PREFACIO

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Me gusta el poder... es algo que no puedo negar, a todos nos gusta y el que diga lo contrario es porque jamás lo ha tenido, incluso nos gusta tener el control de no tenerlo, aunque algunas veces para llegar a la cima tienes que ser un poco... ¡Spycho! Y mezclando los ingredientes correctos puedes tener la combinación perfecta y eso me llevo mucho tiempo aprenderlo y sobre todo entenderlo.

𝑶𝑺𝑳𝑶 𝑵𝑶𝑹𝑼𝑬𝑮𝑨, 𝑱𝑼𝑵𝑰𝑶 1996.

—Puja, vamos Puja.

—No puedo más

—¡Que pujes con un carajo!.

—Ya viene, ya viene.

—Es una niña.

—¡¿Que?! ¡Una niña!.

—asi es.

—Necesitamos un heredero, ¡un Varón! No una niña.

—pero es nuestra hija.

—señor, la señora no podrá tener más hijos.

—Desaste de ella, esa niña jamás existió.





𝑴𝑰𝑳𝒂́𝑵 𝑰𝑻𝑨𝑳𝑰𝑨, 𝑨𝑵̃𝑶𝑺 𝑫𝑬𝑺𝑷𝑼𝒆́𝑺.


—Su dinero ha sido depositado con éxito—confirmo el gerente del banco.

—Disculpe la tardanza— un hombre de veinti ocho años más o menos, alto de cabello negro entró abotonando su traje, el cual dejaba ver su elegancia, el gerente salió cerrando la puerta de cristal provocando que aquel hombre alzará la vista dejando ver sus facciones muy marcadas dignas de un italiano acompañadas de unos ojos azules intenso.

Me levanté del asiento extendiendo mi mano con suficiencia y autoridad.

—Siren Van Doren– sonreí sutilmente.

—Orfeo— tomo mi mano sin quitarme la mirada— Ceo de los bancos.

—Un gusto Orfeo, ¿puedo llamarte así? — me solté del agarre sacándolo del trance.

—Si, claro Siren, ¿también puedo llamarte así cierto?– sonrío sentándose frente a mí del otro lado del escritorio.

—Sería un placer— me senté en el asiento.

—Tu dinero está seguro con nosotros, solo tienes que firmar unos papeles– deslizó un portafolio y una pluma.

—Por supuesto— lo abrí firmando cada una de las hojas —Listo— las deslicé nuevamente hasta su lugar.



—Es una cantidad muy alta, puedo preguntar ¿a qué te dedicas? Curiosidad solamente, en Italia hay muchas personas...familias muy importantes, pero no te había escuchado mencionar antes y nadie olvidaría a una mujer como tú— guardo los papeles volviendo a verme.


—Pronto escucharás de mí— me levanté del asiento caminando hacia la puerta, me giré levemente viéndolo de nuevo por encima del hombro.

—Vengo de Oslo Noruega— salí.

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PSYCHO | (bilogía mentes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora