7 ~ GALA

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El vestido blanco con corsé bordado de flores ajustaba aún más mi cintura resaltando mis pechos por los bordes, la grande y larga falda se movía al compás de mi cuerpo, mi piel tersa brillaba sutilmente gracias al maquillaje corporal con el cabello rubio largo deslumbrando aún más el labial rojo que definía mis labios, amaba mi estilo, era parte de mí, una manera de reflejar mi esencia y el resto del mundo lo adoraba. El bullicio de gente y música ya se escuchaba fuera de las puertas de la habitación, sonreí rociando un poco del perfume Chance Chanel. Al comenzar a caminar hacia la salida el ruido del móvil apresó mi atención, vi el nombre iluminar la pantalla y aspiré.

—Orfeo— contesté sonriendo con gusto como si pudiera verme.

—Siren, donde estás? Vine al penhouse y me llevé la sorpresa de que te fuiste... otra vez— su tono fue diferente y no me dejó distinguir bien si era enojo o preocupación la forma en como me estaba hablando.

—Tuve que salir de emergencia, era de vida o muerte— la escena de Zander en la habitación con aquella mujer inundó mi mente.

—Que? Tú estás bien? Dime dónde estás, voy para allá ahora mismo, envíame tu ubicación— su voz fue desesperante y esta vez me di cuenta de su genuina preocupación, si tan solo supiera donde me encontraba, estaba justo en la raíz de lo que más me quería cuidar, pero esa información solo la teníamos André, las personas en la ubicación y yo.

—No, no vas a recibir mi ubicación y no vas a salir de Milán, te vas a quedar exactamente donde estás y vas a mantener las Hortensias de mi jardín vivas, porque si no me voy a molestar mucho— le hable como si le estuviera advirtiendo y ordenando a un niño pequeño.

—Pero Siren, quiero estar contigo, crei que te quedarías— se quejó.

—Lo sé, quien no quiere estar conmigo?, bueno creo que ahora conozco alguien— Suspire alzando las cejas volteando los ojos con diversión e ironía— Si mis Hortensias siguen vivas cuando vuelva te recompensaré, haha y no creas que no me di cuenta de que las Hortensias del desayuno eran de mi jardín— sonreí —A sí que mantenlas vivas Orfeo, dependen de ti— envié besos antes de colgar sin decir más.


Orfeo no podía esconder su amor, ya estaba enamorado y que debía hacer con eso? El plan no era que se enamorara y lo hizo, lidiar con esos problemas no era algo que me hiciera muy feliz, pero tendría que dejar eso para después. Me vi una vez más en el espejo viendo mi delgada figura con las curvas en perfecta armonía sin ser exageradas, mi mente sonrió con orgullo elevando mi ego al ver mi belleza. Salí bajando las grandes escaleras con la música instrumental de fondo, había demasiados invitados llenando el salón con lujosos trajes y vestidos, todos voltearon a verme en sincronía, no los podía culpar, después de todo yo no era un privilegio que podían disfrutar en el día a día.



—Ordené que te enviaran los mejores vestidos y por lo que veo te enviaron los más ordinarios— me recibió Zander al final de las escaleras con un elegante traje negro que sobresalía, informando que él tenía el control sobre los demás —Definitivamente tendré que despedir personal— negó decepcionado.




—Un troglodita usando un traje? Eso sí no se ve ni en los mejores circos— dije con sarcasmo viéndolo de pies a cabeza con arrogancia.


—Disfruta la noche Siren, espero no llegué una tormenta— sonrío forzadamente marchándose.

Le devolví la sonrisa forzada al darme cuenta de que hizo referencia al día que nos conocimos. Zyanya se acercó a mi emocionada quitando el amargo momento, estaba acompañada de un hombre apuesto que no había visto antes.

—Siren— sonrío rodeándome entre sus brazos con un cálido abrazó — Alcance a ver qué mi hermano te recibió—volteo a ver Zander entre los invitados como si fuera digno de admiración.

PSYCHO | (bilogía mentes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora