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Ella abrió sus ojos lentamente cuando la luz tenue la atacó, mi corazón latía descontrolado por la imagen de sus labios entreabrirse como queja, era ella, sí, esto era demasiado real para ser un sueño. 

-¿Qué estas haciendo aquí?- pregunté sorprendido. 

Sus ojos se ampliaron repentinamente como descubriendo mi existencia por primera vez. Tragó duro, yo también.

-Thelma dijo que no vendrías...- balbuceo asustada. Joder, mi corazón se debilita tanto cuando la veo frágil como en este momento. 


Nos quedamos en silencio en un duelo de miradas confundidas y aterradas, mi pulso estaba descontrolado, en parte por el jodido alcohol que tenía encima pero principalmente porque ella estaba en jodida cama. Lisa estaba en mi cama vestida con mi camiseta y gracias a dios no podía ver nada más porque las sábanas la cubrían. Fue demasiado obvio para mi que ella estaba mirándome en detalle, joder no tenía camiseta puesta, y  solo cargaba un maldito bóxer. Esto no está bien. No definitivamente esto no estaba bien.

-Me iré...- dijo corriendo la vista de mi cuerpo. Se levantó rápidamente de la cama y... 

-Joder.- escapó de mis labios aquello, luego de ver sus piernas. 

Ella se veía malditamente bien simplemente con mi camiseta puesta, no pude evitar recorrerla completa con la mirada, hasta que llegue a su rostro, esos que miraban sorprendidos y confundidos, sus mejillas se tiñeron de rubor, y no pude, ni lo intente, porque inmediatamente tomé su mano y la tiré hacia mi. 

Su cuerpo yacía sobre las sábanas, sus largos cabellos estaban esparcidos sobre la cama y sus ojos me miraban temblorosos con su boca entreabierta. El tiempo se detuvo en cuanto sin palabras hablamos con las miradas, ella mordió su labio sin apartar la mirada...

-Puedes detenerme cuando quieras...-dije. Me lancé hacia sus labios con desesperación, ella instantáneamente me siguió y perdí, perdimos la cordura ambos. Aún sabiendo que esto estaba jodidamente mal, mis sentidos eran un maldito desastre por el alcohol.

Más de dos años pasaron desde la última vez que probé sus labios, y lo que sentí aquella vez aún seguía aquí, en este beso, en mi corazón y mi cabeza. Pero la timidez que supimos tener ya no nos detenía, lo supe cuando sus manos me comenzaron a despeinar el cabello, cuando desesperadamente me presionaba contra ella, como queriendo más de mi. 

Sus besos ya no eran inocentes como recordaba con claridad, y tal como había deseado aquella última tarde en el antiguo departamento, introdujo su lengua en mi boca con lujuria y nos encontramos allí. Ambos exploramos con detenimiento nuestras lenguas en una danza nada delicada, hambrientos y sedientos del otro, porque ya no éramos unos niños, porque deseábamos más, y ahora no podríamos escapar de lo que seguía después de unos besos jodidamente calientes, nuestros cuerpos se hablaban, aún cuando no sabría bien lo que ocurriría después de este momento, quería vivir el ahora. 

Mis manos que acariciaban su diminuta cintura bajaron lentamente hacia sus muslos, la escuche gemir como si mi tacto la quemará en el recorrido, pero continué el camino hasta su zona más deseosa sin dejar de besarla, acaricie su intimidad sobre la tela de su prenda interior, gimió alto. Me detuve.

-No debemos hacer ruido.- avisé, asintió mordiendo sus labios. Tan deliciosamente irresistible para mi, pero tan dolorosa para mi corazón al grabar su rostro en mi mente. 

Su respiración continuaba acelerándose cuando finalmente aparte la prenda hacia un lado, liberando aquella zona que ansiaba explorar con mis labios, pero ahora no teníamos tiempo. La sentí estremecerse entre mis brazos cuando mi dedo acarició su centro, sus ojos se abrieron encontrando nuevamente mi mirada perdida en cada pequeño gesto que hacía, sus ojos desbordando de deseo, uno que me quiere arrastrar a la eterna perdición, durante tanto tiempo soñé con esos ojos. Relamió sus labios cuando mi tacto dio con su humedad, ella gimió de inmediato.

RESET- Taelice ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora