Maratón final 2|3
Cuando despierto, no entiendo nada. Creo que estoy en casa, pero el olor a hospital me hace parpadear con confusión.
Me siento aturdida y sigo la línea de la sonda de mi brazo hacia un suero. Hay una enfermera que me da una sonrisa leve antes de decir:
—Todo está bien.
Me muevo, pero todo el cuerpo me duele.
—¿Ada? —el tono de voz del león es muy cauteloso y está de pie cerca de la entrada. Tiene un abrigo doblado a la mitad en su brazo y luce cansado.
Observo mi vientre aún hinchado, pero ella no está en el cuarto, no está en mis brazos y no la veo por ningún lado. La expresión de Travis no me tranquiliza y el pánico me invade. Ya conozco esa expresión, ya conozco este sentimiento, porque lo viví hace cuatro años con Evi.
Camina hacia mí, pero yo ya saqué mis conclusiones, ya deduzco lo que pasó y, sin embargo, soy lo suficientemente masoquista como para preguntar:
—Travis... ¿Dónde está la bebé?
No responde por varios segundos y yo chillo.
No, no, no.
Que no me haya elegido... por Dios, que no haya...
—Lo siento, cariño, lo siento tanto... —se acerca a la cama y entrelaza sus dedos con los míos —, sé que las cosas no salieron como esperábamos pero lo importante es que ambas están bien y que...
Ambas están bien.
Lo importante es que ambas están bien.
Ambas.
Ella y yo.
—¿Ambas?
—Sí, ambas —murmura —. Lograron salvarlas a ambas —dice, tras tragar saliva —. Está en neonatología, en una incubadora. Es muy pequeña, pero está bien.
—¿La viste? —sigo procesando todo, todavía abrumada —. ¿Contaste sus dedos?
Se ríe.
—¿Qué? No, no conté sus dedos —cuando no digo nada más, se inclina y pasa sumano por mi cabello —. No voy a llegar a los cuarenta si me sigues dando estos sustos, serpiente —murmura.
—Pero te verás bien a los cuarenta —parpadeo.
Me da una sonrisa leve.
—Cuando te sientas un poco mejor, hablaremos —determina con algo que me preocupa en su expresión —, pero ahora tienes que descansar y recuperarte.
—¿Por qué? ¿Qué sucede?
—Lo hablaremos luego —repite —, tú vas a descansar, recuperarte y hacer todo lo que te digan los médicos para que puedas ir a casa rápido.
Todavía estoy intentando procesar todo.
—¿En dónde está ella? ¿Puedo verla?
Duda antes de responder.
—Es mejor si esperas a estar bien y luego te llevaré.
Lo observo.
—Hay algo que no me estás diciendo.
—Tienes que descansar.
—Dime —insisto —. ¿Ella está bien? —la pregunta tiembla en mi boca cuando la formulo —. ¿Lo está?
—Ella está bien —responde, asintiendo.
—Entonces...
—Quiero que estes bien y... calmada antes de ir —señala el suero conectado a la intravenosa y explica —: Perdiste sangre, te hicieron una transfusión. Tienes que estar en la cama por unos días.
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Veneno | SEKS #4
RomanceSERIE SEKS, LIBRO #4 Adabel Pavlov es veterinaria, especialista en serpientes. Cuando la contactan de una reserva ecológica en la misma ciudad el resto del Clan Pavlov vive, decide que es momento de reunirse con su familia y, en el proceso, reconect...