52 ~ RED VELVET.

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—Ella puede hacerlo, lo hará.





—Claro que puede hacerlo.




Una sutil sonrisa en mi rostro encontró al médico. Pasaron unos días en lo que se arreglaba la salida de Rianne de la clínica así que nos mantuvimos en Inglaterra. En el transcurso realicé algunos pendientes que Zander me había pedido y entre ellas era recoger algunas pinturas importantes para llevarlas a Sinag.








Mis padres se quedarían en casa en espera de Rianne mientras yo iba por ella detallando algunos detalles simples que eran necesarios por la salida. Aborde el vehículo tomando rumbo a la clínica.








—Buenos días, Siren, todo está listo —informó el médico— El personal nada más espera la orden para ir con ustedes.










—Buenos días, doctor, es hora.






Asintió para después ir a la entrada a la espera de Rianne. ¿Qué sentía en este momento?, sentía una alegría inmensa, estaba feliz, me sentía invencible, finalmente podría mostrarle el mundo que siempre fue nuestro sueño al que la cordura no fue capaz de llegar, ahora teníamos una oportunidad, una sin la medicina de los linajes.





La vi. Por primera vez en mucho tiempo, la vi con un atuendo que no fuera una bata blanca. Salió junto a una enfermera quien llevaba su uniforme. El color rosa claro se lograba destacar tenue sobre su piel blanca, sus pantuflas médicas se podía ver lo suaves que eran, su cabello peinado mientras lo mantenía suelto; entonces encontré sus ojos, y esta vez parecían estar aquí, una sonrisa iluminó aún más su rostro.





—¡Siren! —me reconoció al instante, entonces al llegar me abrazo.






No fui capaz de contener mis ojos, lo cristalino recorrió mis mejillas. También tenía miedo, miedo de fallarles, miedo de no ser lo suficiente, ya una vez no lo había sido.







—Vamos a casa, ¿quieres? —me separé del abrazo sosteniendo sus mejillas en mis manos.







—Sí.






El médico guio al personal restante hacia los vehículos. Rianne subió a uno.





—Gracias.



Dije por último al doctor antes de abordar también el auto junto a Rianne.





Cuando llegamos a casa mis padres esperaban a fuera, al verla las lágrimas rodaron al ver a su hija en nuestro hogar. La recibieron con abrazos y mucho cuidado. Tanto tiempo, tantas cosas tuvieron que pasar para poder ver este momento justo ahora, vernos y estar unidos.






Entramos adentro para instalar mejor al personal y sobre todo hacer sentir a Rianne que estaba en casa.






—Disculpe señorita —Habló uno de los empleados que podían estar más cerca de nosotros— La señora Verity ordenó el menú del almuerzo, pero falto el postre, ¿hay algo en especial que quiera?.








A mi madre le apasionaba la cocina, así que ella se encargaba de eso en su casa fija por placer personal de vez en cuando así que no me sorprendía que lo hiciera aquí, aunque contábamos con el personal adecuado para cuando sucediera este tipo de situaciones y que nosotros no fuéramos molestados a menos que nosotros lo pidiéramos, esta vez el encargado estaba atrasado pues me habían avisado que el resto del personal tuvo un accidente así que se tuvo que retrasar por no querer otro.



PSYCHO | (bilogía mentes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora