Se conocieron con solo 16 años tras una trágica situación, lentamente nacieron sentimientos mutuos, pero mientras el amor nacía, la despedida aparecía.
¿Qué pasará cuando Lisa y Taehyung se vuelvan a encontrar en la Universidad? ¿Podrá el amor ent...
En la oscuridad de mi habitación intentaba recrear su ultima visita de la mañana de ayer. Tocando mi frente intentaba encontrar los rastros de su beso para despertarme, su maldito beso que no volvería a tener, porque ya no estaba aquí, definitivamente él se fue de este mundo. No puedo concebir la idea de no volver a ver su rostro, de no volver a tomar su mano, no volver a escuchar su risa, ni sus malditos chistes que no daban gracia, él no estará más en mis mañanas, en mis tardes ni en mis noches, duele tanto, tanto que no puedo respirar de tan solo pensarlo.
Aún inmersa en mis pensamientos y ahogada en mis lagrimas tenia que recoger los restos de mi alma para ir a su entierro, pero duele tener que hacerlo, no puedo simplemente aceptar esto, no puede ser cierto ¿Porque él?
Todo esto es mi culpa, es mi jodida culpa. Mi pecho se cerro cuando un grito ahogado salio de mi garganta.
-¿Porque demonios tuve que exigir ir a Ize?-grite entre lagrimas. Mi madre ingreso rápidamente a mi habitación.
-Lisa- dijo envolviendo mi cuerpo en sus brazos- Cariño por favor, no es tu culpa- dijo llorando mi madre.
Abrazadas sobre mi cama, volvimos a llorar dejando caer parte de nosotras en cada lagrima.
***
Estábamos en el maldito cementerio, rodeadas de personas que lloran por la perdida de su compañero de trabajo, siendo que ese lugar será reemplazado pronto, otros lloran por la perdida de su vecino, uno que fácilmente será olvidado. Pero solo yo lloraba por la perdida de un padre, uno que jamás podre volver a tener, porque nunca nadie podría reemplazar ese lugar, su lugar. No pude sostener más mi poco temple cuando vi su ataúd hundirse bajo capas de tierra, capas que significaban el final de él, capas que me impedían volver a verlo, capas que me anunciaban la despedida de mi persona favorita, capas que me confirmaban el fin de su existencia en mi vida.
Caí sobre mis rodillas cuando la ultima capa cubrió todo, inmediatamente mi madre se dejo caer a mi lado, abrazándome tan fuerte que por primera vez me obligué a mirar sus ojos, en ellos solo pude ser testigo de su desolación, ella estaba tan rota como yo, porque ella perdió a su compañero, a su amante, al padre de su hija. Nos vi solas, rotas y sin alma.
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Pasó una semana desde que mi padre murió, aún no podía salir de mi casa, solo salia de mi habitación para beber agua o ingerir algo de comida obligada por mi madre, sabia que ella no estaba mejor que yo pero al menos intentaba hacer lo mínimo para recuperarse. Pero yo no podía, mi estado era automático, solo respiraba por inercia, pero ya no quería hacerlo más y varias veces me encontré meditando en esa posibilidad pero no tenia el valor suficiente para auto-lesionarme.
***
Dos semanas desde que mi padre no esta entre nosotros. Las vacaciones no podían interesarme menos, toda esta semana vinieron diferentes compañeros del instituto para invitarme a algún plan, rechace a todos y cada uno, ninguno de ellos anteriormente se preocupo por mi y ahora lo hacían por lastima, no quería nada de ellos. Mi madre quiere que empiece terapia como ella, me negué, no necesito esa mierda.
