¿Qué pasaría si un día descubrieras que, en realidad, eres hijo de un dios griego que debe cumplir una misión secreta? Eso es lo que le sucede a Mayven Monroe, que a partir de ese momento se dispone a vivir los acontecimientos más emocionantes de su...
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Tocando piano en las Vegas (parte dos)
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El portero nos sonrió.
— Ey, chicos. Parecen cansados. ¿Quieren entrar y sentarse?
Durante la última semana había aprendido a hacerle caso a esa rara sensación que aparecía antes de alguna lucha que implique a un monstruo. Ahora lo siento. Este lugar emana la misma esencia que cuando desprendía la tienda de tía M, acá, Medusa.
Aquel tipo parecía bastante normal, pero, hasta el más inocente rostro podría ser mortal. Mi cerebro gritaba que me alejara, que no entrara. Pero, mi cuerpo no respondía, se sentía tan aliviado al oír la voz del portero que asentí; mi cuerpo no obedecía a las órdenes que le daba el cerebro.
Dentro, sentí perder toda fuerza de voluntad y caí en bucle lleno de fantasía; echamos un vistazo y Grover exclamó:
— ¡Uau!
El recibidor entero era una sala de juegos gigante. Y no me refiero a los comecocos cutres o las máquinas tragaperras. Había un tobogán de agua que rodeaba el ascensor de cristal como una serpiente, de una altura de por lo menos cuarenta plantas. Había un muro de escalar a un lado del edificio, así como un puente desde el que hacer puenting. Y cientos de videojuegos, cada uno del tamaño de una televisión gigante. Básicamente, tenía todo lo que se te pueda ocurrir. Vi a otros chicos jugando, pero no muchos. No había que esperar para ningún juego. Por todas partes se veían camareras y bares que servían todo tipo de comida.
— ¡Eh! —dijo un botones. Por lo menos eso me pareció. Llevaba una camisa hawaiana blanca y amarilla con dibujos de lotos, pantalones cortos y chanclas; extrañamente se me hizo conocido—. Bienvenidos al Casino Loto. Aquí tienen la llave de su habitación.
— Esto, pero… —masculló, Percy.
— No, no —dijo sonriendo—. La cuenta está pagada. No tienen que pagar nada ni dar propinas. Sencillamente suban a la última planta, habitación cuatro mil uno. Si necesitan algo, como más burbujas para la bañera caliente, o platos en el campo de tiro, lo que sea, llamen a recepción. Aquí tienen sus tarjetas LotusCash. Funcionan en los restaurantes y en todos los juegos y atracciones.