- mi plus ultra, lo eres tú... -
Obviamente créditos a Kohei Horikoshi por crear tremendo manga.
Pd: ninguna imagen es mía, solo las edito, todos los créditos a su respectivo creador.
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Jueves 11:40 AM
— ¿la realidad? ¿Cuál realidad? — interrogó curioso Shoto mientras oía tus pequeños gritos con la boca cerrada de la felicidad al sentir la crema sobre tu lengua, cerrando los ojos y tomando tus mejillas. Bajaste el tenedor después de tragar y luego miraste sus ojos detenidamente — mmm... No te preocupes! Supongo que pronto lo vas a saber. Y creo que será verdaderamente pronto — y volteaste a ver a la distancia como los pétalos de cerezo volaban lejos desde el gran ventanal de la cafetería.
— por cierto, toma el café, se desperdiciará — el asintió y rápidamente cambiaste el tema de conversación — bien, por estos días... Debo ponerme totalmente al día con el jodido estudio — y apoyaste tu cabeza en la mesa, por lo que entre pequeñas risas, Todoroki rió y acarició tu cabecita con suavidad — tranquila, yo puedo ayudarte en lo que no entiendas — sonreíste levemente y asentiste — arigato, entonces... Serás mi profesor particular estos días? — y apoyaste los codos sobre la mesa y la barbilla en ambas manos, sonriendo de oreja a oreja realmente divertida.
Él se sonrojó pero aún con su mirada fría asintió — si — respondió seco y reíste tomando su mano emocionada — que chico lindo más tatento y considerado~ — él simplemente desvío la mirada al recibir tus caricias, cerrando sus ojos para sentir más tu tacto cálido y suave, como algodón. — de hecho... Voy a preguntarte bastantes cosas si no entiendo...¿quieres quedarte a dormir en mi habitación durante mis estudios? — y ladeaste tu cabeza completamente calmada como si nada pero Shoto abrió sus ojos con sorpresa mientras escarcha salía de la punta de sus dedos. — ¿cómo? — E imaginó en su cabeza una linda imágen de ustedes dos en una cama tapados entre sabanas mientras dormían pegaditos.
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Lo sintió como algo prohibido y difícil de aceptar, casi que ni podía imaginarselo. — claro! No valdría la pena que vengas y vayas de tu habitación a la mía en medio de la noche, quédate en mi dormitorio! — y como si tuvieses una cola de perro faldero que se movía de un lado a otro, mostraste tu entusiasmo al de heterocromia.
