LXXIII

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—Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.—leyó rápidamente, después colocando algunas anotaciones en la pizarra.

Todos transcribían lo que el de gafas escribía.

—Cuando pongamos a prueba esto, se verán reflejados los resultados de nuestra fe. ¿Pero por qué? —hizo énfasis en su voz. —Es más fácil de lo que se ve. —apuntando lo antes puesto en la pizarra. —No solo estamos cumpliendo con el mandado del Señor, también nuestra autoestima y metas personales se vuelven más fuertes al tener nuestra fe fuerte.

Soobin de repente se paró de su lugar, repentinamente acercándose al mayor quien se sorprendió por su acción.

Todos vieron como le susurraba algo al oído, para asentir.

Y el pelinegro con una sonrisita en los labios se fue del salón a pasos tranquilos, como si nada.

El mayor siguió explicando tranquilo, con la diferencia de que no podía ocultar una sonrisa a la vez que explicaba.

Jake levantó la mano.

—¿Disculpe, profesor, puedo ir también al baño?—consultó. Suponiendo que aquel pelinegro había ido al baño.

—Hasta el receso, por favor, ya falta poco. —miró su reloj de mano, mientras miraba afuera, la puerta, para ser exactos. Como si estuviese buscando algo.

La preferencia. Todos notaban el trato especial.

Pero no hasta un poco después todo tendría explicación.

Y como Yeonjun había prometido, dejó salir a aquel alumno a los servicios. Cuando el salón se halló vacío al fin, soltó una pequeña maldición.

Se suponía que en el receso él iba a encontrarse con su menor. Pero por culpa del pelimarrón demoraría.

Salió por los pasillos, viendo así como las demás secciones se vaciaban.

—Ey, Yeonjun. —una voz conocida se hizo presente.

—¿Lucas...? —justo en aquel momento Jake estaba pasando por ahí. Indicativo de haber salido del baño, significado de que podía ir ya a encontrarse con su alumno.

—Oh, sí, sí. Mira, ayer estaba revisando algunos documentos y... —fue interrumpido.

—De verdad me encantaría seguir hablando contigo, Lucas, pero... ya sabes... necesito ir. —señaló el baño.

—No hay problema, no hay problema. —entendió de inmediato. Y sin siquiera poder seguir mencionando que entendía y que no habían inconvenientes, Yeonjun solo paso por su lado rápidamente.

Por otro lado, Soobin solo estaba ansioso.

Quería ya a su hyung  a su lado. Quería sentir sus caricias y besos.

Ayer no lo había visto casi nada por estar empacando y porque el mayor estuvo revisando otras habitaciones -las del grupo para ser específicos-. Y se hubieran encontrado en la noche de no ser porque ambos terminaron agotados.

La puerta fue abierta, su Yeonjun entró finalmente.

—Soobinnie.

—Yeonjun-hyung.—y de inmediato se abrazaron.

—Te extrañé tanto. —besó su mejilla con amor, provocándole cosquillitas.

—Ah, yo también, Junnie. Mucho. —se dejó acariciar y mimar.

Ambos separándose del abrazo para unir ambos labios con profundidad. Entre risitas y suspiros, jadeos y sonrisas entre el contacto.

—O... ye... ¿por qué... umgh... demoras... te... tan... to?—preguntó agitado. Mientras se iba quitando la corbata con apuro e iniciaba el desabrocharse la camisa.

—Perdón, bebé. —bajó los besos a su cuello en donde el menor suspiró, encantado. —Se... me presentó algo.

—A-Ah... no importa a-ahora.

Luego de minutos, Soobin tenía la respiración irregular. Mientras acariciaba los cabellos de su mayor, abría los labios más al sentir la boca de su novio consentirlo.

—Eres tan bonito, Soo.—se metió el glande a la boca otra vez, mientras succionaba y lo masturbaba con otra mano.

—H-Hyung, a-ah... m-más.

Y le hizo caso.

Chupó y lamió más. Mientras se tragaba toda la extensión, tomó su trasero y comenzó a manosear. Separaba sus nalgas y las apretaba. Todo con los dulces gemidos de su bebé.

Al separarse soltó un sonido de succión. Y se relamió los labios. Dejó de manosear su trasero y en cambió comenzó a frotar su miembro con rapidez.

Y a pocos segundos de gemidos y suspiros, la esencia salió de su miembro, Soobin gimiendo excitado, tiras de semen cayendo en los labios contrarios. Yeonjun lamiendo todo, sin dejar rastro.

Su menor era tan bonito. Sus ojos llorosos y pupilas dilatadas delataban el orgasmo que había tenido con tan sola esa mamada.

Pero él quería atención también.

Mientras que el menor se acomodaba de piernas abiertas para su novio, otra relación íntima que recién nacía estaba a unos cuantos metros del escenario morboso.

—Sí... bueno... —como Soobin le había dicho. No miró en ningún momento su rostro, resultándole fácil así dirigirle la palabra.—Quería saber si tal vez nosotros...

—¿Hm? —animó a continuar, Han.

—¿Podemos salir a comer helados?...

—Oh, Minho. —musitó cabizbajo. —Aceptaría pero tengo que estudiar para los exámenes de la siguiente semana.

Apretó los labios.

Y se imaginó algo. Quería al menos saber que Han no estaba del todo desinteresado.

—¿Si no hubieran exámenes?... tal vez tú y yo, ¿sí podríamos?... —dijo dudoso.

—Claro que sí. Lo sabes muy bien. —soltó una risita mientras tomaba su hombro. El contrario sonrió con un carmín pintando sus mejillas.

Saber aquello le puso feliz.

Hasta que se oyó un sonido fuerte proveniente del baño interrumpiendo el burbujeante momento. Volteó asustado junto a Jisung.

Y en poco tiempo el alumnado comenzó a reunirse a ver qué sucedía.

Y a los pocos minutos extrañamente, su profesor de aula y Soobin salieron empapados de agua, con los alumnos murmurando a su alrededor.

¿Qué había pasado?

♰|Castigo de Dios ©yeonbin ¡◌⚟┆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora