Chapter Nineteen

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Que comience

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Que comience

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No recuerdo cuándo me dormí, pero sí recuerdo el sueño.Un tormentoso sueño. Aquellas palabras no dejaron de repetirse: «Seras testigo de su fin.»

Esto llego acompañado de un dolor punzante en el pecho que no disminuyo con nada.

El sol empezaba a salir y me ví obligada a salir de la cama. Me cambié por algo cómodo y térmico, cargué mi mochila con provisiones y salí.

Alcancé la cima de la Colina Mestiza justo a tiempo para subir a la furgoneta. Luego la furgoneta del campamento, con Zoë como piloto, Bianca de copiloto y, Thalía, Grover, y yo en la parte de atrás, emprendió el viaje de misión.

El viaje tedioso, Zoë y Thalía no dejaban de discutir, en algún punto del sur, la cazadora comenzó a manejar como una loca y sólo cuando ya habíamos entrado en Maryland detuvo la furgoneta en un área de descanso.

Estamos al local. Y pedimos un chocolate, nos preparamos para sentarnos, pero fue algo imposible. Cuando recibí el vaso con chocolate Grover nos comentó sobre su método de rastro por lo que entusiasmo, demasiado, a Zoë, quien insistió en volver a la carretera.

—¿Estás seguro, Grover? —preguntó Thalia.

—Eh... bastante seguro. Al noventa y nueve por ciento. Bueno, al ochenta y cinco.

—¿Y lo has hecho con unas simples bellotas? —cuestionó Bianca con incredulidad.

Grover pareció ofendido.

—Es un conjuro de rastreo consagrado por la tradición. Y bueno, estoy bastante  seguro de haberlo hecho bien.

—Washington está a unos cien kilómetros —dijo Bianca—. Nico y yo..—Frunció el entrecejo—. Vivíamos allí. ¡Qué... qué extraño! Se me había olvidado.

—Esto no me gusta —murmuró Zoë—. Deberíamos dirigirnos directamente al oeste. La profecía decía al oeste.

—Como si tu destreza para seguir el rastro fuese mejor, ¿no? —refunfuñó Thalia.

Zoë dio un paso hacia ella.

—¿Cómo osas poner en duda mi destreza, bellaca? ¡No tienes ni idea de lo que es una cazadora!

—¿Bellaca? ¿Me llamas bellaca? ¿Qué narices significa eso?

—Eh, ustedes —dijo Grover, nervioso—. No empiecen otra vez.

—Si siguen así, voy a golpear las —advertí.

—Grover tiene razón —añadió Bianca—. Washington es nuestra mejor alternativa.

Zoë no parecía convencida, pero asintió a regañadientes.

—Muy bien. En marcha.

—Vas a conseguir que nos detengan por empeñarte en conducir —rezongó
Thalia—. Yo aparento más que tú los dieciséis.

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⏰ Última actualización: Oct 24 ⏰

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