LXXVII

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Sentado en su asiento de escritorio, suspiró con fuerza.

A pesar de haber recién terminado de revisar todas las tareas que tenía por calificar, los hombros le pesaban.

Estaba algo estresado. Tampoco lamentablemente había podido estar con su alumno favorito, debido a sus responsabilidades.

Aunque, últimamente ya a ambos poco les importaba sus deberes. Sólo para estar con el otro.

Otra cosa que lo tenía todo el tiempo ido en sus pensamientos, era el hecho de que Soobin y él, eran nada.

Hasta ese momento, nada entre ellos era oficial. Solo se daban besos, caricias, abrazos, y hasta tenían sexo -literalmente todo lo que hacen los novios- pero no eran nada.

Y tenía algo de miedo de que Soobin pensara que realmente no lo quería como siempre decía. Claro que lo quería.

No soportaba estar sin él por más de un día. Siempre lo deseaba a su lado.

Y es por ello que, se tomó el tiempo de pensar eso por una semana. Finamente decidiendo que hoy, le pediría ser su novio.

Habia planeado las cosas con anterioridad.

Consistía en regalarle algunos cupos para salir a un restaurante bonito de afuera y después ir a pasear por el centro comercial, como una cita. De esas que tenían cuando podían, en donde se despejaban y la pasaban junto al otro.

No podía permitirse regalarle cosas caras o invitarlo a lugares mucho mejores, debido a limitaciones que tenía el Internado. Sin embargo, trataría que su menor la pasara de lo mejor.

Porque eso se merecía. Lo mejor.

Lo había citado esa tarde para hablar. Y el pelinegro aceptó sin muchas preguntas.

Se paró de su asiento, para de inmediato y algo nervioso, tomar sus cosas e irse a su habitación.

Tenía que arreglarse lo mejor posible para su pequeño, y es que aunque no fueran a salir en aquel momento, siempre trataba de verse lo mejor posible, sólo para él.

Luego de haberse dado una ducha, haberse vestido, peinado y rociado un poco de perfume, se vio en el espejo. Asintiendo después por lo bien que se veía.

Faltaban pocos minutos, es por ello que salió de su cuarto, directo al patio del Internado.

Este decorado de arbustos, flores de diversos colores, árboles y pequeñas piruetas de agua en forma de imágenes santas. Con algunas antorchas por allá, y sobre todo, lo que más destacaba eran las rosas rojas que adornaban el pasillo y algunas partes del extenso patio.

La brisa era calmada y el clima ideal. Se situó en un árbol, el más grande, el que se destacaba más. Y suspiró.

Estaba nervioso.

Como si nunca hubiera besado o hasta tenido relaciones con el menor de edad. Y es que, al fin, le pediría ser su novio.

¿Si aceptaría? Según las palabras de su pequeño, también sentía lo que él. Y aún parecía ser irreal. Sin embargo, de a poco se fue acostumbrando, y deleitando de las dulces palabras que su alumno le decía cada que podía.

"Te quiero. "

"Gracias, hyung. Lo quiero..."

Suspiró al recordarlo. De verdad, estaba tan perdidamente enamorado de él. Y no dudaba nada en decirle que él también.

♰|Castigo de Dios ©yeonbin ¡◌⚟┆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora