LXXII

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Un joven tomaba apresurado su café ya frío por la tardía en bebérselo, y en su diestra libre un par de documentos, parado ansioso frente a la auto-copiadora en la cual por la bandeja salían hojas de a montones.

Una vez dejado su café en la mesa, y colocado todas sus hojas en un fólder, se fue directo a la oficina del director de aquel lugar.

Toc. Toc. Resonó por el pasillo decorado con diplomas, macetas con plantas y sillones con mesitas de vidrio; los golpes que el joven apresurado tocaba.

—Pase.—se oyó una voz ronca.

Y aquel joven entró sin problemas.

—Buenas tardes, señor Oh. —una reverencia de noventa grados formó al ver al hombre que firmaba hojas y las sellaba. Antes leyéndolas rápidamente. —Tenemos serios problemas.

Aquel aún así no detuvo su acción, tan solo lo miró por unos segundos fugaces, para luego continuar con su trabajo.

—Sé breve, por favor.

—¿Recuerda el Internado Religioso que visitamos hace tres años?

—¿Cómo no?, ¿qué sucede?

—Durante esta semana hemos recibido muchos correos... y todos con el mismo asunto. Y es demasiado grave el asunto, señor.

Le dio una mirada rápida. Indicándole que continuara.

—Se ha filtrado un vídeo obsceno. Los padres de familia de los estudiantes están reclamando. Y... no solo eso. Se dice que hay testigos de que el lugar no es adecuado para la enseñanza.

De inmediato paró su accionar por fin.

—Entrégame el fólder.—el joven se le acercó para extenderle el objeto color mostaza. Sehun lo leyó con calma.

Se demoró unos seis minutos, y a medida que leía, sus cejas se iban frunciendo más y más.

—Alista el equipo de protocolo. Antes envía a todos los padres de familia un correo en el que se informará que se hará la revisión respectiva. —dijo rápidamente, el muchacho asintiendo a todo. —No deseo ver el video. Confío en ti, Hae.

—Bien, señor. No se preocupe. La evidencia está en buenas manos.

Sonrió cortamente para después pararse de su lugar, e invitar a que el chico se vaya con amabilidad.

Y es que tan importante era su trabajo que a pesar de tal vez no ser cierto ese rumor, no dejaría que alguna institución, manchara su reputación de esa forma.

Además... no había visitado hace mucho aquel Internado. No estaría mal ir a inspeccionarla, ¿verdad?

Mejor; ir sin avisar.

—Hoy en la madrugada

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—Hoy en la madrugada.

—Hoy en la madrugada.—repitió.

Alistaron algunas cosas en una mochila. De paso también sus pertenencias en diferentes bolsos como si fuesen a mudarse.

Y es que confiaban tanto en el plan de Beomgyu, que ya hasta comenzaban a empacar.

—Lo único que voy a extrañar de este lugar son las comidas gratis.

Tanto Jeongin como Seungmin rieron.

—Eh, oigan, ¿ustedes ya saben qué hacer cuando salgan de aquí?— preguntó Seungmin. Mientras metía a su mochila sus ropas.

—Me iré con mi tía a vivir unos cuantos meses. Conseguiré un trabajo y trataré de entrar a una universidad lo antes posible.—respondió Jeongin de inmediato.

—Oh, me parece genial. —sonrió.

—¿Tú, Minnie?—consultó con cariño. —¿Decidiste qué harás?

—Trataré de pedirle a mis padres apoyo. Realmente también quiero ingresar a una Universidad.

Hyunjin solo se quedó viendo a cualquier otro lado. Pensativo.

—En cambio yo... no sé realmente.

Ambos vieron al de ojos negros hablar con un tono calmado inusual.

—Tal vez también ingrese a una Universidad. Pero ni siquiera sé que estudiar.

—Entonces pídele ayuda a tus padres.

Los tres voltearon a ver al dueño de aquellas palabras.

—¿Profesor? —Jeongin se extrañó, así como sus amigos.

—Hola, niños. Solo pasaba por aquí para ver si todo está en orden. —sonrió levemente. —Y no pude evitar oírlos.

Hyunjin bajó la vista.

Aquel día se habían terminado de enviar los correos. Por lo tanto significaba que por esos días el equipo de protocolo y revisión del Centro de Educación, vendrían muy pronto.

Beomgyu indicó a todos que se preparan pase lo que pase. Y de paso ordenó al mayor de todos inspeccionarlos por si necesitaban ayuda.

—¿Está bien si puedo pasar? —Yeonjun los miró a todos. Estos asintieron, menos Hyunjin, quien aún yacía cabizbajo.

—Profesor... yo... no quiero. —respondió a su pregunta anterior.

El pelinegro formó una sonrisa, comprendiendo.

—Si fueras otro alumno, te hubiera dado palabras de aliento cursis. Pero... —miró al muchacho que ahora lo escuchaba atento. —creo que de a poco voy entendiendo a los adolescentes. —asintió.—Y me parece que eso no funciona contigo.

Cuando iba a preguntar, su tutor continuó.

—No te digo que cambies de un día para otro. Eso es algo imposible. Solo con el tiempo puede darse. —obvió.—Pero tienes que ser sincero. Ellos son los únicos que pueden ayudarte. —se refirió a sus padres.

—No es cierto. —afirmó dudoso.

—Si no dejas tu orgullo por un momento no podrás llegar a nada. —sinceró. Apretando los labios en forma de enojo fingido. —Vamos Hyunjin, eres inteligente. —tomó su hombro para verlo a la cara. El mencionado formó una mueca en forma de querer reír.

—Pero... mis padres son como la mierda, profe.

—No digas eso. Por algo te mandaron aquí, si te vas de aquí no es para que cometas el mismo error. —regañó con los brazos cruzados.—¿No crees que deberías de intentar cambiar de actitud por un momento?, no por ellos, por ti.

Y pensó.

—Entonces dice que puedo usar a mis padres económicamente para mi beneficio propio.

—No, no, no es lo que tra...—negó repetidas veces.

—Bien. Gracias, profe. —asintió más animado, palmeando la espalda de su maestro en forma de despedida.

Y mientras Hyunjin técnicamente sacaba a su profesor de su cuarto con risas y regaños, Seungmin y Jeongin vieron algo sorprendidos al de orbes negras, con una sonrisa sincera.

Cuando logró al fin su cometido, Hyunjin habló.

—Creo que también sé que hacer. —afirmó.

—Me alegro, Hyun. —Seungmin sonrió.

—Y bien... ¿quién está listo para dibujar tetas en las estatuas? —agitó el spray, con una sonrisa, Jeongin.

—Yo.—asintió el de aspecto cachorrito.

—Yo estoy más que listo. —Hyunjin sonrió en grande.

Sería una madrugada divertida.

♰|Castigo de Dios ©yeonbin ¡◌⚟┆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora