XXII

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Puso una mueca sorprendida y avergonzada, para después suspirar y con una cara decidida, ingresar a la habitación cerrando los ojos, mientras que los amantes se vestían apresurados.

—H-Hueningkai... —llamó su profesor.

—Supongo que en cualquier momento alguno de nosotros lo descubriría.—Kai habló ladeando la cabeza, decidido.

El par no entendió a lo que se refirió.

Soobin cerró su camisa con sus manos, sin abrocharla, ojos llorosos y piernas aún temblando por el orgasmo en camino interrumpido. Y colocó una mueca extrañada y preocupada.

Yeonjun solo estaba nervioso a más no poder. Porque claro, si Kai los acusaba, su trabajo y actual relación amorosa estarían arruinadas.

—Kai, n-no se lo digas a nadie... yo... yo... no... —Soobin intentó hablar, él también estaba nervioso.

—Con una condición.

En aquel momento no importaba que Yeonjun fuera su profesor, o alguien mayor. Al estar acorralado por haber descubierto su secreto, ahora Kai podía hablarle tan informalmente como quisiera.

—¿Qué condición? —preguntó decidido. Estaba seguro de que podría hacer cualquier cosa que Kai le pidiera, para que no le contara a nadie sobre lo que había visto.

Suspiró profundo, para después relamerse los labios.

—Ayúdennos a salir de aquí.—dirigió su vista al pelinegro menor.

Yeonjun lo miró extrañado. Soobin bajó la mirada.

Sabía a lo que se refería.

—Yo...

No quería salir. Para nada. Su relación con su profesor estaba bien en aquel lugar y salir significaría lo contrario. Eso pensaban los dos.

Por ahora.

—Sé que no quieres salir, Soobin. Pero le diré a todo el mundo que el profesor y tú follan todos los días después de clases ya sea en su habitación o en el salón si no idean un plan para salir de aquí.

Aquello avergonzó al par, sin embargo para Yeonjun algo no encajaba del todo.

"¿Un plan para salir de aquí? "

"¿Sabía que ya tenemos tiempo saliendo?", aunque este pensamiento también lo tenía el menor.

—¿Q-Qué?... Soobin, no entiendo de qué está hablando.

—Puedes decirle. Pero no le digas quienes son parte del grupo. —ordenó Kai.

El pelinegro simplemente no sabía que hacer o decir. Estaba aturdido.

—¿P-Por qué me haces esto? —dijo mirándolo con algo de confusión y decepción.—Tú no eras así...

—Nunca me contaste sobre esto. Y cada vez que quería ayudarte a descubrir tu sexualidad, simplemente te enojabas conmigo y me tratabas mal... no podía soportar eso, Soobin, ¿sabes?, me sentí tan sólo... ahora vaya pensando en un plan, que ya estoy un poco harto de este lugar.

Cuando quiso decirle algo, Kai ya había salido de la habitación para cerrar la puerta fuertemente.

—Soobinnie...

—Yeonjun-hyung.—tomó sus mejillas para estampar sus labios con los contrarios. A unos chasquidos, se separó para decir sobre sus belfos.—-P-Primero termina de follarme, por favor. —habló en desespero, su voz temblorosa y baja. Como si quisiera que ahora el sexo fuera un distracción a lo que acababa de suceder.

Bien dicen que la tristeza aumenta el líbido de algunas personas.

El mayor tal vez compartió su pensamiento, porque sin preguntar o rechistar, a unos cuantos movimientos, Soobin quedó boca abajo, y ahora sus pezones eran estirados y manoseados al tiempo en que recibía fuertes estocadas en la próstata.

Se sentía traicionado. A la vez un mal amigo.

Apretó la sabana soltando un quejido. Ya estaba sensible por anteriormente haber sido penetrado, y ahora se sentía bien. Demasiado.

Un plan.

Un plan para salir de aquel internado.

Recordó de repente la propuesta del señor Park.

Jadeó excitado cuando sintió la mano de su novio, masturbarlo. Apretó su interior y oyó el gruñido ahogado de su maestro.

Yeonjun pensaba que tal vez era un sueño.

¿Tan descuidados fueron como para cometer aquel error? Porque ni siquiera cerraron la puerta con un simple seguro.

Su amor era tanto que se olvidaban de los demás cuando estaban juntos. Pero ahora les falló el intento de ocultar lo obvio, y debían de hacer lo posible para idear un plan -que Yeonjun no entendía del todo, porqué- para salvar su relación y reputaciones.

—¡A-Ah! ¡hyung! ¡a-ahí!... v-voy a... ¡mgh!—levantó más su trasero, oyéndose fuertes golpes. —¡M-Más! ¡más duro! ¡a-ah!

Pasó sus manos por su figura, y tocando sus pezones suavemente se dirigió a su cuello para morderlo, recibiendo un jadeo.

Una, dos embestidas fueron suficientes para hacer que Soobin eyaculara sobre las sabanas, y Yeonjun al sentir que lo apretaba por ello, también.

Tal vez si Kai no hubiera interrumpido, ambos no sólo hubieran acabado, si no también, obtenido un orgasmo.

Salió de él, para que el menor se diera la vuelta y de inmediato Yeonjun lo besara con desespero. Se quitó el condón empapado y lo lanzó a un tacho de basura de por ahí, para tomar el otro y abrirlo, todo al tiempo en que se dedicaba a apresar los belfos contrarios, a morderlos y succionarlos levemente.

No era suficiente. Nunca lo era con Soobin. Siempre necesitaba de él, todo era perfecto en el menor. Lo mismo para aquel.

Bajó su lengua hasta su cuello y clavículas.

Dejó de hacer aquella acción para ver como se ponía el preservativo y alineaba su miembro otra vez.

El mayor no se permitiría el haber sido interrumpido y dejarlo así nada más.

Claro que terminaría correctamente.

Y es por eso que, ingresó de nuevo en lo más profundo de su alumno. Este jadeando al sentir otra vez su carne. Y listo para de nuevo, tener relaciones sexuales con su maestro por incontable vez.

♰|Castigo de Dios ©yeonbin ¡◌⚟┆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora