65 ~ EL CANTO DEL LOBO Y LA SIRENA.

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La humanidad, la sociedad, la vida. La vida estaba diseñada para ser lo más extraordinario, pero se había convertido en lo más monótono. La mayoría moría aún que su corazón siguiera latiendo. La vida se había convertido en la muerte y quizás la muerte en la vida.

Una pirámide construida al rededor de la libertad, una celda que reprimía nuestra naturaleza, ¿por qué?, tal vez porque el verdadero peligro éramos nosotros, pero en realidad eso era ¿verdad?.

—Cuando esto termine, podemos ver la luna —Zander propuso cerca de mi oído— Dormir bajo su luz que ilumina el cielo.


—Amaría hacerlo, pero ya he quedado de hacerlo con Rianne —bebí del agua de la copa— Hoy es luna llena, aún es de día, pero ya ha oscurecido —observé el reloj.


—Te esperaré en casa.


—Claro.


Las luces volvieron; ya no estaba nada del espectáculo anterior, en cambio, diferentes figuras salieron del techo y dejaron caer pétalos color champagne con un roció de agua y hielo. Una sonrisa inexplicable iluminó mi rostro, entonces guíe la mano de Zander a mi vientre, pues el solecito que estaba dentro había dado un toque de amor.

Sus ojos me buscaron con alegría al sentir el movimiento bajo mi piel, era nuestro bebé. Entonces observé frente a nosotros.


¿Qué nos hacía falta?, pero de verdad, ¿qué nos hacía falta; como personas individuales, como solo seres humanos, sin nada externo, solo como nosotros. La imagen de uno mismo en un mundo vacío, sin más personas, sin casas, sin reglas, sin una educación estructurada, sin necesidad, sin nada, únicamente uno mismo, ¿qué nos hacía falta?.


Quizás nuevas necesidades nacieran o quizás ninguna, ¿volver a casa?, ¿cuál era nuestra casa?, no un lugar fuera, sino dentro de nosotros.


Cada presente se levantó, formando posiciones específicas, mientras una leve y suave música con notas qué significaban mucho para los linajes acompañaban los movimientos, las luces se olearon con el baile; no teníamos una pareja única, todos se encontraban con todos en figuras formadas en el pulcro piso. Los vestidos se tocaban con los trajes de los demás y las máscaras evidenciaban sus miradas.


Fue una pieza de baile larga, risillas con bajas pláticas se murmuraban al dar pasos, los sirvientes más cercanos a cada familia se encontraba junto a su mesa con el atuendo que les habían entregado pues tenían que estar pendientes y a la disposición de sus amos.


Entonces surgían muchos sentimientos, sensaciones y emociones que nos costaba aceptar; vivían dentro desde que nacieron en nuestro interior, podíamos vivir con ellas, pero simplemente había momentos en que exigían ser sentidas y ahí, justo ahí, nos atormentaban.


La culpabilidad era una de ellas, era como si te carcomiera lento, tan lento que querías nada más descansar de ti mismo. En un instante cada ruido, cada palabra, cada roce resonó dentro de mí, todo se volvió borroso al tiempo que continuaba. Me gustaba la vida de las progenies, disfrutaba deleitarme entre los placeres de la cima, donde podía forjar los sueños hechos realidad.

Las notas musicales terminaron. Zander se encontraba a mi lado, mis padres de su lado y los de él del mío, pues era una declaración de vínculo de unión. Todos sonrieron dejando salir sus alientos. Nuestros padres dieron paso a sus lugares, entonces un roce desprendió el metal de los rostros que dio vueltas y vueltas hasta caer provocando los sonidos de las joyas al tocar una base, perturbando la ausencia de ruido.


La mujer se dispuso a dar la máscara a mi madre. Sus ojos se encontraron y sus sonrisas se desvanecieron poco a poco, el silencio se prolongó, llamando la atención aún más; mientras tanto mi padre también desprendía lo que cubría su rostro. Nana lun lo vio, sus ojos se cristalizaron en un rostro de culpabilidad para luego verme a mí y seguido a Lauret y Merle.


Ellos observaron a mis padres y a nana Lun. Un estado de shock nos paralizó, sin que nadie hablara. No. No podía ser posible, no, no, no, no. Mi mente colapsó en miles de pedazos. Vi a mis padres detenidos en medio de un salón rodeados de la gente que tanto daño les había hecho, la respiración quería salir, pero también detenerse y mis ojos hacían todo por lograr seguir viendo sin importar el líquido llamado lágrimas.


Mis padres me dieron sus miradas y yo negué por lo bajo. Sus cuerpos perdieron la noción y la sangre manchó sus rostros arrebatando el brillo que me había acompañado desde el primer momento que me sostuvieron, la sangre pinto de rojo sus ropas, así como también la de nana Lun.


—¡NO! —corrí en un intento de llegar a ellos sin saber cómo.


—¡NANA! —Zyanya gritó.

—¡PAPÁ, MAMÁ! —la voz de Rianne se escuchó al correr hacia ellos también.


Al buscarla un disparo atravesó su estómago y su cuerpo se desvaneció cerca de papá. Zander corrió a contener a sus padres, mientras los demás hacían lo mismo.


—¡HAAAAA! —un grito repleto de impotencia se apoderó de mí y del lugar cuando el canto del lobo y la sirena vibró hasta la raíz— ¡HAAAAAAA!.


No, no eran remordimientos los desgarres de nuestro ser, era frustración de ver la vida de los que más amábamos irse y no poder hacer nada, era tan frustrante perder la batalla contra la muerte, sin poder asimilar la impotencia de una realidad.


En medio del caos y de un intento de los presentes por romper las barreras que protegían aquellos seres que eran los responsables de cada cicatriz. La vi, vi aquella mujer que me había dado la vida. Su mirada se cruzó con la mía. El coraje que se escondía detrás de todo el dolor de mis ojos, se hizo uno con el desprecio y repudio de los de ella.


Su arma se levantó y tiró del gatillo.


—¡No, está embarazada! —Rianne intentó gritar con su último aliento lleno de debilidad.


Pero fue demasiado tarde, el metal había atravesado mi abdomen. El vestido champagne se volvió carmesí, por la sangre destilada de mi cuerpo. Tome las manos de mis padres y hermana antes de caer en el regazo de mi madre.


Mis ojos capturaron la imagen nublada de Zander correr hasta mí, antes de cerrarlos.

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Déjenme saber que los está haciendo pensar y sentir la historia, también me ayudan mucho compartiendo y cada estrellita que dejan esta llena de miel y oro para ustedes. ¡Gracias!

PSYCHO | (bilogía mentes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora