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Actualización 1/2

Es sábado y me despierto sola. Otra semana más se pasa en la reserva, con bastante calma y ya me siento completamente adaptada al trabajo, al lugar y las serpientes... y al león.

No sé por qué dejo que Travis se meta tanto en mi vida y por qué le permito que siga rompiendo el iceberg en el que sé que me convertí luego de... luego de ese día, pero siento que de algún modo, está haciendo lo que hace el mar contra las rocas: golpear suavemente, hasta convertir esas piedras en arena. Está siendo corrosivo, hasta que le muestre lo que hay debajo.

Al menos, eso espera él, pero me sigue asustando que vea todo. Ni siquiera yo puedo enfrentarlo, ¿Cómo va a enfrentarlo alguien más?

Quedamos en ir a Seks esta noche y sé que mañana almorzará con su madre, como cada domingo. Yo le dije que tenía planes, aunque no es cierto, pero no quiero que esto se torne en una rutina y quedarme atrapada en ella, antes de poder darme cuenta.

Para cuando la noche llega, tras un día completo de no hacer nada, Travis me busca. Me puse una falda de látex negro que amo y que me parece en extremo cómoda, junto con un top del mismo material.

—Toda tu ropa siempre me la pone dura— dice Travis, cuando todavía estoy a unos pasos—. De acuerdo, no es la ropa, eres tú.

—El día que no me recibas con uno de tus comentarios descarados, voy a enfadarme y azotarte, cachorro— antes de que pueda responderme, pongo mis manos en sus hombros y lo beso. No tarda en poner sus manos en mi cadera, haciéndome sentir pequeña. Es algo difícil, porque soy alta y no precisamente de estructura pequeña, así que encontrar a un hombre que me de esa sensación, no es tan sencillo.

—Tengo muchos comentarios cachondos esperando por ti, Adabel — murmura. Pone sus manos en mis mejillas y me besa repetidas veces.

Mientras que yo soy frialdad, Travis es el sol, es luz, es fuego que derrite el hielo que me recubre.

Pienso en eso mientras él conduce hacia Seks. Demian me llamó y me pidió que monitoree por un rato, ya que él no irá hasta más tarde, luego de poner a dormir a Lianna. Sé que está con algunos vómitos y obviamente mi primo no la va a dejar sola hasta estar seguro de que está bien, así que me ofrecí a quedarme hasta el cierre.

Cuando llegamos, Owen está chequeando el nombre de una pareja de dos hombres, antes de dejarlos pasar.

—Hola, salvaje— le dice a Travis, cuando nos ve—. Hola, rusa.

—Hola, O.

Nos mira con una sonrisa casi infantil y me alegra ver esa expresión en él. Además, es divertido como parece un tipo serio, rudo y malo, pero es un hombre dulce. Owen tiene demasiado potencial y no se dejará hundirme por su pasado...

Mira quién habla, hipócrita.

—¿Qué tal todo?— pregunta—. ¿Ya decidieron quién va a someter a quién?

—Oh, cállate, idiota— resoplo.

Se ríe, obviamente. Vuelve a mirar a Travis y yo me convenzo de que él sabe cosas.

—La próxima vez, podrías quedarte a mirar el partido— me dice—, solías ser fanática del Bayern Múnich— una sonrisa tensa cubre mi boca cuando señala el hecho de que sabe sobre mí estadía en la casa de Travis y frunce la nariz—. El perfume te delató.

—Entonces quizás debería romperte la nariz para que ya no lo huelas.

Vuelve a soltar una carcajada.

—No me asustas, Adabel— me dice—. Espero que la próxima vez no te vayas sin saludar o te daré el mejor repertorio de insultos alemanes— se mueve y da por terminada la conversación al dejarnos pasar.

Veneno | SEKS #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora