10 ~ HORTENSIAS

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La tormenta había terminado y el clima había mejorado despejando el cielo, era hora de irme, los guardias se habían llevado mi equipaje apenas había amanecido, baje las escaleras encontrando a Zyanya y nana Lun esperándome.



—Te pediría que te quedaras, pero sería muy egoísta de mi parte— me recibió con un abrazó.





—Estaremos en contacto, eso tenlo por seguro— la estreché entre mis brazos.


—Por supuesto, pero no es lo mismo, te voy a extrañar— su rostro se tornó triste.


—Las videollamadas siempre son una opción— traté de animar a la peli negra.



—nana Lun me encantó conocerte— me dirigí hacia ella abrazándola.

—Lo dices como si fuera una despedida, pero no te será fácil deshacerte de nosotras— dijo bromeando recibiéndome en sus brazos.




—Creo que tendré que recurrir a la ayuda de las invocaciones— reí.



—Antes de venir, avise a Zander que te ibas, pero tiene demasiado trabajo, tal vez por eso no pudo estar aquí— Zyanya explicó.

—Con una vida como la nuestra el tiempo es un verdadero privilegio, así que entiendo— le sonreí, tratando de convencerme a mi misma, pues la realidad era que me hubiera gustado verlo una vez más antes de irme.



—Está todo listo— la voz del encargado se escuchó.


—Enseguida voy— lo observé para después volver a ver a las mujeres
—Milán las estará esperando—


—Creí que irías a tu país— Zyanya frunció el ceño con confusión.




—Más adelante, por ahora Milán me tiene atrapada, además tengo que asegurarme que mis Hortensias estén bien cuidadas— sonreí.


—Que tengas buen viaje, Siren— Rowena hizo eco hablando desde arriba de las escaleras soltando su arrogancia.


—Gracias— le sonreí forzadamente.


Abrace una vez más a Zyanya y nana Lun, antes de salir de la casa tomando posesión del transporte que se encargaría de llevarme rumbo a mi destino. Esta vez el camino fue más corto y rápido, gracias a que Zander ordenó a sus pilotos dar otra ruta a mis pilotos. La altura y los paisajes que se dejaban ver a trevés de las ventanillas qué me hicieron olvidar por un momento el mundo entero, solamente existiendo él aquí y ahora, mientras admiraba la grandeza del hogar que llamamos planeta, el aterrizaje me volvió a la realidad, baje tomando la elegante cartera.




—Bienvenida de vuelta— dijo André, quien me esperaba con el exclusivo auto junto con las camionetas negras de seguridad privada.



—Gracias, André, es bueno estar de vuelta— sonreí.




—A las empresas?— preguntó abriendo la puerta del vehículo.



—No, al penhouse, necesito un cambio de ropa— subí con André detrás, saliendo a carretera, mientras me informaba todo.



Llegamos al penhouse, tome un baño rápido después envolví mi cuerpo con la bata blanca secando mi cabello con una toalla del mismo color, pude ver las Hortensias de uno de los Jardines de los balcones y una sonrisa se formó en mis labios aumentando mi ego. Al cabo de un rato salí, André me esperaba así que recorrimos lo previsto en la agenda, visitando las empresas petroquímicas así como laboratorios y reuniones con grandes funcionarios que habíamos puesto en el poder. El día fue largo, así que llegué al penhouse ya con la noche. Me quite todo dejando solo la ropa interior baja, enrollando mi cuerpo en una bata nud con encaje, camine al balcón viendo las flores de colores pastel con una copa de vino, al cabo de un rato la seguridad dejo escuchar la llegada de alguien.






PSYCHO | (bilogía mentes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora