8 ~ TODOS

368 37 1
                                    


Podía evadir o dejar pasar lo que estaba sintiendo, pero eso no desaparecería el hecho de que tenía miedo, no había sentido sentimientos o emociones tan fuertes en mucho tiempo y mucho menos de este tipo, no sabía que hacer con ellas o como manejarlas, me había olvidado de sentir, de como hacerlo, todo dentro de mí solo sabía hacer mecanismos de defensa y esto era nuevo, totalmente nuevo. ¿Por qué seguía aquí?, porque no daba fin a esto?, las mismas preguntas rondaban mis pensamientos y ahí estaba la respuesta, escondida, porque por más que lo negara una parte de mí quería sentir, al menos una vez más, quería sentir felicidad... amor, porque si alguna vez la había sentido no lo recordaba; y por más que trate de alejarlo, negar e incluso borrar ese sentimiento, siempre se mantuvo una chispa de amor y esperanza en lo más profundo, una chispa de la que jamás me pude desprender. Los escasos rayos del sol tocaron mi rostro al abrir la puerta de cristal informándome que la vida era real al sentir su calidez, dejando ver la mesa del desayuno lista, llena de comida y fruta por doquier, sin rastro de una gala la noche anterior; aspire admirando la hermosa mañana, que era inevitable no apreciar, me acerqué a la mesa tomando un trozo de fruta.



—Buenos días— la voz de Zyanya llego gustosa.

—Buenos días— volteé a verla encontrándola de la mano con Sirideán.


—Hola, Siren— sonrío Sirideán sin prestarle atención a algo más que solo a la comida.


—Amanecimos hambrientos— dijo Zyanya efusiva tomando un trozo de fruta llevándola a su boca con desespero.

—Si, me puedo imaginar— le sonreí cómplice.

—Buenos días— apareció la voz de Drystan sorprendiéndome, haciéndome girar en su dirección.

—Drystan— lo observé desconcertada pero emocionada.


—¿Tú no te ibas a noche?— apareció Zander detrás de nosotros llamando la atención de todos, dirigiéndose a Drystan, pero lo que realmente fue la cereza del pastel fue como Rowena venía detrás de él.

—A mi invitada se le hizo tarde— voltio a verme Drystan con una sonrisa, ya que era yo la responsable de no haber llegado.

—Últimamente, se le está haciendo costumbre llegar tarde— Zander me dio una mirada rápida antes de sentarse en la mesa.

Todos lo imitamos tomando lugar en los asientos, Irónicamente todos nos encontrábamos en el mismo sitió, en la misma hora, en la misma mesa, estábamos reunidos en persona una vez más después de casi un año sin vernos, todos juntos, desayunando tranquilamente, y a excepción de Zyanya y Sirideán que quedaban fuera de este círculo, los líderes con diferentes nombres, con diferentes propósitos, los dueños de absolutamente todo, la punta de la pirámide, cada uno en su mundo, pero en sincronía, cualquiera diría que los demonios se habían reunido, pero en realidad eran las mafias, las mafias estaban sentadas en la mesa, o como algunos se atrevían a llamarnos, sectas, organizaciones secretas, entre muchas más; de tan solo pensar que si alguno de nosotros tomaba la decisión podía iniciar una guerra a nivel mundial. Definitivamente, se sentía bien ceder y perder el control del poder, pero tenerlo era una sensación más allá de lo que se podía explicar, esa sensación de poder arder el mundo entero en un segundo era excepcional.

—Debió ser muy importante para no llegar— me sonrió Drystan dulcemente.

—Si, y si no lo es, se volverá— Zander me miró con arrogancia y malicia, dejando a Drystan confuso.


—Sé que no tienen otro tema más interesante e importante que yo y es difícil dejar de hablar de mí, pero podemos desayunar sin que sigan hablando como si yo no estuviera presente?— tome un pan tostado con mermelada —Pero tranquilos los dejaré admirarme— suspire con tranquilidad -aprovechemos que todos estamos juntos-



PSYCHO | (bilogía mentes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora