Tal vez todos nos quebrantamos de alguna forma, de alguna manera, todos teníamos guardado en lo más profundo algo que nos atormentaba, eso pensaba a veces y aunque sonara loco me reconfortaba saber que no era la única y así poder sentirme menos mal, o simplemente estaba demasiado dañada y el saber que lo estaba dolía aún más, el dejarlo salir era una forma de lidiar y escapar aunque solo fuera por unos momentos y después volvieran las mismas sombras, una de las razones por las cuales prefería estar sola, por no poder controlar las voces, más aún cuando se volvían tan ruidosas, a tal grado de saturar mi mente volviéndose insoportables, pero ahora solo necesita huir aún lugar seguro. Le pedí André que prepara el Jet apenas pude controlar el llanto, él lo hizo rápidamente como siempre, me subió en ese avión, iniciando el vuelo con las luces de la ciudad, con la Soledad y tranquilidad de la noche adormilándome durante el viaje de más de dos horas, hasta que aterrizamos en la pista, subiendo inmediatamente a la lujosa camioneta negra comenzando recorrer otro poco de camino, llegando al destino.
—Hija— mi madre me recibió en la entrada de la puerta sorprendida por mi repentina llegada. En ese momento que la vi supe el porqué todo había valido la pena.
—Mamá— corrí abrazarla con desespero, las lágrimas recorrieron mis mejillas una tras otra. Sus brazos rodearon mi cuerpo como solamente una madre puede hacerlo y en este punto no me importaba mostrar mi vulnerabilidad frente a ella, pues solo necesitaba su calor y que me dijera que todo estaría bien como cuando solo era una niña.
—Mi pequeña— acarició mi espalda cubierta con mi cabello suelto —Todo estará bien—
Aspire tan profundamente ahuyentando cualquier sombra, envolviéndome en su amor que derrochaba pureza. Sus brazos me abrazaron más fuerte al sentir mi agarre aferrándose a ella y por un momento sentí calma.
—Vamos, te llevo a la cama— hablo tiernamente separándose, limpiando las lágrimas de las mejillas.
—Si— fue lo único que dije mientras asentía. No quería hablar, no era alguien que lo hiciera y agradecía el que respetara eso al no preguntar nada.
Caminamos a la habitación sin hablar, únicamente sintiendo la compañía y amor de la otra, pues a veces eso era todo lo que necesitábamos, estar en nuestro propio rincón del mundo con alguien que nos abrazara en medio del desastre y nos hiciera sentir que todo estaría bien. Abrió la habitación que ella había llenado de recuerdos de lo que un día fui, recuerdos de la infancia; la habitación estaba sellada, aún recuerdo cómo pedí que fuera cerrada apenas la vi, y desde entonces fue como si ese lugar no existiera para nadie sin importar cuántas veces visitara o quedara en casa, ese lugar no existía, pero mi madre sabía que necesitaba recordar que soy humana, o que alguna vez lo fui, que alguna vez fui más que la mujer que me había convertido.
—Estoy aquí— me miró con amor para después dejar un beso en mi frente. Mi madre sabía que lo necesitaba, pues no me había visto romperme así antes o al menos no desde que era una niña y que lo único que causaba mi llanto eran las caídas en las montañas de Oslo.
Sonreí al verla salir, dejando una pequeña luz cálida encendida, que iluminaba por lo bajo la habitación con una canción de cuna de fondo, nuestra canción. Me levanté de la cama, tomando alguna ropa inhalando su aroma, con los recuerdos inundando mi memoria que me transportaban a esos momentos, llenos de risas y sus compañías, aún recuerdo el sonido de sus voces riendo, sus rostros, el viento haciendo uno con nuestros cabellos ondeándose. A veces éramos felices sin saberlo, aunque ese sentimiento era diferente para todos, para mí... eran ellos, ellos eran mi felicidad hasta que una parte me fue arrebatada, esa felicidad que algún día existió, se convirtió en dolor, coraje, rabia, desconociendo lo que era, convirtiéndome en alguien nueva, que me dio la fuerza para llegar a donde estaba, ahora tenía todo lo que podía desear, el dinero, el poder, el mundo, pero no a ellos. Me habían privado de la felicidad sin remordimiento alguno, una parte de mí había muerto, pero la otra sabia que tenía que sobrevivir, por mis padres, que si no fuera por ellos tal vez todo hubiera sido diferente. Mi madre me trajo a esta habitación con nuestros recuerdos, sus fotos, su ropa, su esencia, recordándome que habían existido y sobre todo para que recordara lo que fui, pero lo único que recordé fue como me fueron arrebatados, me trajo para que recordara que fui humana, que alguna vez sentí, pero lo único que recordé fue el porqué y como dejé de serlo. Una crisis de sombras que llegó por la frustración de nuevos sentimientos y deseos se convirtió en un viaje de recuerdos al pasado por la primera foto que había visto, la cual me recordó el porqué era así, lo que me había llevado hacerlo y sobre todo por quien lo era y por quien debía seguir siéndolo. Aspire profundamente sujetando nuestra fotografía sobre mi pecho, regresando a la cama, perdiéndome en un sueño con los ojos cansados de tanto llorar.
