¡Hola! Sé que me demoré un poco más con esta actualización pero fue un capítulo que me costó escribir <3 NO porque sea malo, sino porque, en algún punto, me resultó emotivo.
¡Espero que les guste!
Adabel
Tengo el pulso acelerado de formas que no puedo explicar y me siento nauseosa.
Travis conduce con calma y en silencio, hasta el centro de la ciudad, donde consigue un estacionamiento. Ambos bajamos del coche y no tarda en rodearlo y detenerse a centímetros de mi.
Estoy tan aliviada de haber obtenido una negativa para el cáncer, que la charla posterior todavía no termina de ser procesada por mi cerebro.
Travis entrelaza sus dedos con los míos y caminamos con pasos lentos. Quizás lo hubiéramos hecho más rápido pero, dadas las circunstancias, es mejor así.
—No quiero que te sientas presionado— comienzo a decir—, sé que el médico dio a entender... algo, pero...— Travis me observa y yo miro alrededor, buscando distracciones visuales que me permitan hablar—, no sé si quieres esto y no quiero que te fuerces a participar de algo que... Ya sabes, aquella vez que hablamos, dijiste que no... que no habías... porque no querías hacerlo a la ligera y está bien, lo comprendo— carraspeo—, de todos modos, ni siquiera sé si lo haré.
Me observa por varios segundos.
—Siempre quise ser padre, Ada— murmura y mi corazón parece estar a punto de reventar mi esternón—, y lo sabes. No quiero que tú te presiones a hacer esto con miedo. Tienes la posibilidad pero no tienes que tomarla si no quieres.
—¿Y si es la última?— le pregunto en voz baja—, quiero decir... no esperaban que me quitaran un ovario y lo hicieron. No sé qué pasará el próximo año. Quizás pierda el otro y habré perdido la última posibilidad— digo tomando una respiración profunda—, pero también... también podría repetirse lo que pasó hace tres años y no podría pasar por eso de nuevo, Travis, no sería capaz— admito—, me mataría.
Aprieta los labios y asiente.
—A veces hay que arriesgarse— murmura—, pero tienes que entender que esos riesgos pueden traer soluciones o consecuencias— se detiene y me observa. Aquí, parados en el centro de una avenida transitada, dice—: Yo estaré, Bel. Decidas lo que decidas, me quedaré. No voy a irme si las cosas se ponen feas— promete.
—No puedes asegurar eso, Travis— le digo—. Braun tampoco iba a irse y lo hizo... y no lo culpo, estar conmigo después de eso fue difícil y yo... si tuviera que pasar por eso de nuevo, moriría. No podría soportarlo, ¿lo entiendes?
—Lo hago— dice—, pero podemos buscar otras opciones.
—No puedo adoptar— le recuerdo—, y la subrogación me parece espantosa.
—¿Lo has hablado con tu hermano? — niego—, quizás él pueda hacer algo...
—No. La ley es la ley— murmuro—, y con los rusos siempre ha habido problemas.
Suspira.
—Encontraremos algo— me anima. Me lleva hasta uno de los puestos donde venden algodones de azúcar y compra uno—. Come, estás pálida.
—Me siento pálida— admito—, y quiero vomitar.
—No lo hagas sobre mis zapatos— sonríe—. Vamos a buscar algún lugar para sentarnos.
—Es solo que... he pasado de perder todo a que haya una esperanza y... no lo sé, me asusta— admito—, es tonto.
—No lo es.
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Veneno | SEKS #4
RomanceSERIE SEKS, LIBRO #4 Adabel Pavlov es veterinaria, especialista en serpientes. Cuando la contactan de una reserva ecológica en la misma ciudad el resto del Clan Pavlov vive, decide que es momento de reunirse con su familia y, en el proceso, reconect...