35 ~ SÍMBOLOS

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Que iluso creer que los líderes que dirigen el mundo ante los ojos públicos como presidentes de países o corporaciones únicamente se reúnen de vez en cuando y esté suceso es transmitido ante la población, más iluso aún pensar que ellos son el máximo poder. La realidad era otra y completamente diferente. El vehículo se adentró al dominio alejado de la civilización dando inicio a la gran noche.







Seguimos el camino que dejaban ver las hermosas fuentes así como la hermosa naturaleza apodada en cortes perfectos. Al detenernos y bajar Lauret me dio su brazo. Ambos entramos sabiendo que todos los presentes eran muñecos que movíamos como piezas de ajedrez y que estaban felices de serlo. La entrada era discreta pues solamente parecía una propiedad más, pero era un engaño, ya que lo realmente ostentoso se encontraba dentro. El recibidor principal eran unas escaleras, pero estás en vez de ascender descendían, los lados tenían enormes arreglos florales y llamas que salían dando dramatismo, eran uno por uno, un ramo, una llama; de esta manera hasta finalizar.







Éramos los únicos dirigentes de las familias que estaban presentes, pues el hombre junto a mí era cuidadosamente estratega y cada movimiento que realizaba era con y para un fin que solo él conocía. Desde que yo había aparecido en la gran élite me había convertido en su gran aprendiz siendo la única en acompañarlo en exclusivos eventos, ya que en cada uno de ellos era como una clase en donde Lauret me formaba y hasta el día de hoy me había demostrado que siempre estaba un paso adelante enseñándome que podían existir cartas que desconocíamos a pesar de tener la confianza.









Al terminar las escaleras la pista era bastante minimalista y estaba sobrepuesta puesto que el inicio del evento era en el exterior de la propiedad; había grandes arreglos en tonos neutros adornando el piso, pero también en el falso techo, solamente que arriba también se encontraban lámparas iluminadas de fuego puro, todo era bastante limpio y cálido. Mi Vestido negro resaltaba adecuadamente en los presentes, que tenían el honor de estar ante nosotros después de salir de una de las salas sagradas.








—¡Míralos!— habló Lauret —¿Quiénes serian sin nosotros?— soltó una tenue risa burlona mientras observábamos a nuestro al rededor —Nadie, sin nosotros no son nadie.







Caminamos al tiempo que las personas nos saludaban con gran entusiasmo y un elevado respeto, pero sin acercarse debido a que aún no tenían la autorización para hacerlo.








—Cada una de estas personas, cada uno de ellos son quienes son y tienen lo que tienen porque nosotros se los hemos dado— continuó —Han destacado sobre el resto del mundo porque no le tienen miedo al éxito. Pero, ¿qué es el éxito, Siren?, ¿cómo se consigue?, ¿cómo se mantiene?. Un sin fin de respuestas para unas preguntas, sin embargo, cada respuesta dependerá de la persona a la que le preguntes. Pero, aún más importante, ¿qué hay después del éxito?.









Volteo a verme con orgullo atrevés de sus ojos. Luego seguimos el camino rumbo a los adentros de la mansión, dejando atrás a quienes seguían compartiendo. Este camino no era ni ancho, ni estrecho, era un pasillo recto con pinos que los conectaban con luces y aunque podía parecer algo simple la verdad es que no lo era, ya que también había cierta tecnología capaz de terminar con la vida de cualquiera. Al finalizar una hermosa fuente partía el camino en dos y a los costados también había ductos de agua haciendo juego con la principal, solamente que el agua no era real, era agua artificial y una vez activado el sistema de seguridad del pasillo se activaba rociando elementos químicos y biológicos por todas partes acabando no solo con cualquier lamentable ser que se encontrara atrapado en un lugar donde seguramente no debía estar sino con cualquier tipo de vida terrestre; seguido de eso la mansión se destruiría a sí misma, destruyendo absolutamente todo en el área.








PSYCHO | (bilogía mentes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora