My Plus Ultra (Chicos De Bnha y tú)

Capítulo LXXXVI: El quiebre de la paz

Miercoles 03:19 AM

— Ey, ______ — te llamaban a cada rato, sintiendo que a tu pobre hombro lo molestaban dándole pequeños golpes sin dolor alguno, solo molestia.
Frunciste el ceño hasta que abríste los ojos — vamos, hay que bajar — lo primero que viste fueron lo ojos rojos sangre de Tomura.
Aún con sueño confundida volviste a fruncir el ceño mientras levantabas la cabeza — carajo, desde cuando tienes los ojos tan jodidamente lindos? — el contrario simplemente bajó la cabeza luego de oírte tan brusca decir aquello sin vergüenza.

Bostezaste y al poco tiempo le viste — ¿ya llegamos? — él negó mientras veía como los demás se levantaban para partir en unos segundos — no, tenemos que caminar pero llegaremos en menos de 10 minutos quizás — asentiste pero lentamente comenzaste a contradecirte al momento de cerrar tus ojos.

Él suspiro y después tocó tu hombro otra vez — vamos, será un fastidio si tenemos que buscarte luego de que te quedes dormida aquí — sonreíste con gracia mientras tus párpados caían conforme te levantabas.

Al ponerte de pie, viste por la ventana como la lluvia seguía, y no para ni por un momento. — ¿qué le pasó a la horrorosa durmiente? — se burló Touya conforme te acercabas a él y a la puerta.
— callate — solamente pudiste decir eso en voz ronca, aunque no sonaste fría o enojada.

Pronto las puertas se abrieron y todos agotados de estar sentados, bajaron del transporte público.
— a la próxima robamos una camioneta y dejamos ésto de la educación a la basura por un rato — se quejó frustrado Spinner que caminaba con menos frío que antes gracias a tu sudadera prestada.
Mientras, los demás seguían quejándose, Touya no notó tu presencia, así que a los segundos volteó y miró tu silueta entrar a una pequeña tienda 24 horas.

Suspiró un tanto cansado y regresó hacia la tienda donde te esperó pacientemente, después de todo el camino era recto, no los perderían de vista a todos los demás.
A los pocos segundos saliste con una botella de agua un poco grande en tus manos. Giraste a tu izquierda y aún adormilada viste al peliegro que te penetraba con sus ojos azul marino.

Extendiste la botella hacia el muchacho y éste solo te vió un tanto sorprendido — que no tienes sed? Yo ya estaría muriendo, además tú pagaste la comida — él solo largó una leve risa burlona y pronto te arrebató el agua, caminando hacia adelante y dejandote atrás — ey~ no te lo robes todo! — te quejaste con los ojos achinados debido a que no te acostumbrabas a la luz de las calles, mucho menos las de la tienda.