61 ~ UN MOVIMIENTO.

48 6 0
                                    





Se acercó hasta donde estaba sentada y besó mi frente.

—No sabía dónde estabas —tomo el cubierto y me dio del desayuno en la boca.

—Tenía hambre y no quise despertarte.

Acaricio mi mejilla y beso mis labios con necesidad.

—En todo momento necesito saber que estás bien.

Juntamos nuestras frentes con ternura.

—Vamos a desayunar.

—No.

Entrecerró los ojos con curiosidad por mi respuesta.

—Es que ahora se me antojó comida del restaurante del centro.

—Bien, que vallan por ella.

—No.

Volvió hacer esos ojos.

—Es que quiero comer ahí, el antojo es comer ahí.

—Bien, iremos a comer al restaurante.

Cargo mi cuerpo y me llevo a la habitación, dejando a los empleados sonrojados y con risillas por ver la escena íntima.

Los dos nos arreglamos de una manera más adecuada para pasar el día, después salimos al restaurante. La gente entraba y otra salía del lugar, ya que era una excelente opción para cualquiera que supiera de comidas y las disfrutara, por supuesto que se debía hacer reservación, así que agradecía que eso no lo tuviéramos que hacer nosotros.

—Buenos días, bienvenidos —un señor nos recibió con suma amabilidad— Su mesa está lista.

Zander y yo sonreímos haciendo un ademán de agradecimiento. Lo seguimos hasta donde indicó y nos pusimos cómodos, un joven dejó las cartas y lo necesario para orden, pero yo ya sabía que quería.

—Quiero uno de cada uno — señalé en el menú— Y también uno de cada postre dulce, por favor —sonreí.

El joven que nos atendía trató de disimular su asombro repentino con una sonrisa escondida al notar que no había orden en el pedido y mucha menos congruencia en los sabores y texturas, pero tomó el pedido.

—¿Para usted, joven, será algo? —preguntó a Zander.

—Lo mismo que mi mujer, por favor —pidió con tranquilidad.

El joven lo vio con complicidad y se retiró. Yo lo vi con un rostro de que quería alguna respuesta a su pedido igual al mío.

—Quiero vivir esto juntos, quiero entender y estar contigo en todos los cambios, oh amor, llevas una vida ahí —señaló con los ojos mi vientre— Nuestra vida, quiero que si sientes náuseas estar ahí para darte caricias sobre tu cabello, que si sientes cansancio estar ahí para velar tu sueño, que si tienes antojos exóticos estar ahí para escuchar cuanto lo disfrutas mientras yo solo te doy la razón en un intento de comer lo mismo aunque sea horrible para mí, un simple hombre que adora a su mujer y admira como es capaz de formar vida.

Beso, mis manos con ternura al tiempo que me veía.

Era como siempre lo había soñado, era como siempre lo quise. ¿Cómo se sentía cumplir un sueño?, todo dependía de que fuera ese sueño, sueños cumplidos con el mundo u otras cosas externas era diferente, se sentía diferente, pero cuando esos sueños involucraban al alma como persona, era cómo estar en paz con la vida, con nuestra propia vida.

PSYCHO | (bilogía mentes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora