- mi plus ultra, lo eres tú... -
Obviamente créditos a Kohei Horikoshi por crear tremendo manga.
Pd: ninguna imagen es mía, solo las edito, todos los créditos a su respectivo creador.
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Domingo 03:00 PM
— sí que estás ciegas —
La voz ronca y profunda de Dabi te hizo voltear en un pestañar. — Touya — Saltaste hacia él mientras éste impresionado abría sus brazos automáticamente, sin pensarlo tanto. ¿Por qué fue instantáneo el recibirte en sus brazos? Fácilmente y en un par de meses atrás, te hubiese incinerado o simplemente apartado a un lado para que caigas al suelo, pero ahora sólo quería sentirte.
— Aho-chan, no digas mi nombre fuerte. Eres realmente dramática — musitó suave aunque por dentro sí esperaba esa reacción tuya.
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Escondió su rostro entre tu cuello y hombro derecho mientras seguías sin bajarte de sus brazos. El silencio los inundó junto al bosque. El pelinegro lentamente fue alejándose de los árboles cerca de la entrada, yendo cada vez más hacia el bosque para que nadie pudiera interrumpirlos.
¿Cuánto tiempo había pasado sin tí? No mucho, pero no podías decírselo a Touya a la cara ya que también lo extrañabas lo suficiente como para escaparte, pero tú estabas en una situación un poco más complicada o eso pensabas cuando recordabas que no podías irte tan pronto recién regresabas a la Academia.
— ¿qué carajos haces aquí, Touya? ¿Cómo estas? ¿Los demás están bien? No me digas que viniste porque les pasó algo... ¿O eres Toga? O peor aún, ¿una copia de Twice? — le causaba gracia saber lo emocionada y nerviosa que estabas al poder estar con él. Acarició tu espalda lentamente, buscando calmar esas torpes preguntas tan repentinas que se te ocurrían en el momento. Relajó tus nervios y lentamente quedaste callada, casi adormecida por su fragancia mientras sus caricias seguían por tu espalda. Te separaste lentamente hasta lograr ver los ojos azules de aquel hombre que tanto callaba.
Rozaron narices por unos segundos, logrando que te sorprendieras y él solo sonriera, mientras la cercanía se sentía cada vez más cálida. Tu corazón latió fuertemente mientras él solo largaba una risilla ronca encantadora, de esas que sabía que te pondrías a hablar sobre lo bien que sonaba en él. — ¿en serio dudas si soy yo realmente?—
