Chapter One

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Viaje de rescate

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El viernes antes de las vacaciones de invierno, recibí una llamada iris de Percy, me contó que Grover lo había contactado desde un internado y que necesitaba nuestra ayuda. Preparé una mochila de viaje, guarde bien mi gorra de oscuridad en mi leal chaqueta y me asegure de tener el anillo y el pendiente que esconden mis armas.

-¿Llevaste todo lo que necesitas? -me pregunta Paul desde el otro lado de la linea-. ¿Ambrosía? ¿Esas monedas raras? ¿Segura que no quieres que te dé un abrigo? Tengo uno que te puede estar y te mantendrá abrigada.

-Voy bien -suelto un suspiro cerrando la mochila-. Tengo todo y ya llevo una chaqueta.

Los Jackson me recogieron y luego pasamos recogiendo a Annabeth y Thalia, mis amigas y las del sireno. Pasamos la mayor parte (por no decir todo) del viaje en silencio. Salvo Sally. La pobre estaba incluso mas nerviosa que nosotros. Cuando llegamos finalmente a Westover Hall estaba oscureciendo y ya sabía todas las anécdotas embarazosas infantiles del pelinegro.

Thalia limpió los cristales empañados del coche y escudriñó el panorama con los ojos entornados.

-¡Uf! Esto promete ser divertido.

Por la sana cordura de Sally no dije nada. Westover Hall parecía un castillo maldito: todo de piedra negra, con torres y troneras y unas puertas de madera imponentes. Se alzaba sobre un risco nevado, dominando por un lado un gran bosque helado y, por el otro, el océano gris y rugiente. Ni siquiera el castillo de mi padre daba tan mala vibra.. daba una peor, pero ya estaba acostumbrada a esa.

-¿Seguro que no quieres que los espere? -preguntó Sally a Percy.

-No, gracias, mamá. No sé cuánto tiempo nos va a llevar esto. Pero no te preocupes por nosotros.

-Claro que me preocupo, Percy. ¿Y cómo piensan volver?

Ésto es incomodo. Sentada al lado de Annabeth, finjo que la ventana es más interesante que la conversación que tienen madre e hijo.

-Todo irá bien, señora Jackson -terció con una sonrisa Annabeth.

Decidí abogar por la tranquilidad mental de ambos Jackson.

-Nosotras nos encargaremos de mantenerlo a salvo, señora Sally -hable, inclinándome hasta llegar en medio de los asiento para que la mamá de Percy me vea-. Yo misma la llamaré si algo sale mal.

Sally pareció calmarse un poco. Según Percy, para ella, Annabeth y yo somos las semidiosas más sensatas de octavo curso que ha conocido.

-Muy bien, queridos -dijo la mujer-. ¿Tienen todo lo que necesitan?

-Sí, señora Jackson -respondió Thalia-. Y gracias por el viaje.

-¿Jerséis suficientes? ¿Mi número de móvil?

-Mamá...

-¿Néctar y ambrosía, Percy? ¿Un dracma de oro por si tienen que contactar con el campamento?

-¡Mamá, por favor! Todo va a ir bien. Vamos, chicas -dijo Percy antes de salir. Annabeth y Thalia lo siguieron.

Pareció algo dolida con la respuesta que le dio su hijo, lo cual me sentó mal, esta señora no solo se arriesgo para llevarnos sanos y salvos al campamento mestizo, también fue muy amable y materna conmigo cuando pase una semana con ella luego de sacarla del inframundo. Sally se merece miles de castillos y amor incondicional eterno.

-No se preocupe, señora Sally -le hable-. Llevó el doble de todo, su número está anotado en una hoja que está dentro de mi chaqueta así que no se podrá perder.

Ella sonrió dulcemente, estiro una mano a mí y acaricio mi mejilla de una manera maternal. Me ruborise.

-Ve con cuidado cariño.

-Usted igual. Conduzca con cuidado.

Y salí del auto. El viento me atravesaba la chaqueta, justo ahora me estoy arrepentido de no haber traído el abrigo que Paul me estaba dando.

-Tu madre es estupenda, Percy -dijo Thalia en cuanto el coche se perdió de vista.

-Pse, bastante pasable -hablo-. ¿Qué me dices de ti? ¿Tú estás en contacto con tu madre?

-Eso no es asunto tuyo, Percy -respondio secamente.

-Será mejor que entremos ya -la interrumpió Annabeth-. Grover debe de estar esperándonos.

Thalia echó un vistazo al castillo y se estremeció.

-Tienes razón. Me pregunto qué habrá encontrado aquí para verse obligado a pedir ayuda.

Yo alcé la vista hacia las negras torres de Westover Hall.

-Nada bueno, me temo -dije.

Las puertas de roble se abrieron con un siniestro chirrido y entramos en el
vestíbulo entre un remolino de nieve.

Aquello era inmenso. Gracias a mi padre sabía que Westover era una escuela militar (una vez me amenazó con mandarme aquí porqué me negué a comer verduras), en los muros se alineaban estandartes y colecciones de armas, con trabucos, hachas y demás. Solo hace falta colocar confederados muertos y listo. Una versión exagerada y mortal del palacio de Hades.

En mi mano palpe el dedo donde siempre llevo mi anillo oscuro, σκιά; al percibir algo extraño en aquel lugar. Algo peligroso. Percy palpó su bolsillo y Thalia se había puesto a frotar su pulsera de plata, su objeto mágico favorito. Los tres estábamos pensando lo mismo: se avecinaba una pelea.

-Me pregunto dónde... -empezó Annabeth.

Las puertas se cerraron con estruendo a nuestra espalda.

-Bueeeno -murmuró el sireno-. Me parece que vamos a quedarnos aquí un rato.

Me llegaban los ecos de una música desde el otro extremo del vestíbulo. Parecía música de baile. Escondemos nuestras bolsas tras una columna y empezamos a cruzar la estancia. No habíamos llegado muy lejos cuando oí pasos en el suelo de piedra y un hombre y una mujer surgieron de las sombras.
Los dos llevaban el pelo gris muy corto y uniformes negros de estilo militar con ribetes rojos. La mujer tenía un ralo bigote, mientras que el tipo iba perfectamente rasurado, lo cual resultaba algo anómalo. Avanzaban muy rígidos, como si se hubiesen tragado el palo de una escoba por el cu..

-¿Y bien? -preguntó la mujer-. ¿Qué hacen aquí?

-Pues... -murmuro Percy.

Caí en la cuenta de que no teníamos ningún plan. Durante el viaje no habíamos planeado nada.

-Mire, señora, sólo estamos...

-¡Ja! -soltó el hombre. Di un respingo-. ¡No se admiten visitantes en el baile! ¡Serán expulsados!

Hablaba con acento; francés, tal vez. Decía «segan» o algo así. Era un tipo muy alto y de aspecto duro, que emanaba una vibra peligrosa. Se le ensanchaban los orificios de la nariz cuando hablaba. Y tenía los ojos de dos colores: uno castaño y otro azul, como un gato callejero.

Daughter of Shadows || PJO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora