Capítulo 10

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Cuando bajé a la cocina no me sorprendí ver a Nana, quien había hecho un gran desayuno para mí. Ella había estado conmigo desde que yo era una niña y en verdad le agradecía mucho por todo lo que ha hecho por mí e incluso por mi hermana Aria.

—Buenos días, Amaya-sama.

—Nana, no me digas así.

—Lo siento.

—Woa, es mucha comida. Mikey de seguro estaría feliz. —tomé asiento en el taburete.

—¿Mikey?

—¿Mikey? —mierda, pensé en voz alta—. Ah, un amigo.

—¿En serio? Debería de invitarlo alguna vez.

—Claro, un día que mis padres no estén. Oh, espera, todos los días. Lo invitaré, seguro.

—Espero que eso no haya sido sarcasmo.

Reí—. Tranquila, sí lo invitaré. De seguro queda encantando con tu mano, Nana. Es muy bueno para comer, aunque después duerme y despierta con hambre, es un ciclo.

—Suena divertido ese tal "Mikey".

—Lo es.

Pero también es un completo sádico.

—Ah, no quiero ir a esa reunión, pero debo.

—Amaya-sama —la miré feo, pero la dejé seguir—, usted será la heredera de todo. Es muy importante que usted siga los pasos de sus padres.

—Lo sé Nana, no quiero escuchar las palabras que siempre me repiten mis padres. ¡Sueño hasta con ellas!

—¿Saldrá antes de que la vengan a buscar?

—Uh, nones. —hice un puchero.

—¿Tampoco irá al festival?

—Tampoco Nana, ¡estoy solita! —le di un sorbo a los fideos. Esto estaba muy bueno.

—¡Ay mi niña!

—Na, no me importa ir la verdad. Es muy tarde y yo tengo cosas que hacer después.

—Pero la reunión es más tarde, debería dar una vuelta antes de que se ahogue estando allá.

—¿Sabes? Suena una maravillosa idea. Bien, iré.

—Podría invitar a su amigo Mikey.

Sonreí sintiendo mi ceja palpitar.

—Na, adiós.

Lavé mis dientes y me cambié de ropa antes de salir.

—¡Volveré a la tarde!

—¡Cuídese!

Me puse en marcha al parque más cercano para hacer tiempo antes de la reunión, o fácil podría ir a ver a Emma. Sí, eso haré. Luego de un par de minutos llegué a la casa de los Sano, golpeé dos veces hasta que un desordenado Mikey me abrió, tenía sus cabellos todos esparcidos, baba pegada en la comisura de sus labios y su toalla la llevaba en una mano.  

—¿Un ángel? —me miró con sus ojos entrecerrados.

—Soy yo, Amaya. —lo hice a un lado y pasé—. Permiso, ¿Dónde está Emma?

—En su habitación. —rascó sus ojos—. ¿Tu que haces aquí? Es muy temprano. —quitó la baba con su toalla.

—Vine a ver a tu hermana.

—¿Por qué hablas tan enojada?

—¿Ah? No estoy enojada.

—Te juntas mucho con Kenchin.

Always with U || Sano ManjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora