Chapter Eleven (editado)

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Un campamento para semidioses como yo (Parte dos)

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Un campamento para semidioses como yo (Parte dos)

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Dejó una caja de zapatos en mi regazo con gran reverencia y luego hizo lo mismo con Percy. Contenía un cuerno de toro blanquinegro, astillado por la base, donde se supone era la unión con el cuerpo. Estaba manchada de sangre reseca.

No debería ser así, solo un cuerno fue arrancado no los dos.

—El Minotauro —dijo Percy, recordando.

—No pronuncies su nombre, Percy –balbuceo Grover.

—Así es como lo llaman en los mitos griegos, ¿verdad? El Minotauro. Mitad hombre, mitad toro –solté con rencor.

Grover se removió incómodo.

—Han estado inconscientes dos días. ¿Qué recuerdan?

Percy habló.

—Dime qué sabes de mi madre. ¿De verdad ella ha…?

Bajó la cabeza.

Yo volví a contemplar el prado. Había arboledas, un arroyo serpenteante y hectáreas de campos de fresas que se extendían bajo el cielo azul. El valle estaba rodeado de colinas ondulantes, la más alta de las cuales, justo enfrente de nosotros, era la que tenía el enorme pino en la cumbre. Incluso aquello era bonito a la luz del día.

Pero Sally se había ido y por mucho que la halla conocido hace poco, nada debería resultar bonito. Su muerte ha sido en parte mi culpa.

—Lo siento —sollozó Grover—. Soy un fracaso. Soy… soy el peor sátiro del mundo.

Gimió y pateó tan fuerte el suelo que se le salió el pie, bueno, la zapatilla Converse: el interior estaba relleno de polispan, salvo el hueco para la pezuña.

—¡Oh, Estigio! —rezongó.

Un trueno retumbó en el cielo despejado. Mientras pugnaba por meter su pezuña en el pie falso pensé: «Bueno, esto recién comienza.»

Daughter of Shadows || PJO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora