RESET- Taelice ✅

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Una semana paso desde aquella noche en que conocí a Kim Taehyung, un chico de 16 años que había salvado mi vida no solo físicamente, esa noche Taehyung había logrado reconstruir las piezas rotas de mi angustiada alma. 

Sus palabras fueron un consuelo tan sincero y desinteresado, su inocencia de chico del campo denotaba cuan genuinas eran sus palabras. Él hablo tan calidamente de mi padre, lo describió de una manera tan precisa que me hizo estremecer. Esa noche Taehyung me recordó lo importante que era vivir, lo afortunada que era de tener a mi madre.

***

Cada día recibí mensajes de Taehyung, de Tae como él quería que lo llamara. Desde que despertaba hasta que nos despedíamos para dormir nos mandábamos textos. Era un chico tan agradable, sumamente espontaneo y tan feliz que era imposible no recibir dosis de energía de su parte. Era tan devoto de su abuela, en cada cosa que contaba, cada cosa que explicaba, en cada detalle que quería trasmitir, en todo siempre estaba presente su abuela. 

No era un misterio, su abuela era su persona favorita como mi padre fue la mía, podía reconocer ello en su forma de definirla, de elogiarla, era supero bonito ver eso. Aún extraño locamente a mi padre, en cada mínima acción que realizo, aún lo busco en mis mañanas al despertar pero es lindo recibir un mensaje de Tae en los momentos exactos, me reconforta sin saberlo. Por fin decidimos volver a vernos en persona y estaba sumamente ansiosa por volver a ver su rostro.

Por otra parte, mi madre esta decaída, noté que su fortaleza que la mantuvo firme estas semanas se esta derrumbando y me duele verla así, haber sido egoísta con ella y no acompañarla desde el inicio. Noté que se paraliza cuando ve ropa de mi padre, que se paraliza cuando cruza a alguien que le pregunta por él sin saber que falleció, me preocupa demasiado que su situación esta en estado regresivo, es como si el duele recién estuviera por comenzar.

***

Estaba llegando al parque donde bebimos helado la ultima vez con Tae, prometí llevarlo a un centro comercial, ansiaba conocer un lugar así, y me agradaba poder ser parte de sus descubrimientos de la gran ciudad. Quiero hacer todo lo posible por retribuir su amistad y el favor de salvarme la vida aunque sean cosas tan mínimas como esta.

Mientras me acercaba en dirección a él, lo vi jugando con unas palomas, el sonido de mis pasos lo hizo voltear en mi dirección cuando me reconoció rápidamente se levante de aquel banco donde estaba sentado.

-Hola Lisa.- saludó emocionado.

-Hola Tae.- salude con una pequeña sonrisa.-¿vamos?- pregunté.

-Si, vamos.- respondió.- ¿Es muy lejos de aquí?-preguntó curioso.

-En realidad no lo es ¿Por que?- pregunté.

-La próxima vez quiero llevar a mi abuela.- contestó.

-¿Ella quiere conocer el sitio?-pregunté. Asintió- ¿Porque no le pides que nos acompañe?-sugerí. Su inocente mirada se ilumino con esa idea.

-¿No te molestaría eso?- preguntó.

-En absoluto- aseguré- Me gustaría conocerla, hablaste de ella toda la semana.- dije sonriendo.

-Lo siento.- dijo tímido.

-No me molesto tonto- hable golpeando levemente su brazo.- Seria un honor conocerla-dije.

-Entonces vayamos por ella, estoy seguro que estará feliz de conocerte- aseguró.

***

La salida al centro comercial había sido exitosa, ambos se asombraban por cosas tan regulares para mi, pero de alguna manera esa inocencia en me hacia tan curiosa como ellos en ese momento. La abuela de Tae era tal cual la describió, tan suave como una brisa primaveral, era tan agradable como él, sumamente sabia y dulce, me hizo sentir calidez sin mucho esfuerzo había extrañado tanto esa sensación desde hace ya un mes que no recordaba que era tener el corazón cálido.

-Gracias por la excursión cariño- agradeció Thelma con sus manos arrugadas sobre mis manos, mi corazón se estremeció.

-Gracias a ustedes por dejarme ser parte de esto.-agradecí, con mi corazón lleno y cargado de emoción.

-¿Estas con tiempo para ir a comer pastel en nuestra casa?- pregunto ilusionada.

-El pastel de mi abuela es el mejor.- aseguro Tae. Me hizo sonreír.

-Entonces debo ir.- respondí. La sonrisa que ambos me devolvieron me hacia añicos ¿Como podían ser tan dulces los dos?

***

Cuando llegamos al departamento donde vivían, noté que era bastante pequeño, me hizo dar cuenta de que ellos eran bastante humildes, pero el amor que primaba en ese espacio era tan enriquecedor que no se necesitaba más que ello. Ellos eran afortunados de tenerse.

-Adelante Lisa.- invito Tae- Es pequeño pero tiene lo necesario.-aseguro sonriente.

-Es muy bonita su casa.- hable, ambos sonrieron con dulzura.

-Ven cariño, siéntate.- pidió Thelma mientras ella quitaba la tapa que cubría un inmenso pastel.

-Iré por refrescos para los tres.- aviso Tae mientras se dirigía a la pequeña cocina.

Cuando comí un pedazo de la rebanada de pastel frente a mi, los sabores atacaron mis papilas. Sabia dulce, pero no demasiado, era suave y esponjoso, muy sabroso, pero sobre todo lleno mi corazón, era un sabor conocido, me recordó a los esponjosos muffins que hacia con mi padre, un sabor que creí que jamás volvería a recuperar. Mi pecho se ablando, mis ojos se cargaron y lagrimas como cascadas sin permiso escaparon de mis ojos.

-Es perfecto.- dije entre lagrimas. Las manos de Thelma se posaron sobre las mías en un gesto cariñoso, una contención sutil. No era ajeno mi sufrimiento para ella, lo había notado, ella era transparente, pero no sentía lastima por mi, ella transimitia cariño y comprensión, eso derritió el hielo que cubría mi corazón. Las lagrimas comenzaron a salir con sollozos cada vez más audibles, pero en instantes me encontraba rodeada por su abrazo, uno tan caluroso y afectuoso como el que Tae me había brindado. 

Y ahora aquí estaba, llorando entre los gentiles brazos de una dulce abuelita, una que apenas conocía pero que no necesitaba conocer para percibir la sinceridad de sus acciones. Estaba agradecida con Tae, él sabia que yo necesitaba esto.

Gaby :)