Observe la invitación sobre la mesa dudando de la fiesta, sabía que las cosas cambiarían y podían hacerlo para bien o para mal, rocíe el perfume sobre mi piel envuelta con pequeños brillos de glow observándome en el espejo, tome la pequeña cartera saliendo de la habitación.
—Está todo listo, señorita— el gerente del hotel me escoltó hasta el vehículo.
—Gracias la estadía fue muy placentera— dije antes de subir al auto.
El chófer cerró la puerta comenzado a conducir el Rolls Roys alejándose de las zonas de Milán hasta llegar a una carretera exclusiva que solo podía llevar a un lugar a una de las mansiones más antiguas que ha pasado de generaciones en generaciones la mansión Miliani, los lujosos autos comenzaron a desfilar uno detrás de otro en dirección del cumpleaños de Laurent, al cabo de unos veinte minutos llegamos a la gran entrada donde él ya se encontraba recibiendo a los invitados de todo el mundo, el chófer abrió la puerta por la cual salí dejando caer la falda larga del vestido color café nud con destellos de brillos.
—Siren llegaste — Lauren me recibió.
—No podía perderme tu cumpleaños — sonreí abrazándolo.
—Lo sé, pero mírate por dios luces como un Ángel— se inclinó simulando una reverencia por lo cual reí.
—Un Ángel es la criatura que menos seria — observe el lugar viendo la ostentosa decoración.
—Será mejor que entre, tienes muchos invitados a quienes recibir— comencé a caminar hacia la entrada de mansión
—Claro, bienvenida disfruta la fiesta más tarde será la gran hora— me sonrió.
Me adentré a la mansión integrándome en la fiesta tomando una copa de champagne Demi-Sec dando un sorbo tomando una dirección más solitaria admirando las grandes obras de arte de Laurent.
—Gran elección para acompañar los postres— una voz resonó en el pasillo solitario.
—Lo es—contesté sus palabras sabiendo que se refería a la champagne me giré en su dirección encontrando un joven y atractivo hombre, alto de piel blanca dejando ver su perfecto bronceado con cabello castaño y ojos color miel.
—Tú prefieres el vino— observé la copa entre sus manos.
—En ocasiones— se acercó un poco más viendo el cuadro frente a mí.
—El arte es un gran postre— me miró dejando ver su encanto.
—En ocasiones — sonreí dando un sorbo de la copa.
—Señorita la quieren saludar— una nueva voz interfirió.
Camine sin decir ni una palabra, salí del pasillo reincorporándome en la fiesta saludando a varias personas con unas hablando de temas banales mientras otras hablaban de negocios, paso un rato y la música me aturdió alejándome de la multitud encontrando a lo lejos a una Rowena sonriente, un Ragnar entre copas, una Cian comiendo postres y una Zafiro rodeada de amigas, abrí la puerta aspirando el aire puro de los jardines comenzando a caminar entre ellos.
—los empleados deben estar adentro— sus palabras me hicieron encontrarlo molesta.
—No entiendo por qué no estás allá entonces— conteste con sarcasmo viéndolo de pies a cabeza.
—Tienes razón, solo que vine por los que están perdiendo el tiempo— me devolvió la mirada de pies a cabeza tomándome del brazo fuerte pero sin lastimar halándome para caminar.
—Pero que te pasa? Suéltame— me quejé tratando de soltarme.
El cielo comenzó a dejar caer gotas de lluvia alertando de la gran tormenta por lo que las puertas de la mansión fueron cerradas, el hombre se detuvo frente a la única puerta abierta se giró hacia mí y me observo.
—Si eso es lo que deseas— me soltó y acto seguido se adentró cerrando la puerta dejándome afuera.
Camine solo unos pasos más rápidamente llegando a la puerta de cristal rodeada de manera viéndolo adentro.
—¡ABRE LA MALDITA PUERTA! —advertí con las gotas de lluvia más fuertes tocando mi piel, el negó haciendo señas de que no escuchaba después sonrió perdiéndose en la habitación.
