Chapter Twenty (5/5)

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Balneario (Parte uno)

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Balneario (Parte uno)

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Desperté en un bote de remos con una vela improvisada con la tela gris de un uniforme confederado. Percy, sentado a mi lado, iba orientando la vela para avanzar en zigzag. Intenté incorporarme y de inmediato me sentí mareada.

—Descansa —me dijo—. Vas a necesitarlo.

—¿Y Tyson…?

Él meneó la cabeza.

—Lo siento mucho, Percy.

Guardamos silencio mientras las olas nos sacudían.

—Quizá haya sobrevivido —dije, aunque no muy convencida—. Ya lo sabes, el fuego no puede matarlo y dudo que el agua lo dañe.

Asintio. Había visto cómo aquella explosión destrozaba el hierro blindado. Si Tyson estaba junto a las calderas en aquel momento, era imposible que hubiera sobrevivido.
Había dado su vida por nosotros.

Las olas rompían contra el bote. Percy me enseñó algunas cosas que había logrado salvar del naufragio: una bolsa hermética llena de ambrosía, las vitaminas de Hermes, su espada un par de camisas de marinero y una botella de SevenUp. Él me había sacado del agua y también había encontrado mi mochila, aunque los dientes de Escila la habían desgarrado por la mitad. La mayor parte de mis cosas se habían perdido en el agua, pero todavía tenía mi chaqueta de cuero, dónde guardaba el gorro que me dió mi padre. También tenia nesăbuit y a σκιά, desde luego. No importaba dónde perdiera el anillo o el pendiente: siempre volvían a aparecer en mi oreja y dedo.

Navegamos durante horas. Ahora que estábamos en el Mar de los Monstruos, el agua relucía con un verde todavía más brillante, como el ácido de la hidra. El aire era fresco y salado, pero tenía además un raro aroma metálico, como si se aproximará una tormenta eléctrica, o algo aún más peligroso. Me sentía mal, no sabía en qué dirección debíamos seguir, ni a dónde íbamos.

Sin importar en qué dirección viéramos, el sol siempre me daba en la cara. Compartimos unos sorbos de SevenUp y utilizamos la vela por turnos para protegernos un poco con su sombra. También hablamos de su último sueño con Grover.

Le dije que teníamos menos de veinticuatro horas para encontrarlo, y eso dando por supuesto que su sueño fuese fiable y que Polifemo no cambiara de idea e intentara casarse antes.

—Sí —dijo amargamente—. Nunca puedes fiarte de un cíclope.

Suspiré. Arrastré mi mano por el suelo del bote inflable hasta llegar a su mano y colocarla sobre está.

—No seas tan duro contigo, Percy.

Bajo la vista hacia nuestras manos y con un movimiento de giro las entrelazó.

—Mayven, ¿ sabes cuál es la profecía de Quirón?

—No.. —respondí—, eh estado tratando de saberla, pero aún no encuentro nada. Solo un retazo.

—Ya sé que Quirón prometió a los dioses que no me lo diría. Pero.. si tú la encontrarás me lo dirías, ¿verdad?

—Saber no siempre es bueno —dije—, pero claro que te lo diría. Después de todo esa profecía nos involucra a los dos, además eres mi amigo.

Me regaló una sonrisa adorable y alzo nuestras manos hasta la altura de sus labios. Deposito un suave y lento beso en el dorso de mi mano.

Sentí mis mejillas arder... Y no creo que sea por el sol.

—Los dioses están preocupados por algo que haremos —aventuró—, cuando cumplamos los dieciséis.. pasará algo importante.

—No conozco la profecía entera aun, Percy, pero sí se que los dioses están alertas sobre nosotros, unos mestizos hijos de los Tres Grandes: el próximo que viva hasta los dieciséis años. Ésa es la verdadera razón de que Zeus, Poseidón y Hades hicieran un pacto después de la Segunda Guerra Mundial y de que permitieran no tener más hijos. El siguiente hijo de los Tres Grandes que llegue a cumplir los dieciséis se convertirá en un arma peligrosa.

—¿Por qué?

—No sé si sea acertado, pero —balbuceo— escuché que ese héroe decidirá el destino del Olimpo. Él o ella tomará una decisión y, con esa decisión, o bien salvará la Era de los Dioses o bien la destruirá.

Pasamos un rato en silencio. Los mareo continuaban, me sentía realmente mal.

—Por eso Cronos no nos mató el verano pasado.

Asentí.—Tal vez. Es decir, los dos tenemos grandes poderes conferidos por nuestra descendencia divina, si el titán loco consigue (de algún modo) tenernos de su lado, eso le favorecería bastante.

—Pero si la profecía se refiere a uno de nosotros…

—Sólo lo sabremos si sobrevivimos otros tres años. Lo cual puede llegar a ser mucho tiempo para un mestizo y la verdad yo creo que..

Interrumpí mi habla al ver el mar.

Una aleta verde y erizada de púas, de unos cinco metros de largo, salió contoneándose a la superficie por el lado de babor y enseguida volvió a desaparecer.

—El protagonista de la profecía… quiero decir, él o ella, ¿no podría ser como un cíclope, por ejemplo?
—pregunto Percy—. Los Tres Grandes tienen un montón de monstruos entre sus hijos.

Dejé de ver el mar para mirarlo a él.

—No lo creo; si el Oráculo dijo «mestizo». Significaría medio humano medio divino.. creo.

—Entonces ¿por qué los dioses nos han dejado vivir siquiera? Sería más seguro matarnos.

—Tienes razón.

—Muchas gracias.

—Percy, no lo sé. Supongo que algunos dioses preferirían matarnos, pero seguramente temen ofender a Poseidón y Hades. Otros dioses quizá estén observando aún, intentando decidir qué clase de héroes vamos a ser. Podrían convertirnos en armas, lo cual creo que es muy nefasto si me lo preguntas, al fin y al cabo será para su supervivencia. La verdadera cuestión es qué haremos dentro de tres años, qué decisión tomaremos.

—¿La profecía daba alguna pista?

Negué.—No se nada más.

—¿Cómo es que lo sabes? —preguntó de repente.

—Las sombras. Ellas pueden ser muy útiles si sabes cómo manejarlas.

Quizá me habría dicho algo más, pero en ese momento una gaviota descendió de repente en picado, como salida de la nada, y se posó en nuestro mástil improvisado. Percy se sobresaltó cuando el pájaro dejó caer en su regazo un enredo de ramitas y hojas que debían habérsele enganchado.

—Tierra —dijo—. ¡Tiene que haber tierra cerca!

No había duda: se veía una línea azul y marrón a lo lejos. Un minuto más tarde se divisaba una isla con una montañita en el centro, con un deslumbrante conjunto de edificios blancos, una playa salpicada de palmeras y un puerto que reunía un surtido bastante extraño de barcos.

¡Al fin tierra firme!

Todo mi cuerpo celebro. Estaba a nada de dejar mi mareo cinético.

Daughter of Shadows || PJO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora