PSYCHO | (bilogía mentes)

20 ~ FAMILIAS

𝑨𝑪𝑻𝑼𝑨𝑳𝑰𝑫𝑨𝑫.

Éramos seis familias, seis dinastías, seis imperios; los líderes mundiales, una sociedad integrada idóneamente, quienes controlaban el mundo entero desde las sombras, controlando la economía, las materias, los recursos, la sociedad, la información, la salud, la educación, la religión, la historia, la justicia, los gobiernos, la mafia, la tecnología, la mente, la vida. Nuestro poder era inimaginable para las personas, incluso desconocido, más allá de lo que se podía comprender. Solo las perfectas personas se encontraban dentro de nuestro exclusivo y pequeño círculo de familias élite. Mi apellido estaba dentro de una de esas seis. Pero aún quedaban cinco y un líder. Entre esas familias estaba el hombre que debía destruir y destruiría.

La familia Cavendish liderada por Zafiro Cavendish. Quienes gobiernan el continente africano. Zafiro; de mayor edad, viuda, con una hija que perdió la vida en circunstancias extrañas y un yerno que ella mandó asesinar, quien dejó cinco hijos pequeños, quienes estaban a su tutela y eran futuros herederos de la Dinastía Cavendish.

La familia Feynolds liderada por Dempsey Feynolds. Teniendo el mando del continente sudamericano. Dempsey; joven, soltero, siendo hijo mayor y por ende el heredero de sus recientes padres fallecidos, con una hermana menor, Rowena Feynolds.

La familia Krupp liderada por Cian Krupp. Dueños del continente Europeo. Cian; de mayor edad, la última en su linaje, pues jamás pudo procrear, siendo ella hija única.

La familia Van Doren, liderada por Siren Van Doren. Dueños del continente Ártico y Oceánico. Siendo la única líder que el mundo conocía, aunque no en todo su esplendor.

La familia Habsburgo liderada por Ragnar Habsburgo. Dueños del continente asiático. Ragnar; de mayor edad, Soltero, pues así lo prefirió. Aunque estaba en busca de un hijo perdido, fruto de un viejo amor, siguiendo hasta la última pista que lo lleve a él o ella.

La familia Rothschild liderada por Laurent Rothschild. Dueña del continente Norteamericano. Laurent; un hombre de mayor edad, casado con Merle Rothschild, con tres hijos, Zander, Zyanya y Drystan, siendo este último el hijo heredero, a pesar de no ser legítimo del matrimonio. La familia más poderosa y dirigente de las seis familias.

Zander el líder de la mafia. Aún no tenía una familia ni un apellido legítimo; quien estaba construyendo su propia Dinastía. Alguien debía gobernar el sub mundo, algo fundamental, pues no era solo la mafia como se conoce comúnmente, era más que eso, era todo un sistema regido en el mundo enteró, más oculto que las mismas sombras. Manejando economía, entre muchas cosas más, ocultas del propio orden que nosotros mismos habíamos construido e impuesto.

Todo debía estar perfectamente y lo estaba. Una pirámide de poder construida a la perfección. Controlando los hilos de cada parte de la población. Todo estaba y sucedía porque nosotros así lo queríamos, una guerra, la caída de la economía, enfermedades, información, desinformación, todo era un hilo del que nosotros éramos dueños y tirábamos del cuándo queríamos. Cuando pertenecías a ese poder, solamente veías desde un asiento cómodo como el mundo se movía al gusto de los dueños. Nadie podía entrar sin ser digno y mucho menos sin tener lo que se necesitaba para ello, pues no solo éramos los dueños de los hilos, sino también de secretos, una caja de pandora. No, nosotros no hacíamos el trabajo sucio, éramos la mente, la guía, quienes daban las órdenes a ejecutar, los verdaderos monstruos. Para que el linaje se mantuviera en su estado puro y la línea sanguínea se mantuviera intacta y genuina, usualmente las familias se unían en matrimonio, así manteniendo el dominio sin que este se saliera de la misma élite elegida, pasando de generación en generación.

Pero mi dinastía era sangre nueva, rompiendo la línea sucesoria, pues una nueva familia se había convertido en un nuevo miembro legítimo, la familia Van Doren. Demasiado joven para tener la posición que tenía, muy linda para ser inteligente, muy dócil para ser fuerte, muy débil para ser una psycho; no, no solo tenía una, tenía ambas, ambas versiones, ninguna menos que otra, todas eran importantes, porque una persona que aprende a utilizarlas a su favor tenía el dominio sobre los demás, pero sobre todo de sí misma. ¿Cómo había llegado?, ¿Cómo lo logré? Es una interrogante que muchos tienen y que pocos tienen el privilegio de saber aunque sea un mínimo.

Sabía lo que quería, sabía como conseguirlo, desde que inició el juego lo supe, todo tenía un orden que seguir, sin distracciones hacia el objetivo, pero ese orden había cambiado, pues había conocido y probado el fuego y para mi sorpresa me había resultado cálido; seguía siendo el mismo propósito, la misma finalidad, únicamente que el orden había cambiado y me tendría que hacer responsable de las consecuencias que eso trajera. Por primera vez me tomaba en cuenta a mi misma, ya que siempre había sido la meta y aunque disfrutaba de todos los privilegios que esta me había traído, hacía mucho que no había sido yo, ahora lo haría. Tendría que jugar con nuevas cartas e improvisar, aunque eso siempre se me había dado muy bien. Mi pasado, presente y futuro se encontraban en un solo camino. La hora había llegado.

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