- mi plus ultra, lo eres tú... -
Obviamente créditos a Kohei Horikoshi por crear tremendo manga.
Pd: ninguna imagen es mía, solo las edito, todos los créditos a su respectivo creador.
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Lunes 05:30 AM
- así que... El estadio Nacional de Takoba? - preguntaste desanimada, oyendo el cierre del bolso de Toga. Ella dió media vuelta a verte con una mirada emocionada, sonriendo de oreja a oreja - si! - bajaste la mirada desanimada mientras la rubia tomaba el pequeño paquete con galletas dentro más una lata de café instantáneo.
- gracias por el desayuno, muñequita! - al verte, notó como seguías cabizbaja sin hablar. No querías. No encontrabas palabras que decir en ese momento, el pensar te consumía lentamente. Ella cambió a una expresión comprensiva, más sus cejas arqueadas levemente hacia arriba. Te tomó del los hombro y mostró una media sonrisa intentando animarte.
- prometes que no los lastimaras en exceso? - como respuesta simplemente te abrazó, rodeando ambos brazos en tu cuello. Te aferraste de a poco hacia la de ojos claros. - lo prometo! Y además... - se alejó un poco para seguir tomando de tus hombros y ladear la cabeza contenta al momento de verla - solo quitaré muestras de sangre en su mayoría - asentiste un poco más animada, consiguiendo así de parte tuya una sonrisa a medias.
Una leve mueca de disgusto en la rubia se tornó en su rostro "ojalá se preocuparan por mí de esa forma" Pensó Toga sin embargo hablaste rápida. - también cuidate, y que no te descubran, si? Por favor - levantó la cabeza levemente sorprendida aquella chica vestida de colegiala. Notó como también le dedicabas una cómoda sonrisa apacible. Himiko asintió emocionada y terminaron despidiéndose hasta la puerta del bar.
Al cerrar, apoyaste la espalda en la puerta y cerraste tus ojos preocupada, tomandote del pecho mientras tus cejas de la preocupación se arqueaban hacia arriba. - sight - Miraste la hora y notaste que era aún de madrugada, solo que tu amiga debía de prepararse muy temprano para no levantar sospechas. Te deslizaste hasta llegar al suelo y abrazarte de la rodillas, pensando en el futuro. "Gomen"
(...)
El peligrisáceo de iris rojos, veía por la puerta finamente abierta, oyendo la conversación ajena y ahora presenciando tu lamento mudo.
