- mi plus ultra, lo eres tú... -
Obviamente créditos a Kohei Horikoshi por crear tremendo manga.
Pd: ninguna imagen es mía, solo las edito, todos los créditos a su respectivo creador.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Martes 08:15 AM
Habías tirado al cesto una leche en cartón vacía mientras comías apurada una pequeña porción de lemon pie con sus copos dorados. No tenías tiempo de nisiquiera masticar de lo apurada que estabas. — _-_______-chan... Estás bien? — miraste a Sato un poco tenso al verte de esa manera mientras tenías merengue en tu mejilla.
— esta genial este lemon pie, Sato! — hablaste potente mientras mostrabas lágrimas falsas y dramáticas. Él solo asintió un poco nervioso por el halago de parte tuya.—pero~ me tengo que ir a poner los zapatos y corbata, así que adiós — aclaraste mas desinteresada mientras dejabas el plato vacío en la mesa y te ibas corriendo. Faltaban solo 10 minutos para poder ir a clases.
De la nada chocaste con alguien, levantaste la vista y era Ochako. Parecía estar realmente apurada — ¡_______! — te nombró dubidativa mirándote fijo mientras se tensaba — hola, Uraraka! Pasa... Algo? — mostraste curiosidad mientras mirabas detrás de ella. Tal vez alguién la seguía, pero no había nadie.
— n-nada — y vió a todas partes para después arrodillarse y tomarte de la falda mientras balbuceaba. La miraste curiosa — ¡perdí mis calcetas y no tengo repuesto! — casi grita suplicante. — ah, solo eso? — hablaste indiferente — ¿quieres las mías? — preguntaste como si nada. Ella alzó la vista y se levantó — ¿¡HONTO!? — gritó desgarrada.
Asentiste calmada mientras reías — ven, están en mi dormitorio — y la tomaste del brazo mientras la arrastraba debido a que no respondía rápido.
Al llegar, abriste la puerta y fuiste directo a los cajones mientras la de cabellos cortos miraba todo el lugar con asombro — oh... Todo está muy vacío — dijo mucho más calmada que antes, en donde gritaba con desesperación — es que pronto me iré así que no hay motivo por el cual decorar o poner algo — y cuando Uraraka escuchó tu voz cerca dió media vuelta. Al instante pusiste tus calcetas de la escuela sin usar en la cara de la chica, haciendo que esta se asuste.
— y tú no tienes repuesto? — preguntó preocupada otra vez la de menor estatura. Orgullosa sacaste de tu cajón un zoquete de gatitos y otro de perritos, no eran iguales así que Ochako te miró inquieta — _______... No son los iguales — los miraste y levantaste los hombros dándote igual mientras te los ponías — se ven geniales! — gritaste con energía.
