—Es hora— Zander informó tocando mis hombros con ternura dejando un beso en uno de ellos.Vi su reflejo en el espejo frente a nosotros donde hasta hace un momento solo estaba el mío. Sonreí y asentí.
—Su jet saldrá más tarde y estarán a tiempo en Noruega y nosotros llegaremos un poco después— explicó y la puerta de la habitación fue abierta. Extendió su mano hacia mí.
Tome su agarre al tiempo que lo veía. Sí, estaba perdida por él y ya no lo podía negar y no quería hacerlo, pero eso no me alejaba de mi objetivo y el que él estuviera a mi lado solamente me daba una fortaleza más como había dicho André.
Un recorrido después de salir de la propiedad nos esperó el cual nos llevó a la pista donde estaba el jet. Ambos lo abordamos dejando atrás los autos dando inicio al vuelo.
Vi por la ventanilla como íbamos dejando París Francia atrás, después vi hacia el frente donde se encontraba mi hombre; él era mío y yo de él y eso me encantaba. La ceremonia había sido perfecta: luego de la entrega la recepción fue muy placentera junto al pequeño círculo de amigos, bebidas, platillos, risas y nuevas amistades que se forjaron como la de Zyanya y Balderik. Zander y yo nos fuimos a descansar, pero los invitados siguieron, por eso su vuelo saldría más tarde.
El viaje no duró más de una hora la cual aprovechamos para trabajar. Al aterrizar en Londres Inglaterra tomamos posesión de los vehículos que nos llevaron de inmediato rumbo a la clínica. Cuando traspasamos dentro de esos muros fue el mismo procedimiento de siempre, la misma rutina y el mismo dolor. Zander sostuvo mi mano dándome un apoyo que no sabía que necesitaba y que recorrió mi ser en una inundación de fuerza y calma. Dejo que siguiera el camino sola quedándose dentro de las instalaciones.
En el avanzar en los pasillos blancos la vi, ahí estaba ella, mi pequeña lobita... mi pequeña Rianne sentada en una banca igual que su atuendo blanco, su mirada estaba perdida en los árboles como si su alma estuviera perdida en sí misma. Seguí caminando alejándome cada vez más de las puertas de cristal hasta llegar a ella.
—Son preciosos— hablé dócilmente.
—¡Sienna!— dijo cuando volteo a verme —Regresaste. ¿Dónde están Vidarr, Ronan y los demás?.
Aunque ese dolor que cosquilleaba dentro mi apareciera cada vez que la visitaba no podía acostumbrarme a él y seguía siendo con la misma intensidad, incluso se iba acumulando cada vez más y más junto con la impotencia que me atormentaba. Tuve que tomar unos momentos para poder articular palabra tragando todo el sentimiento y poder calmarme porque ella no podía verme en ese estado.
—Soy Siren, ¿lo recuerdas?— me fui sentando en la banca con cautela tratando de no invadir su espacio.
—¡Si! tú me cuentas cuentos— sonrío al tiempo que buscaba detrás de mí y a los lados con felicidad —¿Ellos vienen contigo?, ¿dónde están?, sabes, Vidarr me prometió un dulce, pero ya no volvió. ¿Tú puedes darme uno?.
Tal vez el tratamiento está funcionando pues recordaba lapsos por más tiempo que poco a poco fue olvidando, pero sabía que no duraría y tampoco la mejorarían en su totalidad. Limpié las lágrimas que salieron de mis ojos al mismo tiempo que los obligaba a detenerse. Rianne volvió a perderse en los árboles por unos segundos.
ESTÁS LEYENDO
PSYCHO | (bilogía mentes)
Aléatoire¡PRÓXIMAMENTE EN EDICIÓN! Todos podemos llegar a ser un poco PSYCHO. +21. PUEDE CONTENER TEMAS SENSIBLES Y DELICADOS QUE PUEDEN NO SER APTOS PARA TODO PÚBLICO, COMO TRASTORNOS MENTALES, DEPRESIÓN, ANSIEDAD, ASÍ COMO SUICIDIO, ABUSO Y FILIAS. ADEMÁS...