12 ~ CLUB

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—Danos un momento— dije mientras nos soltábamos del abrazo.

Balderik se alejó con su bebida en la mano sin decir nada ante mi pedimento. La privacidad que teníamos dentro del club nos daba la libertad suficiente para hablar cualquier tema.

—Que haces?— me giré hacia Zander exigiendo con la expresión una explicación a lo que acaba de hacer.

—Llegando a un club— camino hacia la barandilla sin tomarme importancia.

—No puedes llegar y solo amenazar, definitivamente eres un troglodita— dije con enfado mientras lo observaba.

Se volvió hacia mi viéndome con seriedad, camino con seguridad quedando a solamente unos centímetros de mi rostro lo cual se le estaba haciendo costumbre.

—Jamás mencioné que no lo fuera— habló sin expresión alguna.


Me paso de lado dejando su aroma de perfume mezclado con su masculinidad permitiendo que lo respirara.

—Tenemos que hablar de negocios— escuché como la puerta del privado detrás de mí fue abierta y no fue muy difícil saber por quién, por uno de sus guardias para que él pudiera entrar, lo cual hizo.


Respire con suficiencia viendo lo poco de pista del club que se podía ver antes de tomar el camino hacia el privado, di vuelta, al cabo de unos pasos crucé la puerta negra, Zander se quitó el largo abrigo negro dándoselo al guardia, sentándose en el sofá, otro guardia cerró la puerta, quitando todo rastro de ruido, permitiendo uno nuevo en un tono más bajo, él hizo una seña indicando a los hombres de traje que nos dejaran solos, lo cual obedecieron al instante, al escuchar el sonido de la puerta cerrarse Zander comenzó hablar mientras servía dos tragos en la mesa que teníamos enfrente.


—Toma, el tuyo tiene demasiado exceso de hielo— deslizó un pequeño vaso hasta mi lado.

Observé el vaso dejando el mío de lado tomando el nuevo, sin decir nada.

—Te dije que ocuparías muchos "gracias"— tomo de su bebida degustándola —Justo ahora es un buen inicio para que comiences— me miró con arrogancia.

—No necesito clases de modales— sostuve el vaso dando un trago — Y menos de ti— lo miré con la misma arrogancia elevando la mirada.

—Deberías, ya que un troglodita te las está sugiriendo y esa no es una buena señal— hablo mientras se recargaba totalmente sobre el espaldar del sofá con la comodidad suficiente sin perder la compostura con la bebida en su mano, sin verme— Ya aprenderás—

—Tú me enseñarás?— solté una risa.

—Quieres que yo lo haga?— volteó a verme desafiante denotando autoridad —Tranquila, esa pregunta contéstala para ti—

Después de verlo por unos segundos aparte la mirada restándole importancia en un intento de relajar mi cuerpo por sus últimas palabras. Zander me desafiaba, yo atacaba y él contraatacaba, él no me temía ni a mí, ni a mi poder, y yo tampoco a él... no al menos del miedo común. No le temíamos a nadie, sabíamos que teníamos el poder sobre los demás... sobre todo, y eso se debía a que teníamos el conocimiento de que a los únicos monstruos que les podíamos temer realmente, vivían dentro de nosotros.


—De que negocios querías hablar?, o está vez también son más personales?— hablé cambiando el rumbo de la conversación a uno más ligero.

—La razón por la que Rowena se quedó en la isla, fue porque quiere incursionar y entrar en el sub mundo— dio un trago tranquilamente.


—En el sub mundo y en su dueño también— el sarcasmo al decirlo fue evidente.

Aunque la molestia y la decepción de mi falta de eficiencia y observación recibieron un golpe de ego internamente, pues por poner más atención a otras cosas sin importancia no fui lo suficiente para poder ver más de lo que debía hacerlo, simplemente me limite en distracciones, haciendo a un lado el instinto de eficacia.

—Quiere controlar todo el sub mundo de tu territorio— terminó su bebida.


Mi expresión se volvió seria mientras lo volteaba a ver por las nuevas noticias. Sabía y estaba consiente de que no era el ser humano favorito de Rowena sobre esta tierra, pero de ser una heredera en el poder a querer intentar tomar posesión de lo que era mío, de lo que me había costado tanto conseguir era cruzar los límites, definitivamente había cruzado una línea y para su mala suerte había sido la línea equivocada.



—Si se la das debes estar consiente de que habrá demasiados conflictos que nos afectaran a todos— mi autoridad dejo ver mi posición con un ligero tono de advertencia, pues no dejaría que nadie se metiera conmigo.


—Jamás permitiría que tocaran lo que es tuyo— después de hablar Zander volteo a verme sin expresión alguna en su rostro solo con sus ojos llenos de profundidad que pude ver cuando se cruzaron con los míos al instante que lo voltee a ver por su inesperada respuesta —Los "gracias" definitivamente no son tu fuerte—

—Jamás mencioné que lo fueran— conteste de la misma manera que él solía responder.

Se sirvió nuevamente del whisky bebiéndolo de un trajo, dejando el vaso sobre la mesa, volvió a verme unos segundos para después deslizarse en el sofá hasta mi lugar, despertando una alerta por su cercanía, mi respiración comenzó acelerarse por instinto; detalló mi rostro, pero más que eso fue como si detallara más allá, tratando de descifrar algo que no estaba a simple
vista, como si nuestras sombras trataran de reconocerse como las veces anteriores, pero ambos las reteníamos, ninguno de los dos las deja salir.

—Por más que deseen estar con el dueño, el dueño no está con cualquiera— nuestras miradas reflejaron complicidad al encontrarse una con la otra demostrando cierta lealtad entre ellas en lo más profundo.

Se acercó aún más acomodando mi cabello dócilmente, mi mente y cuerpo ya le habían otorgado el permiso necesario y zander lo sabía. En este grado mi control estaba siendo sobrehumano, si estuviéramos en otras circunstancias esto ya hubiera pasado de nivel, pero éramos nosotros y esto se trataba de mucho más de egos, poder, control; mis labios sintieron la tención de la cercanía deseando tocar los suyos al igual que mi mente deseaba besar la suya.


—Los negocios personales son una manera de mantenerte cerca— mientras lo dijo hubo un destello en sus ojos.


Una sensación recorrió mi cuerpo mientras se acercaba a mi oído y aún más cuando sentí su aliento tocar mi piel.


—Siento lo de tu amigo, sé que no hay justificación, me controlaré— susurró solo para nosotros, un silencio se hizo presente por un momento. Había algo entre nosotros más allá de todo y el hecho de negarlo únicamente lo aumentaba.


Se levantó del asiento mientras se abotonaba un botón del traje, la puerta se abrió y finalmente salió del privado. Segundos más tardé Balderik entro con una bebida en su mano sonriente llenó de curiosidad viendo hacia donde Zander había salido.



—Jamás se había visto al dueño por aquí, aunque siempre ha habido rumores— se sentó junto a mí.

El sonido de la puerta al cerrarse me hizo ignorar todo a mí al rededor, pues lejos de cerrarse se había abierto dejado claro que esto apenas comenzaba.

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PSYCHO | (bilogía mentes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora