- mi plus ultra, lo eres tú... -
Obviamente créditos a Kohei Horikoshi por crear tremendo manga.
Pd: ninguna imagen es mía, solo las edito, todos los créditos a su respectivo creador.
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Lunes 03:15 PM
Bakugo terminaba de acomodarse su chaqueta mientras veía junto con Kirishima como te ibas por la puerta con los papeles en mano que pensabas presentarselos a Shoto.
Al cerrar la puerta corrediza, el rubio cenizo miró por la ventana el cielo despejado mientras que terminaba de acomodar sus mangas. — Oe, Kirishima — le llamó a su amigo el pelirrojo, quien buscaba una paleta de caramelo en el frasco que siempre había en la enfermería para los pacientes. — ¿si? — preguntó curioso y distrayendose cuando estaba a punto de abrir el frasco con dulces.
El rubio no podía verle a su amigo al recordarte encima de su regazo curando su herida. — no le digas a ______ porqué se armó la pelea — el pelirrojo desvío la mirada un poco divertido y se alzó de hombros. — claro, después de todo no pensaba hacerlo — Bakugo solo chasqueó la lengua al verlo tan burlón en su tono.
...
Ambos compañeros charlaban de camino a la cafetería para buscar algo de beber, mientras la gente iba y venía, pasando por sus lados. Había mucha gente pero el rubio entre tantas charlas y risas de los demás, escuchó a un tipo alto y grandulón hablar en voz baja.
— si, los tarados de la 1-A ya no se les puede decir nada — bromeaba con su colega mientras echaban risas en el transcurso y justo al terminar de pasar, chocó el hombro de Bakugo. El rubio respiró profundo y lo intentó ignorar, pero el contrario no ayudó mucho al protestar. — fijate adelante. ¿O necesitas también de alguien que te ayude a caminar además de defenderte? — estaba claro que se refería a aquella vez en donde le defendiste de un par de estudiantes que lo criticaban sin ningún tipo de vergüenza.
Kirishima puso una mano sobre su hombro y Bakugo solo desvió la mirada, calmandose. El grandulón volteó al ver que el pelirrojo alzaba la voz. — tranquilo, hombre. Fue solo un accidente — sonrió animado para alivianar la tensión que se acumulaba entre el pasillo y la multitud.
— no me lo digas a mí, dicelo al tarado de tu compañero — Katsuki ahora sí alzó la voz. — ¿acaso quieres terminar con la cara explotada? — el contrario y su compañero rieron mientras Eijiro le murmuraba a Bakugo que lo deje tranquilo.
— ¿por qué no llaman a su perra callejera de la 1-A? De seguro esa calma tu mal temperamento — Kirishima y Bakugo instantáneamente levantaron la cabeza para verle a los ojos, como si acecharan a su presa.
— ¿qué? — pregunto Eijiro, como si fuese una última oportunidad para que se retractase. El grandulón rodó los ojos y agitó su mano de un lado a otro sin tomarle mucha importancia, sonriendo con arrogancia. — si, esa de cabello (c/c) que siempre les anda por detrás como una ramera — lentamente las pupilas de Bakugo se fueron achicando hasta poder llegar a crear miedo en el contrario, de la misma manera de Eijiro.