—Señorita el desayuno está listo— unos toquidos en la puerta con una voz, me trajeron devuelta a la vida real dejando los sueños.
Mis ojos aún se sentían cansados, pesados, aspire antes de levantarme y prepararme para bajar a desayunar en el jardín como mis padres acostumbraban hacerlo. Tome un baño, me arreglé, maquille tenue dándole frescura y luz a mi rostro, unas gotas de ojos solucionaron el color rojizo de estos, me vi en espejo respirando profundamente y bajé.
—Pequeña—me recibió mi padre con voz gustosa.
—Buenos días— hablé dirigiéndome a los dos con una sonrisa, acercándome a ellos dando un beso y un abrazo.
—Dormiste bien?— pregunto mi madre mientras servían el desayuno. Haciendo referencia a la noche anterior, sin mencionarlo directamente.
—Si, muy gracias— lleve un trozo de fruta a mi boca —De hecho quería decirles que me quedaré en casa un tiempo, si están de acuerdo?— los observe a ambos.
—Por supuesto, esta es tu casa siempre— papá tomo mi mano demostrando su cariño —Nosotros somos los más felices de tenerte con nosotros—
—Lo que dice tu padre es verdad— mamá sonrió.
—Está bien, pediré André que prepare todo, él también se viene para acá— seguí disfrutando un poco más de la fruta —Bueno, me tengo que ir— me levante dándoles otro beso y abrazo cálidamente.
—Cuídate, recuerda que te amamos— mi madre dijo mientras me abrazaba.
—Y yo a ustedes— les sonreí antes de marcharme.
El día fue consumido por los negocios, decisiones y un sin fin de cosas que conllevaba al mundo a subsistir en una sociedad. La noche había tomado un cambio diferente lo cual me llevó a tomar la decisión de ir a uno de los clubs más exclusivos del país y que estaba en Oslo, el camino de la empresa al club por carretera fue rápido, el chófer estacionó la camioneta negra en la entrada particular para las personas más importantes del mundo que solían visitar estos sitios, a veces yo era una de esas personas aunque no imaginaba a Zafiro por estos lugares, llegué al lugar con música de fondo, subí las escaleras acompañada de guardaespaldas, el cristal transparente blindado nos separaba del resto de la multitud rica, pero común, otra clase social más en el mundo dirija por nosotros.
—Que quieres tomar?— me encontró sorpresivamente saludando de beso con una sonrisa.
—Balderik— sonreí viéndolo.
—Dime que la bebida es la misma de siempre?— ordenó que trajeran uno de los mejores, whisky que era una de mis bebidas favoritas y más en estos lugares. Alzo una ceja entregando el pequeño vaso.
—Es difícil olvidarlo cuando también es tu bebida favorita— tome un trago, caminando hacia la barandilla de cristal.
—Te quedarás?— me siguió, bebiendo de su trago.
—Por un tiempo— vi a la multitud bajo nosotros, mientras nuestro lugar estaba casi vacío a excepción de otras personas que nos hacían compañía en la privacidad, era normal que tuviéramos una sala solo para nosotros, pero debes en cuando nos gustaba compartir y mezclarnos con el resto del mundo.
—Ya extrañaba a mi rubia cómplice— me aventó suavemente del hombro, mientras me tomaba de la mano que tenía libre, halándome hacia él provocando que la bebida se derramará, abrazándome repentinamente con cariño estrechando mi cuerpo contra el suyo.
—Aleja tus manos de ella o serán lo último que tocaran— La voz de Zander apareció hablando con firmeza, seguridad,autoridad y sobre todo con poder, de todos los lugares donde lo podía imaginar apareció en el menos inesperado.
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PSYCHO | (bilogía mentes)
De Todo¡PRÓXIMAMENTE EN EDICIÓN! Todos podemos llegar a ser un poco PSYCHO. +21. PUEDE CONTENER TEMAS SENSIBLES Y DELICADOS QUE PUEDEN NO SER APTOS PARA TODO PÚBLICO, COMO TRASTORNOS MENTALES, DEPRESIÓN, ANSIEDAD, ASÍ COMO SUICIDIO, ABUSO Y FILIAS. ADEMÁS...