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—No te vayas.

—¿Q-Qué?... necesito ir a mi habitación... tengo que hacer tarea, p-perdón... —quiso salir del agarre del pelinegro, pero este puso más fuerza.

—No. No puedes.

—¿E-Eh?... ¿por qué? —preguntó nervioso. Mirando a todos lados, sintiéndose acorralado por la forma en la que aquel le impedía el paso y sus amigos lo miraban expectantes.

—¿No quieres seguir jugando?... realmente este juego es muy entretenido. —dijo Beomgyu.—acércate Sunghoon-ah, ¿no que éramos... amigos? —viéndolo con un puchero, recalcó en un tono falso.

Y al escuchar aquella palabra, dejó de pensar correctamente.

Jamás alguien lo había llamado amigo. Por lo que dejó de resistirse, para girar por completo, encarando al pelinegro.

—Creo que... t-tal vez... sí quiero... se-seguir... jugando...

—Lo sabía. —juntó las palmas, con una sonrisa de oreja a oreja.—Ven, siéntate.

Este obediente y tímido se sentó de nuevo en su lugar.

Y ya todos continuando con el juego, Beomgyu se levantó para dirigirse hacia Jay quien cuidaba la puerta.

—Ey, ¿qué tanto hacen encerrados en la puta habitación?, ¿puedes ir a ver? diles que se apuren. —susurró molesto.

—Mierda, no quiero ver porno en vivo, ¿sabes?

—Entonces que Jeongin te acompañe, igual, él tiene que lavar.

—Bien.

Se relamió los labios para luego carraspear.

—Jeongin, ven.—en un tono alto y demandante, avisó.

—Oh, claro.—se paró de inmediato para ir con Jay y Beomgyu.—¿Qué?

—Vayan a supervisar.

—Ah. Vamos, orangután. —tomó del brazo a Jay quien reía para salir con él.

Beomgyu suspiró para luego de nuevo ir a jugar aquel juego de mesa, aburrido.

—T-Te toca a t-ti...—le dio el dado al líder para luego otra vez mirar al piso, cohibido.

—Claro.

—Ah, en serio vamos a

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—Ah, en serio vamos a...

—Deja de ser un miedoso. Dijiste que preferías hacerte esto a que...

—Bueno... lo dije casi literal pero...

—Vamos ya.—lo tomó del brazo para casi arrastrarlo.

Cerró los ojos cuando escuchó lo que no quería escuchar.

—Mierda, mierda, ¿no te sientes raro?... es decir... técnicamente estamos... escuchando como follan el nuevo y el profesor, ah, mierda.—murmuro Jeongin.

—Meh, no es para tanto.

—¿Cómo que no es para tanto?... ¿acaso te gusta?... ah, maldición, eres un pervertido de mierda, orangután cerdo.

—No. Estoy acostumbrado a oír esto. Créeme. Estar en la habitación del lado de Beomgyu y Taehyun y escuchar como todas las no-

—Ok, ya oí demasiado—lo calló.—A lo que vinimos, ¿sí?...

Ambos se acercaron más a la puerta. Jeongin se removió el cabello, apretándolos.

—¡A-Ah! ¡ah! ¡ah! ¡s-sí!... v-voy a v-venirme... ¡Y-Yeonjun-ah!

Se escucharon minutos de silencio. Y aprovechó el momento para tocar la puerta. Jay habló, ya que su amigo parecía estar algo petrificado.

—Oigan, necesitan salir ya, ¿están practicando todas las poses del Kama-Sutra o qué? El raro quiere entrar a su habitación. Ya saben qué hacer.

Un silencio inundó el lugar, para que después de segundos, Yeonjun con la voz ronca y algo agitado, hablara.

—Ahora salimos...

—Ahora. Los esperamos aquí. Rápido o Beomgyu me matará.

No recibió respuesta pero sí un chillido por respuesta. Suspiró. Jeongin sólo estaba quieto en su lugar.

—¿Te comió la lengua el gato?

—Sí.—respondió seco.

Esperaron parados unos 8 aburridos y largos minutos. Para después ver como el par salía de la habitación con una cesta de sábanas.

—Vaya.

Ambos sonrojaron, cabizbajos.

—¿Cómo es que...

—No se preocupe por eso, profe. Nosotros nos encargamos.—hizo un ademán con su mano, tratando de tomar el cesto.

Apretó los labios con nervios para entregarle el cesto de sábanas sucias. Y no sucias de cualquier cosa.

—Y-Yo... el vídeo...—trató de decir, Soobin.

—También ya saben que hacer con eso.

Asintió con las mejillas aún rojas.

Jeongin aún seguía quieto en su lugar, ladeando la vista.

—Entonces... nos v-vamos, dile a Beomgyu que hoy no iremos a la reunión... —tomó del brazo a su maestro para arrastrarlo a cualquier otro lugar.

—Pero en unos minutos...

Y vio como el par se fue a pasos largos, casi huyendo.

—Dame el puto cesto.—salió de su trance para demandar.—Si para salir de este lugar tengo que lavar sábanas con semen del profesor y Soobin, puedo hasta hacerle una mamada al director. Nada me va a impedir salir de aquí, te lo juro.

Jay comenzó a reír para ver como aquel agarraba el cesto de mala manera, dirigiéndose a los baños.

—Vamos, orangután. Haz tu trabajo de cuidador de puertas.

Este negó con una sonrisa para seguirle el paso.

Sería divertido.

♰|Castigo de Dios ©yeonbin ¡◌⚟┆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora