¿Qué pasaría si un día descubrieras que, en realidad, eres hijo de un dios griego que debe cumplir una misión secreta? Eso es lo que le sucede a Mayven Monroe, que a partir de ese momento se dispone a vivir los acontecimientos más emocionantes de su...
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Conversación bajo las estrellas
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Cerré los ojos para concentrarme en respirar y cuando los volví a abrir él ya estaba mirándome, con un gesto de cabeza me señaló el horizonte marítimo.
Entre el azul oscuro del fondo, temblaron unas siluetas en la oscuridad del fondo: cuatro caballos con cola de pez galopaban ya hacia nosotros, más veloces incluso que los delfines. Rainbow y sus compañeros nos miraron. Uno vino con nosotros y los otros tres se zambulleron en el remolino del naufragio y momentos después surgieron entre una nube de burbujas con Grover, Annabeth y Clarisse aferrados cada uno al cuello de un hipocampo.
La burbuja donde me encontraba explotó en cuanto me monte en el hipocampo, Percy se sostuvo de su crin.
Rainbow, que era el más grande, cargaba con Clarisse. Corrió hasta nosotros y dejó que Tyson se agarrase a su crin. Salimos a la superficie y nos alejamos a escape de la isla de Polifemo. A nuestras espaldas, oí todavía al cíclope rugiendo victorioso:
—¡Lo conseguí! ¡He mandado a Nadie al fondo!
Espero que no haya descubierto que estaba equivocado. Nosotros nos deslizamos sobre las olas mientras la isla se convertía en un punto y desaparecía por fin.
—Lo conseguimos —murmuré, exhausta—. Gracias, por salvarme siempre.
Percy sonrió dulcemente y tras un leve sonrojo habló:
—Y lo haré siempre. No estoy preparado para perderte, no lo soportaría —dió un beso en mi sien—. Descansa.
Estaba muy cansada así que obedecí, me desplome sobre el cuello del hipocampo y me quedé dormida sintiendo como me acomodaba para que no pudiera caer, me cubría con el Vellocino de Oro que tantos esfuerzos nos había costado y pronunció unas palabras que jamás se me olvidarán:
—Eres genial, por favor nunca te vayas.
Luego apoyó la cabeza en el vellocino y, antes de darme cuenta, ya estábamos dormidos.
