de tanto llorar, ahora solo me ardían los ojos y me dolía la garganta. Cuando Inui terminó de lavar mi cabello, él salió de la bañera para darme espacio y lavar mi cuerpo entero, así que cuando terminé, me pasó la toalla y con sumo cuidado, me tomó entre sus brazos para llevarme a mi habitación.

-Estaré en el baño cualquier cosa. -me avisó a lo que yo asentí.

Me vestí y me quite el plástico de los yesos para verificar que no tuviese nada y llamé a Seishu para que me ayudara a secar mi cabello. Eso me hizo recordar la vez en que Manjiro secó mi cabello después de la batalla contra Tenjiku. Mordisqueé mi labio inferior, dándome cuenta de que me dolía por las veces que solía hacer eso de forma consciente o no. El secador se detuvo y me quedé en la misma posición sin saber qué hacer.

No sabía qué estaba sucediendo con Inui en estos momentos, en mi mente todavía podía ver cosas negras y cosas sin aclarar. No sabía si en realidad estaba bien comenzar algo nuevo con alguien, pero muy dentro de mí quería hacer mi vida desde el principio.

-Seishu...

-¿Uh?

-¿Qué opinas de todo esto? -esta vez me acomodé bien para mirarlo a los ojos.

-No te diré lo que pienso, te diré lo que quiero, Amaya. -a veces me olvidaba de lo directo que era-. Quiero que primero sanes, yo ya tengo una decisión tomada, pero tú estás muy inestable mentalmente. No quiero que tomes una decisión de la cual te vas a arrepentir en un futuro, y no lo digo por mí o por el resto de nuestros amigos, sino que lo digo por ti, porque todos queremos tu bien. -posó una de sus manos en mi mejilla izquierda y la acarició. Me dolía un poco el roce porque suponía que habían algunas heridas-. Así que tómate tu tiempo, el que necesites, yo estaré aquí esperando, y si la decisión que tomas es estar sola, no me queda de otra que apoyarte.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, pero no lograron caer, solamente cerré mis ojos en una sonrisa de agradecimiento hacia Inui, porque sabía que eso era algo que mi hermana me diría y que necesitaba escuchar.
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Lo siento, me enamoré de Inui, más si trata de esa forma a mi Maya.

Tengo una pregunta, ¿Ustedes cómo se imaginan a Amaya?

Always with U || Sano ManjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora