PSYCHO | (bilogía mentes)

45 ~ DORADO Y PERLA.

Los pinos cubiertos de las bajas temperaturas fueron testigos de como nuestros pasos se dirigieron rumbo a las grandes compuertas de espejos que reflejaban nada más los pinos y la escarcha como si fuéramos a entrar a un mundo desconocido. Cuando estas se abrieron se mostró el camino que debía recorrer: este estaba guiado por un piso color champagne, flores a los lados distinguidas de la nieve, las paredes eran de cristal por lo que se dejaba ver el exterior como si no estuvieran, del cielo caían las mismas flores solo que de estas salía una tenue luz cálida como rayos. Era precioso.

La Música de orquesta tocando las notas adecuadas lo hacía perfecto. Mi madre llegó junto a mi padre y junto a mí. Era la unión de linajes y ambas familias involucradas debían estar presentes junto a sus hijos, su descendencia.

—Tu momento ha llegado y es únicamente tuyo —dijo mamá con ojos cristalizados erradicando el pensamiento de que este momento no pasaría, pues ahora estaba pasando— Deja fluir el amor, permítele salir y entrar.

Asentí, reprimiendo las lágrimas rodar. Comenzamos a caminar y el vestido a deslizarse. No era una boda como tal, pero era el inicio de una. Y aunque esto ya lo habíamos hecho solamente para nosotros. El unirnos. Era completamente diferente celebrar, pues al hacerlo era materializar de alguna forma un sueño que era nuestro y compartíamos con quien decidimos formar una vida.

Él caminó terminó y un gran salón apareció. Todo continuaba siendo de cristal y el cielo de flores, pero de este se desprendían paredes de las mismas dando la ilusión de puertas entre la nieve blanca del exterior. La decoración era en tonos champagne. Los invitados me recibieron de pie. Cada integrante de las dinastías estaba presente para ser parte de la unión de dos linajes. Segundos después todo se apagó, se volvió oscuro. Dos luces fueron encendidas y diminutas lucecitas guiaron él caminó que faltaba. Todo al rededor desapareció y nada más nos encontrábamos las dos familias.

No, no estaba soñando, ahí estaba el hombre de mis sueños, con quien deseaba y quería formar una y mil vidas, todas las que nos fueran posibles. Nuestras miradas se encontraron y ambos nos dirigimos al centro.

—Desde que nos conocimos supe indudablemente que nos pertenecemos —sujeto mis manos— Déjame cumplir tus sueños.

Zander encontró mi mirada y supe lo que era el amor, el verdadero amor y que no era imposible, nada lo era.

—Jamás supe lo que era sentirse viva y vivir hasta que te encontré. Ahora sé el significado de la vida y me temo que me he dado el privilegio de condenarme a ser parte de ti y tú de mí por el resto de la eternidad de las vidas posibles que existan y eso incluye la de los sueños.

Un círculo se iluminó y desprendió dejándonos en el centro mientras muestras familias tomaban un camino al rededor de nosotros formando un Pentágono. De pronto un pequeño río de agua inicio a emerger a los costados de los linajes involucrados fortaleciendo aquella forma. Cada persona estaba en un camino y el agua al rededor en líneas separadas del núcleo que era nuestro centro. Una apertura en medio de los dos provocó distancia. Una apertura que era el flujo de agua hacia las demás guías de agua que rodeaban a las dos familias.

De la apertura se desplegó una línea de burbujas que asimilaba formar el ADN y el ARN. Nuestras miradas se unieron y al mismo tiempo los dos tocamos la representación. De inmediato como un imán subió a nuestros cuerpos recorriendo cada fibra. Nuestros ojos se cerraron dejando sentir nuestras vidas unirse de una manera que representaba todos los sentidos. Cuando esta llego a nuestro corazón y mente volvió a la apertura tomando una gota de sangre del dedo índice que había sido el que la toco. Así inicio el ciclo de vida del agua del Pentágono que inicio a fluir con nuestra sangre en ella informando que nuestro amor era real y mutuo. La figura se cerró dando el paso a un solo camino que reflejaba la unión de las dos familias.

—Lo siento por no hacer tu sueño perfecto —susurró. Me tomó entre sus brazos cuando volvimos a estar juntos.

—Es perfecto, claro que lo es —respondí su agarre— Estas tú y eso lo hace perfecto.

Sabía de que hablaba, pero en este momento no me importaba nada más que nosotros. Entendía que él quería y podía cumplir mis sueños tal como los había soñado, pero yo era la que no podía seguir ese orden y amaba que él lo entendiera.

—¡Oh bésame! —sonreí— bésame mucho.

Sus labios hicieron mis labios suyos del modo más amoroso y pasional que podía haber. Los invitados aplaudieron alabando aquel suceso. Las luces se encendieron iluminado el lugar. Todos vestían de colores oscuros incluyendo a Zander quien portaba un broche de oro, que era el color que había elegido. Mi vestido era perla con mangas como guantes y abultadas debajo de los hombros, era liso con el ancho adecuado, dando el final con joyas de perlas.

—¡Ahora él es un Van Doren! —se acercaron mis padres.

—¡Ahora ella es una Rothschild! —también se acercó Lauret y Merle.

—Nosotros somos y prevaleceremos.

Declaré esfumando la tensión entre todos. Tomé de la mano a mi hombre y nos fuimos de ahí. Era nuestro día a pesar de todo, éramos el motivo de celebración y no permitiría que nada lo arruinará.

—¿Estás bien? —pregunté a Zander— ¿Necesitas algo?.

Lauret y Merle habían formado parte del ritual, pues eran los padres de Zander y aunque los lazos entre ellos estaban rotos hace mucho tiempo eso no borraba que era un Rothschild aunque su sangre y genética ya fuera un linaje muy independiente. Hasta que tomara su apellido y cortara ciertos hilos de esos lazos, pero no lo hacía, ya que esos hilos eran maternales.

—Te tengo a ti, que más podría pedir. Me beso.

—Debemos ir con los invitados —mencione entre el beso.

—Ellos entienden el porqué aún no vamos.

Sonreí dejándome llevar por sus labios. A decir verdad los invitados eran solamente las familias de linajes, pues estos eventos eran completamente exclusivos de las progenies... de nosotros.

—Te seguiré besando si prometes que después bailaremos —me aparte y lo vi.

—Lo prometo, storm —volvió aprisionar mi cuerpo.

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