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Busquen papel antes de leer, van a llorar.

El martes, tras terminar mi turno en la reserva, le escribo a Owen, esperando que me diga si mi primo mayor está en Seks.

Cuando dice que sí, tomo coraje, incluso cuando siento que no lo tengo y camino hasta el club, practicando lo que quiero decir.

No me sale nada y sé que ensayarlo será en vano. Tampoco sé si estoy lista para contarles lo que pasó en Alemania pero voy a intentarlo.

Como dijo el león, las cosas no pueden estar peor y supongo que no puedo perder nada con intentarlo.

Seks no es terreno neutral, pero espero poder hacer alguna especie de filtro con Demian, antes de ir con los demás.

Una vez allí, Owen me recibe en la entrada, con un abrazo cariñoso.

—¿Qué haces aquí?

—¿Acaso mi primo ya me quitó de la lista?— intento que suene como una broma, pero no lo es.

—No, es sólo que llevas tiempo sin venir, pregunté y dijo que hubo algunos altercados familiares.

No respondo nada al respecto y mantengo la charla en terreno neutral, brevemente y luego, ingreso. Me detengo frente a la oficina de Demian con las manos sudadas y golpeo la madera. Cuento hasta siete, que son los segundos que le toma llegar a la puerta y abrirla.

—Hola— dice con sorpresa.

—Hola— respondo, nerviosa—. ¿Puedo pasar?

En silencio, asiente y abre más la puerta, dándome espacio para entrar y recorro el lugar brevemente, notando la gigantografía de Lianna, que decora la pared sobre el sofá y las cientos de fotos pequeñas que llenan la oficina.

Igual que nuestro tío, glorifica a su esposa. Sergey hizo lo mismo con Ivana.

—¿Qué haces aquí, Ada? — me pregunta, caminando a su escritorio. No está muy calmado, pero lo disimula.

—Quería hablar— admito, tratando de no mostrarme nerviosa—, supongo que preferí venir contigo por la denuncia.

—Me preocupé— dice—. Creí que te irías a Rusia, Adabel.

—No lo hice, ni lo haré— me empujo contra la pared, callada. Suelto un suspiro tras varios minutos de silencio—. ¿Podemos salir de aquí? Necesito algo de aire.

Con algo de sorpresa, accede y no tardamos mucho en estar fuera de Seks. Owen nos ve, pero no dice nada. Supongo que mi primo y yo denostamos tensión.

—Dijiste que querías hablar—suspira, tras avanzar varios metros.

Guardo las manos en mis bolsillos y pateo una piedra pequeña.

—Quiero hablar con todos, en realidad— le digo—, contigo, con Viktor, Nikolai y Andrei. Con la familia— señalo. Él no objeta nada por haber incluido al policía, porque ha sido parte de nosotros desde que está con mi hermano, hace casi quince años.

—¿Sobre qué?

Me muerdo la lengua.

—Necesito hablar con ustedes, con todos. Supongo que a ti podía escribirte un mensaje pero Andrei... ¿Podrías persuadirlo de que acepte?

—Ada...

—¿Estoy pidiendo demasiado? — los ojos se me llenan de lágrimas y la frustración me invade por ello. He estado mucho tiempo sin llorar y ahora lo hago cada día—. Realmente necesito hablar, Demian.

—Está bien, se lo preguntaré— murmura—. ¿Sobre qué quieres hablar?

—Sobre cosas que me pasaron y que creo que deberían saber— suspiro, retorciendo mis dedos—. Quizás... ¿Mañana?

Veneno | SEKS #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora