- mi plus ultra, lo eres tú... -
Obviamente créditos a Kohei Horikoshi por crear tremendo manga.
Pd: ninguna imagen es mía, solo las edito, todos los créditos a su respectivo creador.
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Lunes 08:03 AM
La oscuridad cubría toda la habitación, y a duras penas, pequeños rayos de luz, que lograban dibujar líneas finas y largas en las sabanas, marcaban tu rostro. Ésto hizo que se notará la poca baba que bajaba de la comisura de tus labios, estando abrazada a la almohada.
De la nada tocaban la puerta un poco fuerte — hora de despertarse! Recuerda que te obligaron a ir a clases — oíste la voz de Kirishima a través de la puerta de madera. No podías molestarte con el dientes de tiburón, así que simplemente te diste media vuelta en la cama, aún tapada y frunciste el ceño molesta por Nezu.
— estúpida rata, puedes meterte la maldita obligación de ir a la escuela POR EL MEDIO DE-
Y para finalizar restregaste tu cara a la almohada. Se abrió la puerta de la nada y sentiste como se te tiraban encima tuyo — vamos~ _______-chan! — gritó Mina animada mientras largaba risillas.
Segundos fueron suficientes para que se escucharan gruñidos en volumen bajo y graves, bastante terroríficos. Levantó la cabeza a verte y tú, como si fueras la niña del exorcista, giraste a verla mientras mantenías tus ojeras de siempre, cabellos despeinados aunque te hayas peinado ayer por la noche y tus ojos profundos y vacíos, parecías un monstruo con rabia.
Ni siquiera te molestaste en hablar debido a que la de cabellos rosados ni siquiera estaba allí, había salido corriendo del miedo dejando la puerta abierta, escapando del momento espantoso para ella y placentero para tí al saber que no estaba, aunque también detestable ya que te habían levantado temprano.
Bueno, digamos que no te veves bien cuando alguien te levanta temprano, ni siquiera hablarte, solo gruñes y frunces el ceño cual animal rabioso a punto de comerse viva a una ardilla.
Mientras te levantabas de a poco para no matar a alguien, escuchaste como reían, mientras la sombra de una silueta se posicionaba en el suelo, logrando que voltearas a ver — que... Ocurrió? — preguntó Eijiro, el muchacho de cabellos rojos mientras te miraba curioso. Solo te limistaste a caminar hacia él y abrazarlo por la pereza. Poco a poco sentías su calor y lo delgado que era, escuchabas su respiración cerca y eso lograba que te calmaras lentamente. Por un momento no sabía que hacer el contrario.
"E-eeee-ehhh..." sus manos inconscientemente se posicionaron en tu espalda, correspondiendo el abrazo con delicadeza, aunque sin tanto tacto debido a que reía con nervios sin entender tu actitud.
— ¿por qué no hay horarios a las 4 de la tarde... — murmuraste perdida en su pecho mientras buscabas más calor de él, acurrucandote más y logrando que Eijiro se enrojeciera, recordando ayer por la noche lo que había ocurrido.