La tormenta llegó y yo estaba afuera en la intemperie siendo empapada por la lluvia muriéndome de frío, pero quien se creía ese tipo? ¿Como se atrevió a dejarme afuera? La rabia se apoderó de mí creando mil historias de como arruinaría su vida pues tenía que pagar por esto, acaso no sabía quién era yo?, de repente un sirviente me vio sorprendido de verme afuera totalmente empapada con el maquillaje corrido y el cabello hecho un desastre, abrió la puerta que daba a la habitación.
—Señorita— dijo observándome.
Camine hacia dentro sintiendo lo cálido de la mansión aún molesta con ese tipo que se atrevió hacer semejante cosa, pero ya se las vería conmigo.
—Alista una habitación y que nadie me vea— ordené y él se marchó siguiéndola.
Camine de un lado a otro en la habitación que me encontraba por suerte la fiesta era del otro lado de la mansión así nadie podría verme en estas condiciones, al cabo de unos momentos el sirviente regresó guiándome hacia la habitación lista a la planta alta, me dejo en ella y él salió, tome un baño rápido poniéndome una bata de baño blanca con las pantuflas compañeras de la bata, salí del baño y observe mi vestido totalmente arruinado sobre la cama aumentando mi rabia con aquel tipo, la puerta sonó con dos toquidos.
—Señorita Siren el señor Laurent los esperan en la
sala, llego la gran hora— suspiré —Gracias en un momento voy—Oí los pasos marcharse fuera de la habitación, tome aire y salí rumbo a la sala dispuesta a arruinar la vida de quien me dejó en la tormenta, llegué abriendo la puerta molesta encontrando la habitación con Rowena, Ragnar, azafiro y Cian, todos observándome por mi gran entrada.
—Siren— Hablo Laurent desconcertado —Que te paso?— Pregunto observándome en bata con el cabello aún empapado.
—Un troglodita me dejó en la tormenta— me quejé molesta con todos los cuales no decían una palabra pues al parecer no podían creerlo y solo suspiraron al mismo tiempo.
–Bueno que bien que llegaste— se sentó en el asiento del escritorio —Es hora de presentar a los nuevos líderes— la puerta detrás de mí se cerró.
—Ella es Siren Van Doren— me miró orgulloso a pesar de mi aspecto.
—Mi hijo y heredero Drystan— me giré en la dirección que me señalo con su mano encontrando al chico de los postres con ojos color miel así que sonreí al par de él y antes de decir algo Laurent siguió hablando.
—y el nuevo líder del sub mundo Zander— el hombre que observaba atrevés de la ventana se giró en mi dirección.
—Debe ser una broma– reí negando.
—Siren— dijo Laurent y todos me observaron.
—Este fue el troglodita que me dejó afuera en la tormenta— lo miré con rabia y él solo esbozó una sonrisa tocando su barbilla viendo en otra dirección.
—Cómo te atreviste— dijo Ragnar negando mientras lo miraba.
—Estás bien? — las voces de Cian y Zafiro se unieron preocupadas mientras Rowena trataba de contener una risa.
—Sí, estoy bien, pero este troglodita— lo volví a ver.
—Seguro hubo un error— hablo Laurent incrédulo.
—No, no hubo ningún error— se dignó hablar Zander.
—Yo la dejé afuera en la tormenta— se giró nuevamente hacia la ventana —Y lo volvería hacer.
Todos se sorprendieron por su respuesta quitando cualquier duda que hubiera de que era verdad que me dejo en la interperie que lo único que causó fue ponerlo en la cima de mi lista negra, salí de la sala hecha una furia, ordenando que trajeran mis maletas a la habitación pues nos quedaríamos varios días para el nuevo orden.
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PSYCHO | (bilogía mentes)
Diversos¡PRÓXIMAMENTE EN EDICIÓN! Todos podemos llegar a ser un poco PSYCHO. +21. PUEDE CONTENER TEMAS SENSIBLES Y DELICADOS QUE PUEDEN NO SER APTOS PARA TODO PÚBLICO, COMO TRASTORNOS MENTALES, DEPRESIÓN, ANSIEDAD, ASÍ COMO SUICIDIO, ABUSO Y FILIAS. ADEMÁS...