Chapter Fifty Three

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El Tártaro

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El Tártaro

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Seguimos abriéndonos camino, metidos en la fila de recién llegados que serpenteaba desde las puertas principales hasta un pabellón cubierto de negro con un estandarte que rezaba: «Juicios para el Elíseo y
la condenación eterna. ¡Bienvenidos, muertos recientes!»

Por la parte trasera había dos filas más pequeñas. A la izquierda, espíritus flanqueados por demonios de seguridad marchaban por un camino pedregoso hacia los Campos de Castigo, que brillaban y humeaban en la distancia, un vasto y agrietado erial con ríos de lava, campos de minas y kilómetros de alambradas de espino que separaban las distintas zonas de tortura. Incluso desde tan lejos, veía a la gente perseguida por los perros del infierno, quemada en la hoguera, obligada a correr desnuda a través de campos de cactus o a escuchar ópera. Vislumbré más que vi una pequeña colina, con la figura diminuta de Sísifo dejándose la piel para subir su roca hasta la cumbre. Y vi torturas peores; cosas que no quiero describir.

La fila que llegaba del lado derecho del pabellón de los juicios era mucho mejor. Esta conducía pendiente abajo hacia un pequeño valle rodeado de murallas: una zona residencial que podría ser el único lugar feliz del inframundo. Más allá de la puerta de seguridad había vecindarios de casas preciosas de todas las épocas, desde villas romanas a castillos medievales o mansiones victorianas. Flores de plata y oro lucían en los jardines. La hierba ondeaba con los colores del arco iris.
Oí risas y olor a barbacoa.

El Elíseo.

En medio de aquel valle había un lago azul de aguas brillantes, con tres pequeñas islas como una instalación turística en las Bahamas. Las islas Bienaventuradas, para la gente que había elegido renacer tres veces y tres veces había alcanzado el Elíseo. Desde el momento en que ví ese paraíso supe que aquél era el lugar al que quería ir cuando muriera. Pero ahora con lo que estoy haciendo, lo dudó. Quizás los Campos de Castigo sería más mi lugar.

- De eso se trata -dijo Annabeth, refiriéndose al Elíseo-. Ése es el lugar para los héroes.

Hay muy poca gente en el Elíseo, es más pequeño en comparación con los Campos de Asfódelos o incluso los Campos de Castigo. Qué poca gente hacía el bien en sus vidas. Era deprimente.

Daughter of Shadows || PJO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora