9 ~ LA TORMENTA SIGUE

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—Señorita Siren, tiene una llamada— entro otra empleada de servicio entregándome el teléfono.

—Gracias— le sonreí al tomarlo —Lo siento, tengo que contestar— me disculpe con Zyanya y Nana Lun, saliendo de la cocina a un lugar más privado.



—Siren van Doren— conteste la llamada.

—Niña Siren— su voz que comenzaba a ser desgastada sonó desde el otro lado.

—André— sonreí —¿Cómo está todo? ¿Pasa algo?— pregunté con interés.

—Todo va de maravilla— contestó con tranquilidad —El señor Laurent hablo, dijo que no se ha podido contactar contigo—

—Comprendo, supongo que he estado algo distraída— comencé a caminar viendo a través de las ventanas dentro de la casa, encontrando a Zander y Rowena solos, él estaba de pie con seriedad con la mirada perdida en el fuego de la chimenea, mientras Rowena disfrutaba de las fresas con chocolate con una copa en su mano.



—Niña Siren?— la voz de André volvió a sonar.


—Si, si, yo me encargaré de Laurent, gracias André— conteste tan rápido como pude —Cuida a mis padres, encárgate que todo esté bien con ellos— ordené como siempre, pues su seguridad y felicidad eran mi prioridad.



—Si, niña Siren— ambos colgamos.

Por más que trataba de alejar las preguntas, estas se negaban a irse, porque Rowena se había quedado?, porque estaba tan cerca a Zander?, y sobre todo, de que hablaban?, quiera decir que estas preguntas se debían únicamente a intereses laborales y estratégicos, pero no era así, me causaba curiosidad más allá de eso. Los observé por unos segundos, hasta que me distraje por el sonido de los truenos que avisaban que la tormenta seguía y se intensificaba, Rowena abrió la puerta saliendo de aquella sala sin que yo pudiera desaparecer antes.




—Siren— enarco una ceja con una sonrisa sorpresiva llena de arrogancia —Acaso nos estabas espiando?, porque si es así, pobrecita—




—Algunos si tenemos vida propia e interesante Rowena, no te equivoques, no todas son como la tuya— sonreí forzadamente.



Me dispuse a irme comenzando a caminar cuando Zander salió.



—Siren— pronunció mi nombre al verme.

—Zander— mencioné y encontré sus ojos justo cuando iba pasando junto a él, llevándome su aroma masculino.

Al llegar a la habitación, tomé inmediatamente un baño caliente, tratando de relajarme, estaba en esta isla, sin hacer nada, como si estuviera de vacaciones, mientras André se encargaba de todo en mi lugar, entonces porque necesitaba relajarme?, de que estaba cansada?, tal vez estaba cansada de mí, estaba cansada de ser yo, y como resolvía eso?. El agua hizo su trabajo y como era costumbre para ir a descansar solo me encontraba en ropa interior con una bata puesta, comenzando a peinar mi cabello rubio, las gotas de lluvia se escuchaban de música con el ruido de los truenos de fondo y los relámpagos dando ese toque de luz, aspire recordando la escena de Zander recorriendo la piel de aquella mujer con una fusta, mi respiración comenzó hacer víctima de mi imaginación comenzando a cambiarla, deje de peinar el cabello saliendo de la habitación, recorriendo el pasillo abriendo la misma puerta de la primera vez; entre dudosa y al hacerlo, luces rojas y cálidas se encendieron tenues, la mayoría de todo era negro así que no se podía ver bien, ya que unas partes estaban más oscuras que otras, me acerque a la cama tocando las sábanas negras, observando las ataduras con esposas que sobresalían de los bordes perfectamente acomodados sobre ella, llevando mi cuerpo y mente abrirse a la curiosidad.






PSYCHO | (bilogía mentes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora