XLVII

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Jungwoon contó que, desde que comenzó a rezar para que dejaran de golpearlo, y no recibía ayuda por parte de Dios, decidió que. Aquel ser divino no existía. Tenía cierta maldición. Porque desde la escuela, llevaban golpeándolo e insultándolo solo por ser alguien muy inteligente. Y el bullying hacia él, paró en el Internado gracias a Beomgyu.

Jay solo era alguien rebelde. Odiaba hacer caso a sus estrictos padres por lo que quería salir de aquel lugar con desesperación.

Sunoo al principio sí quiso ser un cura. Pero con el tiempo se dio cuenta de que no quería dedicarse para toda la vida a aquello. Y lo llevó a replantearse toda su vida. Sin esperar que... realmente no creía en aquel ser.

Seungmin era alguien de buen corazón. Amable y siempre dispuesto a ayudar a sus amigos. Supo que el hecho de rezarle a Dios no servía. Porque su hermano mayor quedó paralítico después de un accidente. Cuando aquel estaba a punto de terminar su carrera como nadador profesional. Rezó y rezó. Pero sólo logró que este, muriera. Y sus papás, por miedo a que a su hijo menor le ocurriera algo. Lo metieron por obligación a un Internado dedicado a Dios.

Jeongin tenía padres abogados. Siempre ocupados y ausentes en su hogar. Y lo metieron al Internado porque este aún no decidía qué estudiar, ellos no podían permitirse que sus colegas vieran que su hijo parecía no tener futuro. Y por obvias razones se volvió ateo y ahora quiere salir del lugar. Sabiendo que su tía, lo recibiría con los brazos abiertos, y comprensiva lo esperaría y ayudaría en aquella decisión.

Hyunjin tenía unos padres comunes y corrientes. Pero al ser muy alborotador y haber tenido muchas expulsiones en universidades anteriores, decidieron meterlo a un Internado dedicado a Dios. Y el odio hacia él era obvio.

Beomgyu tenía padres cristianos fielmente creyentes. Y querían que su hijo estudie sí o sí, el ser un cura. Obviamente no quería. Pero fue obligado. Justo cuando comenzó a darse cuenta de que estaba enamorado de su mejor amigo.

Taehyun estaba igual. Y es por ello que, luego de haber confesado su amor y ser correspondido en aquel lugar, junto a Beomgyu, comenzaron a idear planes para poder salir junto a sus amigos. Confiando plenamente en su ahora novio, y ayudándolo en lo que podía.

Soobin solo tenía padres amables, comprensivos y fieles seguidores de Dios. Ellos se dedicaban a hacer túnicas, ropas y cualquier tipo de prendas, pero especialmente túnicas; las cuales vendían a curas y personas importantes de la Iglesia. Tanto era el amor por su hijo que, cuando este les dijo que quería ser un cura, decidieron ahorrar desde aquel momento solo para poder pagar sus estudios y verlo feliz. Más cuando su menor hijo sería alguien de bien y se dedicaría al ser que más ambos admiraban. Sin embargo, todo cambió desde que ingresó al aula en donde comenzaría a estudiar. 

Yeonjun era un joven de tan solo veintidós años. Contra el impedimento de su madre, fue como profesor a enseñar en el Internado con veinte años recién cumplidos. Y podría afirmar con seguridad que, no se arrepentía de ser un tutor, luego de ver que la mayoría de sus ex-alumnos ahora eran excelentes futuros curas y personas de bien. Pero, desde que vio a aquel pelinegro de hoyuelos pasar por la puerta de su salón, se replanteó y dudó de su supuesta fe inquebrantable; aunque no debería por su puesto.

Y todos ahora tenían algo en común. Salir del lugar en el que estaban por circunstancias obvias.

La mayoría de integrantes del grupo eran ya mayores de edad. Pero no las personas que firmaron el contrato y pagaron para entrar. Es por ello que no podían irse así como así.

Mas eso era diferente para Yeonjun, quien tenía otras condiciones. Terminar el año de enseñanza en el que se encontraba para poder renunciar.

Y eso podría retrasar las cosas.

Habían pasado dos semanas desde que Beomgyu los había interceptado en el baño.

Y entre esos días, sorpresivamente todos los integrantes del grupo contaron los motivos del porqué querían salir.

Pasaron con exactitud tres días más para que sucediera aquello.

—Beomgyu. Queremos hablar contigo.

—Oh. Claro, pasen... —abrió más su puerta para que la pareja pudiera pasar.

Y antes de que Beomgyu hablara para bromear sobre su llegada, Yeonjun se adelantó.

—Es algo serio.

Ahí supo que no debía de hablar, por lo que junto a Taehyun oyeron minutos después los frutos de su difícil siembra.

Y quiso llorar de felicidad. Junto a su novio que ahora lo veía con una gran sonrisa.

No podía creérselo.

Aunque para Yeonjun y Soobin solo era un avance para poder salir de aquel lugar. 

Habían muchas personas en ese tal grupo ateo y tal vez podían lograr salir. Además de que no perdían nada.

La confianza aumentó cuando Beomgyu sorpresivamente les dio el chip que contenía el vídeo con el que antes los amenazaba.

Después de todo. El chip de un principio era para ello.

No fue mala idea unírseles por completo, ¿no?

No. Era obvio que no.

♰|Castigo de Dios ©yeonbin ¡◌⚟┆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora