46 ~ NIEVE.

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—Fue un total placer tenerlos aquí —abracé a Zafiro.









—Oh querida el gusto es todo nuestro.








—No olvides que ya se acerca el fashion show —recordó Cian.









La familia Krupp y la familia Cavendish abordaron el transporte.










—¡Zander! —llamó Cian— Hazla feliz.








Él sonrió e hizo un ademán.









—¡Ragnar! —recibí su abrazo— Pronto nos veremos.








—Así será —confirmó. Se volvió hacía Zander y se despidió— Zander.









—No se ausenten mucho tiempo —dijo con sarcasmo Dempsey al despedirse junto a Rowena.











Por último Dristan se acercó para despedirse. Nuestras familias fueron las últimas en marcharse y volver al mundo que gobernaban. El brazo de Zander sostenía mi cintura mientras veíamos como esas personas se alejaban cada vez más con ayuda de la sofisticada tecnología al día siguiente de la celebración.









—Disculpen la interrupción —se acercó un hombre— ¿Hay algo que deseen?.










—Postres —Zander volteo a verme— Pero nada que tenga coco, a mi mujer no le gusta el coco.









El truco estaba en los detalles, eso decían. Pues quien no amaría que conocieran hasta esos detalles que ni siquiera nosotros mismos les dábamos la importancia suficiente. Y que alguien más lo hiciera por el simple hecho de tener el placer de conocerte era una descarga magnética. El hombre se retiró acatando el pedido.









—Fue espectacular —lo abracé.










—Todo lo es, si estás tú.










Sí, hicimos la celebración nuestra. Degustamos la exquisita comida, convivimos con los integrantes de las dinastías y sobre todo bailamos, bailamos mucho.










—Después de que Lauret te mostrara el corazón de tu linaje, ahora tienes acceso —explicó— Quiero mostrarte la de la nieve. Pero tienes que elegir, ¿aguas termales o cápsula?.










—Aguas termales. Un método poco común... que podría pasar.









—De acuerdo. Prepararé todo y te espero en veinte minutos en la entrada principal.










¿Traje de baño?, no. Al llegar a la habitación desvestí mi cuerpo, sujete el cabello y solo cubrí con una bata ligera en color blanco; dado el frío agregue un abrigo y unas botas. Pasaron los veinte minutos y como había dicho, él ya me esperaba en la puerta principal. Al verme no pudo Ignorar mi atuendo y por su mirada deducí que le intrigaba lo que traía debajo. Unió su brazo su mano con la mía para abordar un vehículo algo singular. Dado que todo era absolutamente nieve blanca sin rastro de nada, pues las coordenadas únicamente las tenían los integrantes de las familias con el linaje y yo aún no recibía mi ADN, tenía accesos, pero no ubicaciones y de más lo que significaba restricciones para mí.










PSYCHO | (bilogía mentes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora