42 ~ UNA INVITACIÓN

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—Siento interrumpir —dijo André— La señora Merle ha llegado.








Lo vi por unos segundos confusa, pero sin hacerlo notar, luego vi a nana Lun y sonreí.









—¿Vamos, nana?.








—Después de ti.









Dirigí mi caminar hacia la entrada principal con nana Lun y André por detrás siguiendo él caminó. Justo antes de lograr llegar las grandes puertas se abrieron y con ellas una elegante silueta combinada con dulzura, pero también imposición.











—¡Hija, Siren!— habló primero extendiendo sus brazos sin importar interrumpir su gran porte—. Te he echado de menos —atrapo mi cuerpo en un cariñoso abrazo.










—!Merle! —recibí su contacto con aprecio— Ya no lo harás, al menos por un tiempo. Ahora estás aquí.










—No será por mucho —se quejó sin perder la elegancia — Pero no podía estar más tiempo sin ver a mis hijos y preparar algunos detalles sobre la celebración.










—¡Madre! —Zander dijo a secas tensando el ambiente por su repentina llegada—. ¿Qué haces aquí?.









Podía comprender la posición de Zander dado que yo estaba igual y eso que claro que no se acercaba a lo que él sentía. Pero éramos uno y lo que a él le afectara me afectaba a mí y lo que a mí me afectara lo afectaba a él. Así como estaba listo para defender a su mujer, yo también estaba lista para defender a mi hombre. Era su madre después de todo y se amaban aunque eso no quitara la huella que Merle trataba de imponer sobre Lauret a sus hijos y eso no le gustaba a Zander.










—Responderé todas tus preguntas hijo mío, pero primero dame un abrazó —acerco sus pasos con una sonrisa y lo abrazo— Estoy tan feliz de poder estar aquí.










Él también la abrazó con delicadeza y respeto.









—Y yo de que lo estés, madre. Zyanya se llenará de alegría por tenerte —Continuó su hablar mientras se acercaba junto a mí tomándome por la cintura—. Bienvenida, madre.








—Tengo el hijo que cualquier madre podría desear —dijo con orgullo— ¿Dónde está mi hija, mi Bonheur, Lun?.










Para nadie era un secreto que Zyanya era la felicidad de su madre así que no era raro que le llamara así literalmente de cariño en lo que ella consideraba su idioma favorito, el francés. Merle era esa mujer que hipnotizaba con su belleza, porte, esencia, dulzura, educación, feminidad, pero sobre todo con su carácter; era esa mujer que te llenaba de vida e inspiración, no, no como las demás que podías encontrar por ahí en algún lugar, ella era sangre pura y no se podía comparar ni siquiera con las demás mujeres de los linajes.









—La niña Zyanya está en los jardines con el joven Sirideán —Contesto nana Lun con un ademán.










—Maravilloso, así podre saludar a ambos —sonrío— Ustedes y yo hablaremos después.










Dijo antes de salir con nana Lun por detrás. Asumiendo que nos habíamos quedado en privacidad me puse enfrente de Zander y lo besé no precisamente de una forma decente sino más bien sensual.









PSYCHO | (bilogía mentes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora