¿Una niña en la Iniciativa Vengadores?
La Iniciativa Vengadores, un equipo conformado por individuos poderosos y con habilidades excepcionales que responderían a las amenazas globales.
¿En serio querían que la raza humana dependiera de un grupo de f...
—————————————— CAPÍTULO CUARENTA Y OCHO PETER-PROBLEMAS. —————————————
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GRACE NO HABLÓ MIENTRAS QUE Peter relataba los acontecimientos ocurridos antes del rescate para Tony Stark. Estaba recuperándose de la ebriedad y del pánico en el que había entrado al pensar que Peter Parker moriría por su culpa que no estaba al tanto del hilo de la conversación. Mucho menos estaba preocupada por el hecho de que Tony la había encontrado y quizá la llevaría de nuevo a Wilmington, con Nick.
—De todas formas, no tenía que venir hasta acá, estaba apuntó de salir.
—Él no está aquí.—Grace salió del trance y aventó una roca a la cara de la armadura y está se abrió, revelando a nadie. Grace tenía razón.
—Ya te tocará a ti más tarde jovencita.—la voz de Tony la reprendió y después se volvió a Peter.—Dale gracias a Dios que aquí hay wifi o estarías flotando boca abajo. Tienes que olvidarte de las armas y del buitre volador.
—¿¡Por qué!?
—¡Porqué yo lo digo!—espetó y Grace tembló en su lugar, no porque le tenía miedo a Tony, sino porque estaba tan conmocionada aún, que el tono de voz la sobresalto.—Quedate cerca del suelo agarrando práctica ayudando a gente común. Como la viejita que te compró el churro. Se el amigable chico araña del vecindario.
—¡Pero estoy listo para más!
Grace se remontó a los sus primeros intentos de convencer a otros que realmente podía ayudar. Que estaba preparada. Entendía la frustración de Peter al querer demostrar lo valioso que podía ser, pero también entendía que Tony quería protegerlo. Una de las razones era ella misma; Tony no quería que Peter terminara como ella.
—No, no lo estás.—se cerró el casco y la armadura le extendió la mano a Grace.—Vamos niña.
Grace miró a Peter, que la miraba expectante. Ella suspiro y dejó que la armadura la llevara en brazos. Pero Grace no fue arrastrada de nuevo a Wilmington, no al menos aún. Se detuvieron a unos poco kilómetros, en una desierta azotea de algún edificio en Queens.
—Grace...—ella se dejó caer en el suelo y se quito el antifaz, lo guardo en el bastón y sacó un cigarrillo.—¿Ahora fumas? ¿Qué estas tratando de demostrar?
—Qué puedo ser normal, además me ayudan a tranquilizarme.—soltó el humo.
—¿Y ese bastón? No recuerdo ver nada igual, ni siquiera en el de Cárter.
